Search

Terminar la secundaria: una vuelta en la vida de jóvenes y adultos con gusto a futuro

Una treintena de mujeres y varones cursan en el Distrito Noroeste y son parte de un universo de 300 personas, quienes acompañadas por el programa Nueva Oportunidad, inauguraron este año el bachiller virtual en ciencias sociales de la UNR. Algunos protagonistas contaron su experiencia en este desafío

Pudieron haber mil motivos justificados por los que se deja algo pendiente, lo cierto es que esa etapa sin concluir no deja de aparecer como recordatorio de algo que falta y que es necesaria tachar para seguir. El paso del tiempo hace que a la obligación se le sumen los miedos. Justamente, esto es lo que vencieron una treintena de mujeres y varones, de entre 18 y 50 años, para animarse a terminar la educación obligatoria a través de la Secundaria Virtual Otra Vuelta de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La mayoría llegó a través de organizaciones sociales e instituciones públicas que trabajan con el Programa Nueva Oportunidad de la Municipalidad de Rosario. Y dos veces por semana asisten al aula Estación Digital del Centro Municipal de Distrito Noroeste Olga y Leticia Cossettini. Esta experiencia seguro habría dejado conforme a estas hermanas, reconocidas maestras y pedagogas, que desafiaron la educación tradicional en el siglo XX.

El aula Estación Digital es vidriada, abierta a la comunidad y está a la vuelta de la entrada principal del Distrito, en avenida Provincias Unidas 150 bis. Tiene una mesa larga en el medio con computadoras, pero con espacio para escribir sobre cuadernos y mira a una pantalla gigante.

Foto: Franco Trovato Fuoco.

 

Los martes y jueves de 14 a 17 se transforma en el espacio exclusivo donde la profesora Natalí Porporato junto a los acompañantes territoriales Nicolás Re y Melina Zapata reciben a los alumnos y alumnas para dar el plan de estudios del Bachiller orientado en Ciencias Sociales.

Brisa, sentada casi a la mitad de la mesa, contó que llegó a través del Centro de Convivencia Barrial (CCB) Ludueña Sur. Uno de los factores principales para animarse fue que podía llevar a su beba de 6 meses. «Es una oportunidad que en otro lugar no tendría».

Con su hija upa explicó que también son accesibles los horarios, es 30 por ciento presencial y 70 virtual. La joven sacó el celular y empezó a mostrar de qué se trata: «Tenemos un foro donde nosotros somos el aula E en el que vamos subiendo los trabajos. También hay un grupo de Whatsapp para consultar. Uno de los trabajos fue una reflexión sobre los derechos. En clase se debate, repasamos y hablamos sobre cada una de las cosas que tenemos de tarea». Y resaltó la contención por parte de la profe y los acompañantes.

«Todos estamos acá porque anhelamos terminar el secundario, poder llegar a tener un trabajo estable. Yo más que nada porque tengo a mi hija ahora, el hecho de que ella esté en mi vida me empuja a tener el título. Si bien ya lo quería, teniéndola, es un bien para ella también», reflexionó Brisa.

Foto: Franco Trovato Fuoco.

 

En el curso, hay dos varones. Isaías explicó que se enteró porque en su trabajo un churrero le contó que su hijo estaba estudiando en un programa de la UNR. «Me ayudó bastante porque me queda cómodo para las horarios de estudio y por mi trabajo. Al principio tenía bastante vergüenza, pero son todos muy buena onda. Después si se puede abogacía», dijo y la sonrisa se le hizo más grande.

Cerca de Isaías estaba Débora que completó «para que se abran puertas» y los dos acordaron que el título secundario es fundamental porque muchas veces las puertas se cierran, justamente, por ese motivo.

Débora como otras alumnas, trabaja en un centro comunitario donde hace la copa de leche y la merienda. De ahí les llegó la propuesta de inscribirse en la secundaria virtual Otra Vuelta. «Tenía ganas de terminar la escuela porque es algo fundamental para nosotros y también para nuestros hijos», y sumó que hay otras alternativas pero los hijos, el trabajo y la casa hace que los horarios y los días de cursado no sean viables.

«El primer día venía con otra expectativa, desde afuera pensaba que era sentarse en el banco, prestar atención al pizarrón. Tenía un poco de miedo, vergüenza también porque hacía muchos años que no iba a la escuela y no sabía con qué me iba a encontrar. Era como empezar de nuevo. Al llegar y ver que éramos muchas mujeres casi todas de la misma edad con chicos, con miles de problemas parecidos, la verdad que me sentí muy acompañada. Los profes son re buena onda y siempre nos están incentivando a seguir», explicó.

Rodeada de otras alumnas, de nenes, nenas y cochecitos, Débora resaltó algo que se nota con sólo pasar unos minutos en el aula. «Nos recibimos la una a la otra muy bien, saber que somos compañeras, que no hay diferencias más que venir a aprender y salir adelante, es lo que nos alienta a seguir viniendo», cerró.

Al servicio de la educación
Foto: Franco Trovato Fuoco.

 

La treintena de mujeres y varones que cursan en el Distrito Noroeste son parte de un universo de 300 personas que inauguraron este año el bachiller a distancia de la UNR, que no sólo trabaja con el Nueva Oportunidad en seis de los 11 espacios que abrieron para permitir terminar la secundaria. En los restantes, la Universidad tejió lazos con otras organizaciones sociales y tiene aulas para no docentes en una búsqueda constante de estar presente en la mayor cantidad de espacios posibles.

Otra Vuelta, acompañada por el municipio a través del Nueva Oportunidad, se dicta en seis aulas ubicadas en el Distrito Noroeste, en el Centro de Convivencia Barrial Los Cedros de zona norte, en dos de zona oeste, en el barrio Parque del Mercado y en Casa Esmeralda de la Ciudad Universitaria La Siberia. Merece ser resaltada esta transversalidad de instituciones tanto públicas y privadas que hacen posible a la ciudadanía ampliar y restituir su derecho a la educación pública.

La subcoordinadora de Gabinete de la UNR, Carina Gerlero, está al frente del bachiller Otra Vuelta y no sólo capacitaron al profesorado y acompañantes territoriales desde la Escuela de Ciencias Sociales, también reconocieron con un cargo a esta última figura. Una deuda que comienza a ser saldada con los hombres y mujeres que son el nexo del Estado para con los jóvenes y adultos, que los contienen y que están en los barrios.

La única condición de inscripción fue ser mayor de 18 años y por dos años y medio transitarán por cinco módulos, en una modalidad semipresencial. En estas seis aulas participa Comunidades Digitales, un proyecto que involucra a tres actores fundamentales como son el Nueva, el Polo Tecnológico y la Asociación Civil Nodo TAU, y que tienen 60 espacios con 600 participantes en las capacitaciones de inclusión digital abiertas a la comunidad en distintos puntos de Rosario.

Víctor Zapata es coordinador en Comunidades Digitales y fue detallando esta interrelación entre el Polo Tecnológico que es el receptor de los equipos en desuso de las empresas y ofrece capacitaciones. Esos equipos llegan a la Asociación Civil Nodo TAU, sus integrantes los restauran, los instalan y hacen el soporte técnico.

Desde el Nueva hacen el puente con las organizaciones barriales para instalar las Comunidades. En el caso del Bachiller Otra Vuelta, son seis computadoras en cada aula.

«En 2019 en el Nueva Oportunidad –en ese momento era un programa provincial– teníamos 18.000 pibes y el 70 por ciento no había terminado la secundaria. Se trabaja con distintos formatos para terminar la secundaria como pueden ser los Eempa, el Plan Fines, pero esta modalidad tiene mucha aceptación entre los jóvenes por muchos factores que incluyen los días de cursado, la cantidad de horas y hay una estructura más relajada porque pueden llevar a sus hijos. Muchas veces dejan de cursar para no dejar los trabajos informales como puede ser el cartoneo», enumeró Víctor sobre lo que percibió en lo que va del cursado.

Otro factor no menos importante es el acceso a través del celular al campus de la Universidad – Plataforma Comunidades para que los y las alumnas puedan cursar el resto de los días y subir sus trabajos desde su casa. Para quien no tenga una computadora o una conexión estable a Internet es fundamental para el cursado.

«Es la primera escuela virtual de una universidad a nivel nacional abierta a la comunidad y que reconoce al acompañante territorial, es muy importante», fue lo que más repitió con orgullo Víctor.

 

10