Luego de que se conociera la pelea judicial por maltrato animal que le siguen a una mujer que tenía un mono carayá en su casa en Villa Gobernador Gálvez y que el primate fue llevado por la fuerza pública a la Granja La Esmeralda de la ciudad de Santa Fe, desde la Asociación Civil Protectora Rosario explicaron que la especie está en peligro de extinción y tenerlo en una casa es ser cómplice del tráfico de fauna. “Tener un mono carayá en una casa por más buena que sea la intención que se tenga con el animal es un delito”, sostuvo Verónica López Nordio, presidenta de la entidad.
La activista especificó que los animales de compañía son sólo perros y gatos. “Tenerlo atado a una cadena por más de 10 años es una rara expresión de amor y se están violando las cinco libertades del bienestar animal; de hambre y sed; de incomodidad; de dolor; de lesión o enfermedad y de expresar su comportamiento normal de miedo y angustia”, resumió López Nordio.
La proteccionista dijo que no se puede discutir si el mono carayá es querido o no, sino que hay que hacer referencia que tener un animal silvestre en cautiverio es maltrato animal, en el marco de la llamada ley Sarmiento.
“Tener este animal en una casa es un atentado contra la salud pública, el mono carayá es portador de fiebre amarilla y tuberculosis, es un reservorio de enfermedades”, expresó la presidenta de Protectora Rosario.
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Según contó López Nordio, el hábitat natural del mono carayá es en la provincia de Misiones y aseguró que la ciudad de Santa Fe no es el lugar adecuado.
“Tienen que entender que las especies silvestres no deben ser mascotas. Y se debe trabajar para que no haya un solo mono en cautiverio. Tener un mono carayá en una casa es infringir la ley”, resaltó la proteccionista.
Y concluyó: “Esta mujer que lo tenía viola la legislación, es un delito. Por más amor que le tengan al animal, le están causando un daño irreparable. Es un amor mal encausado”.