Rusia inició en la madrugada de este jueves una serie de bombardeos en toda Ucrania, incluyendo la capital Kiev, e incursiones terrestres en varios puntos del territorio que ya han causado las primeras bajas, varias de ellas civiles.
El inicio de las acciones fue condenado firmemente por gran parte de la comunidad internacional «occidental» y por el Gobierno de Ucrania, que rompió sus relaciones diplomáticas con Moscú, prometió defenderse y reclamó ayuda internacional para que se fuerce a Moscú a respetar la paz.
Los esfuerzos diplomáticos de las últimas semanas y la imposición de sanciones occidentales contra Rusia no bastaron para disuadir al presidente ruso Vladimir Putin, que había desplegado entre 150.000 y 200.000 soldados a lo largo de las fronteras de Ucrania desde hacía semanas.
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— Conflict News (@Conflicts) February 24, 2022
«He tomado la decisión de una operación militar», declaró el mandatario en un discurso televisado de madrugada, en el que aseguró que no buscaba la «ocupación», sino «una desmilitarización y una desnazificación» de Ucrania y la defensa de los rebeldes prorrusos del este del país, según reprodujo la agencia de noticias AFP.
Poco después empezaron a escucharse explosiones en varias ciudades de Ucrania, desde Kiev hasta Járkov, su segunda ciudad en la frontera con Rusia. También en Odesa o Mariúpol, a orillas del mar Negro y el mar de Azov.
Las sirenas de aviso de bombardeos se activaron en la capital, en Odesa y en Leópolis (Lviv), donde Estados Unidos y otros países habían desplazado sus embajadas.
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El ejército ruso aseguró que estaba atacando instalaciones militares ucranianas con «armas de alta precisión», y aseguró que había destruido los sistemas de defensa antiaérea y dejado «fuera de servicio» las bases aéreas de Ucrania.
El ejército ruso dijo además que los separatistas del este están avanzando y tomando el control de territorios.
Kiev anunció que más de 40 soldados y una decena de civiles ucranianos murieron. También confirmó que ya hubo incursiones terrestres de las fuerzas rusas por el norte, desde Rusia y Bielorrusia, pero también por el sur en la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
Bielorrusia, aliada del Kremlin, aseguró no estar participando en la operación.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, anunció una ley marcial en todo el país, pero pidió a la población no entrar en pánico. También urgió a la comunidad internacional a crear una «coalición anti-Putin» para forzar a Moscú a respetar la paz.
En paralelo, el mandatario decidió cortar las relaciones diplomáticas con Rusia, que se habían mantenido pese a la delcaración de independencia y anexión de Crimea en 2014.
«Las fuerzas ucranianas llevan a cabo encarnizados combates. El enemigo ha sufrido pérdidas importantes que serán aún más importantes», dijo también Zelenski, que prometió «infligir el máximo de bajas» a las tropas rusas. El ejército ucraniano aseguró haber matado a 50 ocupantes rusos y abatido cinco aviones y un helicóptero en el este del país.
Las autoridades ucranianas cerraron el espacio aéreo a la aviación civil por motivos de seguridad, mientras que Rusia cerró el transporte marítimo, a la vez que aseguró que los civiles de Ucrania «no tienen nada que temer».
En medio de la noche, el tráfico de la capital era el propio de las hora pico. Vehículos llenos de familias buscaban salir de la ciudad, hacia el oeste, lo más lejos posible de la frontera rusa, situada a 400 km.
En su mensaje televisado, Putin había instado a los soldados ucranianos a deponer las armas y justificó su ataque por el supuesto «genocidio» de la población rusoparlante en el este de Ucrania.
Reacciones
Las reacciones al inicio de la invasión no se hicieron esperar. El prsidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó a su par ucraniano Zelenski para expresarle su «apoyo», condenó «el ataque no provocado e injstificado por parte de las fuerzas militares rusas» y aseguró que «el mundo hará responsable a Rusia».
«El presidente Putin ha elegido una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas y sufrimiento humano», remarcó Biden, que se reunirá virtualmente con los líderes del G7 este jueves a las 11 (hora argentina).
También hay previstas reuniones de emergencia de los dirigentes de la Unión Europea y de la OTAN. El jefe de la alianza militar, Jens Stoltenberg, denunció el «ataque irresponsable y no provocado (…) que pone en riesgo incontables vidas civiles».
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, advirtió que «Rusia se enfrentará a un aislamiento sin precedentes» y prometió «el más robusto y más severo paquete de sanciones que jamás hayamos adoptado».
China, cercana a Rusia, indicó que estaba «siguiendo de cerca» la situación e instó a las partes a «la moderación».
El jefe de Naciones Unidas, Antonio Guterres, aseguró que era «el día más triste» de su mandato.
Las tensiones militares entre Rusia y Ucrania escalaron en los últimos meses desde que Moscú comenzó a acumular a decenas de miles de soldados en la frontera entre ambos países.
El alerta pasó a rojo esta semana luego de que Putin reconociera por decreto la independencia de dos provincias separatistas y rusoparlantes del este de Ucrania, Lugansk y Donetsk, que son fronterizas con Rusia, y de que el Senado ruso autorizara al gobierno a usar la fuerza militar en el extranjero.
Más de 14.000 personas murieron en Ucrania en combates entre el Ejército y las milicias de las dos provincias separatistas desde que estas se declararan independientes, en 2014.
Ahora las Naciones Unidas advirtieron que habrá una oleada de víctimas fatales en la ofensiva, que según Moscú ya destruyó 74 objetivos militares. “Los proyectiles de alta precisión destruyeron además 11 bases aéreas, tres centros de mando, una base naval y ocho radares de sistemas antiaéreos, entre otras instalaciones militares”, publicó el portal ruso Sputnik, citando al vocero del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashenkov.
Konashenkov comunicó también el derribo de un helicóptero de combate y cuatro drones de ataque Bayraktar TB2, de fabricación turca.
El portavoz indicó que un avión Su-25 de la Fuerza Aeroespacial de Rusia “sufrió un accidente”, sin precisar el lugar exacto. El piloto, agregó, se catapultó, está vivo y regresó a su base.
En tanto, tropas rusas tomaron el control de la central nuclear de Chernobil, escenario del desastre atómico en 1986, confirmó el gobierno ucraniano.
“Después de este ataque absolutamente insensato de los rusos, no es posible decir que la planta nuclear esté a salvo. Esta es una de las mayores amenazas para Europa actualmente”, indicó Mijailo Podoliak, consejero en jefe de la Presidencia de Ucrania.
Horas antes, el presidente Volodimir Zelenski había informado que militares de ucranianos estaban “sacrificando sus vidas” para evitar perder el control sobre la ex planta nuclear, ubicada a 134 kilómetros de la capital Kiev.
Un asesor del Ministerio del Interior, Anton Gerashchenko, alertó de que, en caso de que sufra daños la instalación donde se almacenan los desechos nucleares, el material radioactivo podría extenderse también por países de la Unión Europea, consignó la agencia de noticias Europa Press.
Ante ello, el Organismo Internacional de Energía Atómica (Oiea) indicó en un comunicado que seguía la situación “con gran preocupación” y pidió “la máxima moderación para evitar cualquier acción que ponga en peligro los sitios nucleares del país”.
“Es de vital importancia que las operaciones en esta zona no se vean afectadas o interrumpidas de ninguna manera”, insistió eñ director general de la Oiea, Rafael Grossi.
Otro punto estratégico puesto bajo control por las tropas rusas es el aeropuerto de la ciudad de Gostomel, localizado a tan solo 36 kilómetros de la capital.
En un mensaje grabado en video, Zelenski dijo que el aeropuerto internacional de cargas había caído bajo control de las fuerzas invasoras, pero aseguró que una operación para recuperarlo ya estaba en marcha.
Según Zelenski, una incursión de paracaidistas rusos en la ciudad de Gostomel fue “bloqueada” y las fuerzas ucranianas “recibieron la orden de aniquilar” a los paracaidistas.
El aeropuerto de Gostomel es propiedad de la compañía estatal Antonov, de construcción de grandes aeronaves.
Antes, guardias fronterizos ucranianos habían confirmado que tanques rusos entraron en el país en dirección sur desde la frontera ucraniano-bielorrusa y se dirigían hacia Kiev.
Con todo, las hostilidades volvieron a estallar dramáticamente este mes en la línea de separación entre las tropas de Ucrania y las fuerzas de las provincias separatistas, en la peor ola de violencia tras los Acuerdos de Minsk suscriptos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, para una solución política del conflicto.
Rusia reaccionó el lunes reconociendo la Independencia de ambas provincias, que habían declarado en mayo de 2014 tras desconocer a las autoridades surgidas de lo que acusaron como un golpe de Estado en Kiev, en 2014, que cesó el mandato del presidente Víktor Yanukóvich.
Desde entonces no cesa el conflicto entre el gobierno central y milicias de los dos territorios, hasta la operación rusa en Ucrania para “desmilitarizar” y “desnazificar” el este, que analistas estiman que será “corta” y “quirúrgica”, sin intenciones de ocupación permanente.