El Concejo deliberante de la ciudad de Gálvez, en el departamento San Jerónimo, sesionaba este jueves con custodia policial en medio de un clima tenso con los trabajadores municipales, que llamaron a un paro total para este viernes y el lunes próximo. El malestar es por la decisión del Ejecutivo de revertir el pase a planta de 56 empleados efectivizado al final de la anterior gestión y el pedido del actual intendente, Mariano Busso, de declarar la emergencia económica y social en el municipio frente a una abultada deuda que, argumenta, le dejó su antecesor Mario Fissore.
El lunes último, durante una conferencia de prensa en el palacio municipal junto a su gabinete, Busso, electo por el Frente Unidos para cambiar Santa Fe, señaló que la deuda del municipio asciende a unos 600 millones de pesos. Allí también confirmó que había dejado sin efecto 56 pases a planta permanente que el peronista Fissore. Agregó que fue el 14 de septiembre pasado, «cuatro días después de las elecciones generales, en un acto de irresponsabilidad absoluta y retroactivos al mes de agosto». Eran trabajadores, dijo, que estaban «en un plan de empleo”.
El flamante intendente, además, avisó que no se iba a pagar los jornales no trabajados durante el paro decretado por el gremio municipal Soem el día de su asunción, el 10 de diciembre del año pasado. Respecto de los pases a planta, agregó que fueron «sin tener los cargos creados ni el presupuesto», y sin el mencionado «proceso de evaluación del personal… sin concurso previo, solamente a dedo”.
En ese mismo momento, ratificó el envío al Concejo del pedido de declaración de emergencia social y económica. “Nos permitirá, entre otras cosas, tomar fondos extraordinarios de coparticipación a devolver en 24 o 48 cuotas al gobierno provincial, quien nos está dando una ayuda enorme desde que asumimos”, señaló el intendente. Y reseñó el estado del municipio. Según sus cuentas, hay una deuda de 280 millones de pesos en sueldos y otra superior a los 200 millones de pesos a proveedores. «La deuda hoy financiera del municipio es dos veces y media la masa salarial», comparó. Y agregó el mal estado de los bienes públicos: «Nos encontramos con un solo regador en funcionamiento de los cuatro que hay, ninguna de las tres motoniveladoras funciona, las dos barredoras se encuentran en el taller para sus respectivos arreglos y hay cinco tractores corta césped tirados en un galpón”.
Poco después, el sindicato municipal Soem emitió un comunicado bajo el título “¿La culpa la tienen los trabajadores?”. Allí reprocha que los empleados públicos locales son “nuevamente el pato de la boda» y que el «Ejecutivo de turno» vuelve a tomar medidas «en contra de los derechos básicos cubiertos por leyes”. El texto rechaza que “el desfasaje económico y financiero que vive históricamente el Municipio de Gálvez» sea «cubierto con achicamiento del salario de 56 agentes de planta permanente, contemplando la posibilidad que a corto plazo los mismos sean despedidos, visualizando los políticos de turno la idea privatista de los servicios”.
Con ese clima, este martes el Concejo intentaba tratar el pedido de emergencia. Referentes de los trabajadores se acercaron a la sede del cuerpo deliberante. Allí, los atendieron en el patio porque, les dijeron, había un «corte de luz».
De todos modos, continúa firme el paro total para viernes y lunes próximo. Y la semana que viene los trabajadores irán al Ministerio de Trabajo provincial a plantear el conflicto. Lo que le pidieron a los concejales es que pasen a comisión el anulamiento de los pases a planta y den un tiempo para abrir negociaciones. Dijeron que pueden aportar propuestas para incrementar los ingresos del Municipio, aliviar la situación económica y así evitar despidos.