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Terminó con condena el juicio a un comisario por faltantes en dos seccionales

Horacio Germán Scifo purgará en libertad tres años de prisión y otros cinco de inhabilitación para ejercer cargos públicos por la desaparición de un chaleco balístico y una escopeta que no informó a sus superiores. Cerca de 30 testigos fueron citados al debate

El comisario Horacio Germán Scifo, de 47 años, fue condenado a tres años de prisión condicional y a otros cinco de inhabilitación para ejercer cargos públicos por delitos vinculados al faltante de armamento en dos seccionales de Rosario durante períodos que estuvieron a su cargo, entre 2013 y 2014. La pena fue dispuesta por la jueza Isabel Mas Varela al término de un juicio oral por el que pasaron unos 30 testigos, en su gran mayoría efectivos de las fuerzas, e impulsado por el fiscal Fernando Dalmau, quien había solicitado una condena mayor y de ejecución efectiva por incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento por omisión de denuncia, en dos hechos. El acusado se declaró inocente desde el inicio de la investigación e incluso llegó a debate oral tras negarse a alcanzar un acuerdo abreviado con la Fiscalía.

Además de la condena y la inhabilitación, la jueza Mas Varela le impuso al comisario una serie de reglas de conducta que deberá cumplir durante los tres años de la pena, que purgará en libertad. Así se refirió a las pautas de rigor, como establecer un domicilio fijo y someterse al control post penitenciario, pero también a que deberá abstenerse de abusar de bebidas alcohólicas, de consumir estupefacientes y aclaró que no podrá tener ningún tipo de contacto con armas de fuego.

El debate oral comenzó el miércoles 25 de septiembre por dos hechos que describió el fiscal de la Unidad de Investigación y Juicio Dalmau, quien continuó una pesquisa iniciada en 2013 por el ex fiscal Fernando Rodrigo.

Scifo fue acusado de ocultar el faltante de una escopeta marca Magtech calibre 12.70 en su calidad de jefe de la seccional 18ª –que ejerció entre agosto de 2013 y marzo de 2014– y de no realizar la denuncia pertinente para su recuperación. El segundo hecho que le achacaron fue el faltante de un chaleco balístico marca América blindaje talle L. en su destino siguiente, la comisaría 16ª, que tuvo a su cargo sólo 11 días, hasta el 25 de marzo de 2014, cuando le designaron la jefatura de la oficina de sumarios administrativos. Por ambos hechos fue encontrado culpable.

El debate duró varios días y desfilaron al menos 25 agentes policiales de distintas jerarquías, algunos ya jubilados, entre ellos inspectores de zona, personal de la oficina de Asuntos Internos y de la División Judiciales que comenzaron con el sumario interno dentro de la Fuerza. También declararon los dos comisarios que le hicieron entrega de su cargo en las seccionales 18ª y 16ª y los dos jefes que lo sucedieron, que fueron quienes radicaron la denuncia por los faltantes.

En el primer hecho, el comisario saliente (Humberto Bonaldi) dijo que le entregó la comisaría a Scifo con tres escopetas y su sucesor (Gustavo Daniel Bella) que la recibió con dos, mientras que en el segundo hecho, el jefe saliente (Carlos “Gringo” Schmidt, preso en el penal federal de Marcos Paz por colaborar con la banda narco de Walter Jure y declaró por videoconferencia) aseguró haberle entregado cinco chalecos balísticos mientras que (Fabián Fantín) cuando lo sucedió aseguró haber recibido sólo cuatro. Sus declaraciones están reflejadas en las actas, que fueron exhibidas durante el juicio y corroboradas por los inspectores de zonas respectivos, uno de los cuáles dijo no recordar si presenció el momento donde se realizó el acta de inspección o si la firmó un empleado, dijeron fuentes judiciales.

Durante la audiencia, una de las subordinadas de Scifo en la seccional 18ª, Evangelina Benavento, recordó que cuando el comisario tomó el mando había tres armas y que se enteró por boca de su jefe, en diciembre de 2013, que faltaba una. La mujer dijo que Scifo le comentó en privado sobre el faltante y además les dijo que sospechaba que habían entrado a su despacho de la oficina de al lado. La uniformada agregó que su jefe le pidió que no diga nada, que él se iba a ocupar de solucionarlo. Por eso dijo que no realizó las denuncias, “porque él me ordenó que no dijera nada”. El mismo argumento expusieron varios empleados de esa dependencia citados como testigos, tras declarar que estaban al tanto que había faltado una escopeta.

Por esa causa también declararon dos vecinas. Una mujer que dijo ser ama de casa testificó que en el barrio se escucharon “rumores” de venta de armas de personal de la Policía, como también de venta de autopartes, describieron voceros de la Fiscalía para agregar que otra testigo, en su calidad de comerciante, recordó que durante la gestión de Scifo el barrio estuvo más tranquilo que nunca, y se podía salir a tomar mates a la vereda. Pero también mencionó una conversación de un policía que trabajaba en esa seccional, apodado Gonzalito, a quien dijo que escuchó hablar sobre el faltante del arma con otra persona. El efectivo al quien hizo referencia no puede declarar porque falleció.

Chaleco

En relación al chaleco balístico que desapareció de la seccional 16ª, el comisario Fantín dijo que al notar el faltante le preguntó a Scifo, que le respondió que lo tenía su antecesor Schmidt. Fantín dijo que en respuesta le expresó que se negaba a recibir la comisaría en esas condiciones y que tuvo que hacer un acta para informarle a su superior.

Inocente

La defensa del comisario estuvo a cargo del abogado José Luis Giacometti quien reiteró en varias oportunidades que en ninguno de los dos hechos hubo “dolo”. Más bien, el letrado mencionó que se trató de un “gran desorden administrativo”, propio de las comisarías. En ese sentido expresó que la realidad de lo que pasa en una dependencia policial no es lo que dice la reglamentación. Y agregó que los reglamentos tienen razón pero se cumplen a medias o no se cumplen. Así mencionó la declaración de un inspector de zona que dijo no acordarse si constató él o su empleado la cantidad de armas que había en un traspaso de jefes pero que se hacía responsable si estaba su firma en un papel. De esa manera refirió que “así surgen los errores” que hay en las actas, porque los comisarios firman, “ponen el gancho” a veces sin saber que están firmando, confían en el personal bajo su cargo.

En relación al chaleco balístico, Giacometti dijo que fue un hecho aún menor. Aclaró que Scifo estuvo solo 11 días a cargo de la seccional 16ª, que recibió los chalecos y cuando se dio cuenta que faltaba uno, lo empezó a reclamar de forma permanente a la persona que realizó el acta de entrega. “Confió en su compañero”, dijo el abogado para aclarar que pruebas no hay, que es palabra contra palabra. En ese sentido, dijo que su cliente se presentó ante la Justicia administrativa, fue sancionado y acusado por no haber controlado debidamente lo que firmó y la provincia le descontó el dinero de su salario y lo sancionó con suspensión, una falta grave que le impidió futuros ascensos.

Por eso, si bien asumió que Scifo omitió dar cuenta que faltaba un chaleco, en el peor de los casos es una conducta negligente para “aguantar a sus compañeros”, pero no dolosa.

A su turno Scifo declaró ser víctima de una persecución personal por partes de colegas en las denuncias en su contra y recordó el daño en su vida privada que eso le ocasionó. El comisario dijo que sólo le faltan 14 materias para recibirse de abogado, y que en 2013 un hermano suyo se suicidó. También mencionó los 12 mil pesos que le descontaron por el faltante de chaleco y se declaró inocente. Ayer, la jueza Mas Varela lo condenó y se presume que apelará la resolución.

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