Mariano Suárez – Télam
La correntina Teresa Parodi refrendó su probado oficio de compositora en su nuevo álbum, Retrato de familia, disponible en todas las plataformas digitales, que incluye una docena de creaciones de diferente temperamento, pero que demandan una escucha con ánimo de concentración y preparación para el goce ajeno a las estridencias que suelen ayudar a la circulación de la música.
«La música, y el arte todo, siempre puede ser un refugio. Un espacio para la creación de comunidad. Creo que la música es protagonista de la vida y eso está presente siempre en mis discos», explicó Parodi a Télam en un encuentro previo al lanzamiento del material.
Parodi, de 75 años, ha construido una extensa trayectoria como intérprete y compositora y, en lo que da cuenta de su dimensión, su obra fue replicada y multiplicada por otras voces de la canción latinoamericana. En Retrato de familia la artista revela que su caligrafía no se ha oxidado y que, después ya de una cantidad incontable de discos, tiene todavía qué decir.
«El material nació de las reuniones familiares, donde advertí que los músicos de mi familia conocían mi repertorio y allí nació en sentimiento de comunidad para trabajar con ellos. La música es el retrato de nuestra familia; atravesó generaciones, se volcó hacia distintas formas, pero es sin duda nuestro lenguaje común, el idioma en el que hacemos pie. Por eso este es más que un disco para mí: es un encuentro circular entre mis canciones, mis hijos, nietas, nietos y todas las personas amorosas que hacen posible mi música y que por eso también son mi familia», dijo la cantautora.
En el álbum, además de los músicos estables que acompañan a la correntina, aparecen las colaboraciones de sus familiares: Camilo Parodi (bajo), Emilia Parodi (piano, teclados, sintetizador y arreglos), Ezequiel Parodi (guitarra) y Lautaro Parodi (guitarra, ronroco y charango). La producción musical estuvo a cargo de Manu Sija.
Retrato de familia ya había tenido un anticipo con la difusión de un simple, «Donde quiera que van», una canción que refleja la insurrección de los feminismos con una mirada que no está en la coyuntura sino en las primeras luchadoras que, «de forma más individual», prepararon las condiciones para las conquistas sociales de este tiempo.
A modo coral se sumaron a la canción las voces de Lula Bertoldi, Ivonne Guzmán, Nadia Larcher, Ana Prada y el grupo Otra Ronda.
Retrato de familia comienza con «Flor abierta», una composición de escucha sencilla, de melodía clara, sin los componentes artificiales que a veces contiene un tema de apertura.
Parodi exhibe, como tantas veces, su destreza para llevar a la canción experiencias e historias concretas: aquí lo hace en «Cantiga para Dominga», inspirada en una mujer que luchaba contra sus penas», pero hay letras más espontáneas, como «Paisaje». «A veces la letra y melodía simplemente irrumpen y sólo hay que dejar hacer», explicó la autora.
La inflexión del disco aparece a mitad de recorrido cuando la gracia litoraleña cede paso a una canción morosa, heterodoxa, que construye su potencia por acumulación, y que rinde homenaje a un poema del chileno Pablo Neruda. Es «La Mamadre». Podría imaginarse todo el recorrido previo del disco como una construcción de ese momento de atención, tensión y ternura.
Pero Retrato de familia por suerte no se agota allí: la guitarra (y la composición musical) de Juan Falú aparecen en «Zamba por la Natalia», la voz de Fernando Barrientos en la «Vidala para el amor sincero», la de Marta Gómez en «La canción con luna» y las de Víctor Heredia y León Gieco en «Siempre viva».
En «Los dos solitos», en sociedad con Popi Spatocco, aparece un recuerdo a Mercedes Sosa, Fabián Matus, inspirado en un texto del periodista Mariano Del Mazo.
El final, en un registro esperanzador, la correntina lo cierra con «Quiero la vuelta», porque la existencia, parece decirnos, es una forma de persistencia y, en esa condición, dice Parodi «hay también una vuelta más para mí».
«Para hacer música popular -propuso años atrás Parodi- no hay moldes y eso es justamente lo que la salva; aunque sé que hay gente que cree que se debe tocar de una sola manera, pero yo, y lo digo sin sentenciar, en eso no creo». En Retrato de familia Parodi es fiel a ese postulado.