José Luis Espert es el candidato a la presidencia más arraigado a la doctrina económica liberal. Luego de superar el piso de las Paso en su primera incursión política con el partido Despertar, medirá sus posibilidades el 27 de octubre con un discurso que propone apertura irrestricta de la economía al mercado, baja en las cargas tributarias y una profunda reforma de la estructura estatal como ejes principales.
En diálogo con El Ciudadano, el economista y consultor analizó la gestión de Mauricio Macri, a la que calificó como “kirchnerismo con buenos modales”, y expuso su modelo político.
Remarcó la necesidad de eliminar las cargas tributarias para el comercio internacional como punto de partida para el crecimiento económico. En ese sentido consideró: “Lo que hay que hacer es abrir la economía al comercio y ver qué sos, ver qué le podés vender”.
Sostuvo que los actuales índices económicos son producto de aplicar modelos que son “la antítesis a lo que hace el mundo al que le va bien”. Por otra parte cargó contra los candidatos con mayor intención de voto, a quienes sintetizó como “demagogos” por hablar de la baja de impuestos sin mencionar lo que harían con el “gasto público”.
–¿Qué modelo modelo proponen como alternativa a la actual crisis económica?
–La única manera de prosperar es el crecimiento, tenemos que venderle cosas a terceros, Argentina es de los países que menos venden al mundo, tampoco les compramos. Lo que hay que hacer es abrir la economía al comercio y ver qué sos, ver qué le podés vender. La experiencia internacional nuestra tiene que ser empezar exportando con lo que más ventaja comparativa tenemos. Después a medida que vas creciendo por ese comercio empezás a desarrollar otras industrias.
–¿A qué responden las dificultades de crecimiento económico sostenido para Argentina?
–Hemos seguido con mucha precisión el manual económico decadente y cavernícola que venimos aplicando hace siete décadas. Lo que nunca aplicamos es el manual de los países que prosperan, a los que les va bien. Sería importante empezar a hacer algún día algo distinto a lo que venimos haciendo. Si argentina vive de la sustitución de importaciones, habría que plantear la idea de hacer otra cosa como por ejemplo comerciar con todo el mundo. Otra opción es, en lugar de tener un Estado de tamaño asfixiante, tener un Estado mucho más chiquito. También habría que apuntar a leyes laborales que promuevan la creación de empleo.
–La lógica de achicar el Estado, ¿la apuntan por una cuestión de principios o por lo que hicieron de ese Estado las últimas administraciones?
–Lo que yo sostengo lo sostengo a partir de lo que veo que hace el mundo comparado a lo que hacemos nosotros. A nosotros nos va mal hace décadas, yo miro al mundo, y veo que le va bien haciendo una cosa inversa. El mundo exitoso tiene un Estado de un tamaño razonable, no del tamaño nuestro. Acá a los que están en blanco los hacemos trabajar siete meses para pagar impuestos. En los países que prosperan la gente trabaja cuatro meses para pagar impuestos.
–¿Cuáles son los impuestos que proponen bajar o eliminar?
–El peor impuesto que hay es el que te impide comerciar con el mundo, porque la base de crecimiento y prosperidad es el comercio. Los dos impuestos que te impiden comerciar con el mundo son retenciones a las importaciones y aranceles a la importación, eso hay que eliminarlo. Después hay que seguir quitando impuestos, siguiendo por el impuesto al cheque, el IVA, bajar ganancias. La demanda por bajar impuestos es enorme, el tema es que la nueva demagogia es decir que vas a bajar impuestos sin decir que vas a bajar el gasto, porque para bajar impuestos tenes que bajar el gasto, y para bajar el gasto tenés que echar ñoquis e inútiles que hay en el sector público.
–¿Puede generar un impacto negativo en la economía interna la quita de aranceles a importaciones?
–La protección de la industria se hace primero teniendo bajos impuestos, después poniendo el dólar caro, pero los aranceles a las importaciones son un curro de los sectores proteccionistas. Ya quedó demostrado en Argentina que los peores salarios se pagan en los sectores más protegidos
–¿Cuál es el modelo de país a seguir?
–Chile, Perú, Colombia, Paraguay. Acá ese conjunto, después podemos mirar a países del norte pero están jugando un partido que nosotros no jugamos.
–Lo que sucede actualmente en Chile, ¿no lo asocian al modelo económico aplicado?
–Eso tiene que ver con otras cuestiones, de hecho lo ha denunciado la OEA. Hay una injerencia venezoloana y cubana con lo que está pasando. No tiene que ver con una cuestión crítica del modelo chileno.
–¿Qué diagnóstico hacen sobre la gestión de Mauricio Macri?
–En plena campaña 2015 cuando escuché declaraciones de Macri y de sus economistas, yo dije «si va a ser como pinta, esto va a ser kirchnerismo con buenos modales». Yo no esperaba cosas muy buenas de una gestión que se planteó en esos términos, nunca esperé mucho de Macri. Económicamente hablando el kirchnerismo continuó gobernando durante el gobierno de Macri, no hubo ningún cambio profundo.
–¿Fue lo correcto acordar con el Fondo Monetario Internacional?
–Cuando un país va a un acuerdo con el Fondo y más aún con el tipo de acuerdo que firmó Argentina, tiene que ver con acuerdos que implican la bancarrota. Terminar en ese tipo de acuerdo ya es una especia de autoproclamación de que uno hay hecho más las cosa. El problema es haber hecho las cosas tan mal como para terminar en un acuerdo con el Fondo.
–¿Consideran compatible el modelo que proponen desde Despertar con los actuales índices de pobreza y desocupación?
–Los niveles de pobreza actual son por culpa del modelo que tenemos, que es la antítesis al modelo que yo sugiero. Todo ocurre como consecuencia de lo que hacemos, la antítesis a lo que hace el mundo que le va bien. Hay que respetar algunas reglas básicas de la economía, como que no podés gravar cualquier cosa, no podés cobrar cualquier impuesto, tenés que tener leyes laborales que protejan el empleo y no vivir de espaldas al mundo. Implica un cambio estructural, pero yo empezaría abriendo el comercio y con una estructura del Estado muy fuerte.
–La crítica al universo sindical, ¿apunta a sus dirigentes o hacia la estructura?
–Tiene que haber una sindicalización empresa por empresa, no puede haber una negociación colectriva tan centralizada como la que tenemos, hay que descentralizarla. Hoy en al Argentina lo que negocia el sindicato de mecánicos en la Ford de General Pacheco, vale también para un taller de cuatro empleados en una ciudad de Tucumán. Ese taller no puede respetar la regla firmada, tiene que haber una descentralización. Hoy hay sindicalistas que hace medio siglo están sentados en sus sindicatos como secreatrios generales. Tiene que haber sindicatos, pero estos no son sindicatos, son mafias que se visten de sindicatos y funcionan como empresarios.
–¿Tienen alguna observación con respecto a la estructura del espacio legislativo y a su funcionamiento?
–Hay que volver a uno o dos senadores por provincias, esto del tercer senador que inventó Alfonsín es un mamarracho. Hay que tener también menos diputados, no puede ser que cada diputado sea una Pyme, ¿cuarenta personas por diputado?, con diez alcanza y sobra.