Un grupo de adolescentes apostados en las vías que cruzan Vera Mujica entre Gálvez y Virasoro llora la muerte de su amigo Jorge Nicolás Canavo. A la 1.30 de este miércoles, el chico de 19 años recibió un balazo en la cabeza frente a su casa, donde funciona una chatarrería. “Pasó como pasa siempre: pasan y tiran”, dijo un pibe con lágrimas en los ojos, como resignado a una lógica violenta. Desconcertados por la muerte repentina sólo se limitaron a contar que Jorgito “era un amigazo, un pibe bueno y trabajador”.
La merma de movimiento en Rosario, motivada por el paro general, parecía acentuar la atmósfera fúnebre en esa cuadra de barrio San Francisquito. Rostros serios acompañaban el luto de la familia Canavo que, cobijada en la puerta de su casa por un prolijo altar del Gauchito Gil, intentaba asimilar la muerte de Jorgito. “No vamos a hablar”, invitó a retirarse a los cronistas de El Ciudadano una mujer, luego de unos segundos de deliberación con sus familiares.
Los datos duros de los partes policiales detallan que Jorge Canavo recibió un balazo en la cabeza hacia la 1.30; un amigo precisó que fue en el momento en que llegaba a su casa, a metros de la intersección con calle Gálvez, deslizando que fue el marco de una emboscada. Aun así no estaba claro si el o los tiradores llegaron en moto o en auto o si fue una balacera contra la vivienda. Lo cierto es que Canavo fue trasladado por vecinos al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez y falleció a las 4 de la mañana.
“Se solicitó la intervención de gabinete criminalístico de Policía de Investigaciones para el levantamiento de rastros en la escena del hecho, donde secuestraron vainas servidas nueve milímetros enviadas a peritar a balística; se solicitó toma de testimonios y relevamiento de cámaras y medidas en reserva sobre vehículos indicados en participación en el hecho”, dijeron desde la Fiscalía Regional. La fiscal Marisol Fabbro quedó a cargo de la investigación.