Conectado con varias generaciones de rosarinos desde su lugar de periodista deportivo en la otrora poderosa pantalla televisiva, Miguel Tessandori apuesta todo ese capital acumulado en su rol de concejal. Su perfil histriónico y su capacidad comunicacional lo siguen acompañando en su recorrido por la política y está decidido a no dejar pasar la oportunidad. “Yo no vine a la política para ser un relator o un comentarista”, señaló y recordó que su bloque en el Concejo es el que más proyectos presentó en el año 2022. En el diálogo con El Ciudadano, el ex periodista deportivo explicó que muchas veces no se entiende los límites de sus atribuciones como concejal y no negó que lo entusiasma más lo ejecutivo, aunque no se animó a confirmar una futura postulación a la intendencia. “Seguramente van a venir las ofertas”, deslizó sugerente. En línea con su discurso de campaña, pidió recuperar el orgullo de ser rosarino y les reclamó, tanto al gobernador Perotti como al intendente Javkin que peleen por los intereses de la ciudad frente a la Nación.
—¿Cuánto tiempo pasó desde que te sumaste a la actividad política?
—Desde que empecé la campaña, un año y 5 meses. Agosto de 2021.
—¿Podés hacer un balance desde la expectativa que vos tenías en ese momento?
—El balance para mí es positivo. Primero poque era algo que yo no conocía en la intimidad. De alguna manera era una aventura que me había propuesto desde el aspecto personal, por supuesto con toda la responsabilidad posible. Pero como las relaciones humanas me interesan mucho y como el conocimiento más, me adentré profundamente, tuve la gran suerte de conseguir dentro del Concejo un grupo de asesores que me ayudó muchísimo y con gran conocimiento de los temas. Entonces abrimos un abanico general, a mí me tocó integrar comisión de Obras Públicas, de Educación y Cultura, y de Deportes y Turismo, pero paralelamente mi compañera de bloque integró Seguridad y Salud, es decir que cubrimos un espectro bastante amplio y además participamos, como todo concejal, de las otras comisiones. De a poco fui metiéndome en la conversación, tratando de conocer cómo se comportaban los otros bloques mayoritarios. Empecé a conocer cuáles son las posturas de cada uno y, sin entrar a considerar algunos roces que hemos tenido, he logrado mucho respeto dentro de los compañeros concejales, o colegas, o correligionarios (risas), que me dieron la seguridad de que lo que estamos haciendo es bueno, que nos hemos hecho notar y que estamos en crecimiento.
—El perfil que conocíamos tuyo a través de la tele remite más a un hombre ejecutivo, y en el Concejo la mecánica es más de elaborar consensos, acercar posiciones y esperar resultados a más largo plazo, ¿cómo te llevás con eso?
—Me parece que el Concejo tiene demasiadas voces. Lamentablemente, por producto de las divisiones de cada uno de los sectores. Nosotros tenemos 28 concejales y 14 jefes de bloque, no puede ser que en un bloque de 6 concejales tengan tres cabezas de bloque. Alguna vez Juan Domingo Perón dijo que si no querés que pase nada armes una comisión. Y nosotros tenemos 15 comisiones, aunque pasan cosas, pero las comisiones se han transformado en un proceso paquiderérmico, lento y previsible. Hemos pedido más ejecutividad de la que hay. Hemos tratado, con una serie de voces allí coincidentes, que se agrupen cosas que son de todos los días, por ejemplo sacar un árbol, arreglar una vereda, poner una luz, para que no se demoren tanto las cosas, y siempre te encontrás con que el oficialismo de alguna manera monitorea y frena ese tipo de disposiciones. Hemos creado un aspecto de celeridad que a veces no responde. Tipifico en un caso: nosotros pedimos informes, por ejemplo, de la Dirección Provincial de Vivienda, para ver qué se hizo en 10 años, que sabemos que no se hizo una vivienda. Queríamos saber por qué hay tanta cantidad de gente y qué se ha hecho con el dinero. Hasta ahora, en seis, siete meses, no hemos recibido respuestas. Primero nos dijeron que no se puede pedir 10 años, a los tres meses nos volvieron a decir que no se puede pedir 5 años, y así sucesivamente no tenemos ningún informe. Esto habla de la inequidad de ciertas cosas y de lo lento que se transforma todo. Y como yo soy un tipo de una personalidad manifiesta, no me quedo en la sensación de que «no, bueno, todo tiene que ser así», trato de romper esos moldes. Con la palabra, con el respeto, con la persistencia. La ciudad requiere ejecutividad, porque es una ciudad medio aislada en el contexto nacional. Sabemos todos que a nivel nacional no nos han dado bolilla en ciertos aspectos que son clave. Específicamente, el más preocupante, la violencia que ha engendrado el narcotráfico.
—¿Qué notás en la gente, con la que siempre tuviste relación? Que tal vez pensaba que vos entraba a un lugar donde ibas a poder decidir más cosas, ¿Qué devolución te da la calle?
—Hay un gran desconocimiento en la gente.
—¿Sobre cómo funciona la política?
—Primero cómo funciona el Concejo. Cuáles son las atribuciones del Concejo. Porque la gente cuando te enfrenta y te dice «eh, ustedes no hacen nada». No, no, paremos un poco, porque yo en muchos aspectos no podemos hacer nada. Nosotros no podemos intervenir en materia de seguridad. Nosotros podemos proponer, somos propositivos, pero de ahí en adelante el que tiene el poder de hacer las cosas es el Ejecutivo. Volvemos al tema seguridad. Yo hace cinco meses planteé la necesidad de que el municipio, a través de su representante máximo, el intendente, vaya al gobernador de Santa Fe y al Ejecutivo nacional y diga: “Acá necesitamos el Comité de Crisis”, que está en la legislación nacional, donde interviene el ministro de Justicia nacional, donde interviene el presidente de la Nación, pero que lo ejecute, porque la ley lo permite. Nosotros entramos a la Comisión de Seguridad, hicimos la petición y todavía no tenemos respuesta. No del intendente, no tenemos respuesta de la Comisión de Seguridad que preside Lisandro Cavatorta, que responde al gobierno de Perotti. Entonces, no decimos que Cavatorta está impidiendo nada, decimos que el grupo político que gobierna no quiere esa presencia, que es necesaria y fundamental para intentar terminar con esto. Porque acá hemos sacado fotos con jueces, hemos sacado fotos con gendarmes, ha venido el ministro de Justicia, se ha pedido que el presidente se instale en Rosario, algo cómico, y no hemos logrado nada. Después la gente dice “ustedes no hacen nada”. No, nosotros hacemos, lo que pasa es que yo no puedo sentarme a pegarle un cachetazo al gobierno de turno, no tengo la forma. Sin ir más lejos, cuando surgió el tema del humo en las islas, que fue tan continuo, nos fuimos con la presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, y varios concejales más, a entrevistarlo al fiscal. Y le pregunté al fiscal “¿usted tiene posibilidad de hacer intervenir a las Fuerzas Armadas pidiendo un monitoreo en la zona donde se producen los focos?”. “Yo no pero el juez sí”, me dijo. “Entonces pídale al juez que intervenga y que lo haga”, le respondí. A las 48 o 72 horas Perotti -bienvenido sea- dijo lo que yo le había expuesto al fiscal. No se trata de choreo, se trata de ejecutividad, de hacerlo. Se hizo y hoy, mal o bien, la cosa ha mejorado desde aquel momento. Pero esas son las cosas que nosotros podemos hacer. Después, lo otro, no lo podemos inventar.
—¿Te afecta esa confusión en los roles de la representatividad?
—Hasta ahora lo llevo muy bien. Yo en algún momento dije que me habían insultado más por ser comentarista deportivo que por ser político. Hasta ahora estoy indemne. También nosotros hemos propuesto una manera de conectarnos con la gente y con los barrios, a través de los stand up gratuitos que yo hago. Hemos hecho 15 representaciones en los clubes de barrio, un stand up donde yo hago mi show, con mi gente, por supuesto que gratuitamente, favorecemos a los clubes, nos conectamos con la gente, sabemos de sus problemas, tratamos de escucharlos y tratamos después de volcarlo en las ordenanzas o en los proyectos que presentamos en el Concejo.
—¿Cuál es el contenido del stand up?
—Es todo humor y música, con canciones, con tangos, y termino pintado como el Guasón, y ahí sí mando un mensaje, un mensaje de lo que realmente necesitamos: sacarnos las máscaras y exponernos tal cual somos y decirle la verdad a la gente y tratar de pelear con la gente por esa verdad. No deja de ser un compromiso, pero también un mensaje emotivo desde el aspecto personal, diciendo cosas que hacen a la participación activa de todos, que es lo que necesitamos. Porque este compromiso que nosotros asumimos, con mi grupo, también tiene que trasladarse a toda la sociedad. Los ciudadanos deben comprender que si no lo hacemos todos no hay forma de lograrlo. Un ejemplo, el tema de los trapitos: nosotros sostenemos en nuestro proyecto que los trapitos, como figura, no deben existir, hay que penarlo, prohibirlo, pero para darle un proceso al Ejecutivo y a la Policía, que sea una contravención y que puedan actuar frente a los extorsionadores. Eso también lleva a que los que trabajan bien, quieren ayudar a la gente y que monitorean en las cuadras y que los mismos vecinos quieren que los protejamos, bueno, que los vecinos se comprometan y que firmen, por lo menos en un 10 por ciento, la posibilidad de que el municipio los regule. Pero que sea un compromiso también vecinal, porque después pasa que viene el vecino y te reclama. Yo contra la extorsión, siempre en contra, y la prohibición debe existir. Y al tipo que trabaja bien, lo protejo. Pero también tengo un argumento para que no solamente viva de ser trapito, sino que tenga la posibilidad de crecer. Que tenga trabajo más digno y que aprenda. Porque acá hemos roto la estructura de la educación y la cultura, que en nuestro país siempre fue un orgullo y hoy parece dejada en desuso.
—¿Sentís la responsabilidad de la confianza que mucha gente depositó en vos?
—Por supuesto que lo siento. Inclusive en mi discurso de campaña dije que la gente tiene la obligación de pedir que rindamos cuentas a los que hemos sido electos. Pero también tiene la obligación de conocer qué podemos hacer desde nuestro lugar. Si yo llego a un lugar, puedo prometer hasta cierto punto. Y después tienen la obligación de preguntarme “usted qué hizo”. Y yo tengo el argumento necesario: fuimos el bloque que más proyectos presentó en el año. No te estoy hablando de las luces, las veredas, eso lo hace cualquiera. Estamos hablando de proyectos en serio. Como te dije lo de los trapitos, te digo algunos proyectos que nosotros incorporamos y fueron aprobados: el tema del “Sube y Baja” en las escuelas, para que se apure este lío que se arma en función del tránsito, en donde también colaboran todos, la escuela, el padre y la Guardia Urbana Municipal; se aprobó el tema del monitoreo en tiempo real de los cortes de tránsito en la ciudad, la obligación que tienen de anunciar esos cortes y decir en tiempo real qué está pasando, si hay un piquete, si hay una obra en construcción, si hay una demora por desviación, etc, etc. Se aprobó el proyecto de las palomas, que ha tenido una repercusión notable porque lo presenté en un momento determinado, la gente estaba harta, fue impresionante la cantidad de llamados que recibimos, un proyecto que tiene inicio en Ginebra, Suiza, en 1970, donde se logró con un tratamiento a base de nicarbacina, un producto anticonceptivo, que las palomas no puedan seguir reproduciéndose. Porque es un problema que afecta no sólo a la parte estética, sino que afecta a la salud. Y el encargado de Vectores de la Municipalidad me dijo que lo que se está haciendo es insuficiente. Y si lo que se está haciendo actualmente es insuficiente, se gasta dinero inútilmente en algo que debe solucionarse con el proyecto que me han aprobado por fin después de seis meses. Y eso que en el recinto yo dije que este proyecto se aprobaba volando (risas). Después, el tema del volver al trolebús, un proyecto que yo tuve en la campaña, que tenemos presentado y formalizado.
—Como hombre de los medios, ¿estás conforme con la cobertura mediática?
—Yo creo que mediáticamente hay una construcción premeditada. Porque se dan entidades a ciertos grupos políticos, producto del dinero que tienen para manejarse con esas promociones. Nosotros no tenemos la cabida que necesitamos. Tenemos que salir a clamar que me escuchen lo que hicimos durante este año de trabajo con Valeria Schvartz y el grupo Volver a Rosario durante este año de trabajo. Porque parece que interesan más los grupos mayoritarios. No parece, interesan más. Pero ese interés yo tengo que suponer que viene de lo que cada uno puede manejar económicamente. No nos olvidemos que nosotros hicimos una campaña prácticamente desflecada de publicidad, y con pasacalles y el movimiento en los barrios logramos 90 mil votos. Entonces, eso es muy valorable.
—¿Hay chances de que te postules a un cargo ejecutivo en las próximas elecciones?
—Yo estoy transitando el segundo año en el Concejo. Vos me estás preguntando algo que ya me preguntaron varias veces. El otro día pusieron una foto mía con Miguel del Sel en Santa Fe haciéndose ya la cabeza y los ratones de que yo estaba con él. Y fui a saludarlo y a comer con él, con unos amigos, porque lo conozco de toda la vida de Midachi, y fue de lo único que hablamos durante toda la noche. Sinceramente, en este momento estoy pensando en hacer mi segundo año de concejal y seguramente van a venir las palomas, por no decir los cuervos (risas), con ofertas. Veremos, no puedo pensar en eso. Por supuesto que para mí es un halago que me vengan a buscar porque eso significa que uno está haciendo las cosas medianamente bien y puede ser proyectado hacia otro tipo de cargo, pero por ahora…en absoluto.
—Más allá de una candidatura, ¿te gusta más el Ejecutivo que el Legislativo?
—Y, como soy yo, por supuesto. ¿Por qué? Porque me daría la posibilidad de hacer cosas que hoy no tengo forma. Hay que poner los pies sobre la mesa en algunos casos. Yo no vine a la política para ser un relator o un comentarista. Para ser comentaristas están los analistas, nosotros no podemos ser comentaristas de la realidad. Tenemos que ingresar en la realidad para modificarla. Todo lo que intentamos hacer es para beneficio de la gente. Todo va pensado en función de que la gente tenga una mejor calidad de vida, que es lo que nos falta. Una ciudad empobrecida, que en algunas zonas realmente está fea, sucia, desprovista de atención, que no se puede sacar de encima el sayo del narcotráfico, que tiene 300 muertes por año, computadas. Rosario es una ciudad que debe ser reconocida a nivel nacional y lejos de eso somos ninguneados.
—¿Y por dónde pasa la solución?
—Pasa por el gobierno de la provincia y por la Intendencia de la ciudad, pero más que nada por el gobierno provincial, que debe defender a Rosario por todo lo que significa. Rosario es la ciudad más importante de la provincia, ¿qué duda cabe? Nosotros tenemos que ser defendidos. El gobierno de Santa Fe debe hacerse fuerte para defender a Rosario. Si es necesario molestar al presidente todos los días, como un tábano, se lo molestará, pero es así. Es la única manera, patear el tablero. Mirá, hay sensaciones que a uno lo atrapan, venimos de ganar un Mundial de fútbol, con la presencia de Messi y Di María como los valores más destacados, qué duda cabe, de la Selección. Son los dos de Rosario. Ahora se habla de jugar dos partidos amistosos de la Selección otra vez en Buenos Aires. ¿Por qué no en Rosario? ¿Cuándo nos van a perdonar aquel desastre con Argentina Brasil, donde se vendieron 65 mil entradas en una cancha donde entraban 50 mil? ¿Hasta cuándo? Yo creo que es una gran posibilidad, esta del fútbol, como muestra de lo que puede ser Rosario como recuperación. Inclusive, es más, yo instaría fuertemente a los representantes rosarinos en la Selección nacional a que ayuden a modificar la cara de Rosario. Ellos son muy importantes para los chicos, los chicos siguen mucho los mensajes, y no es necesario que hablen con mucha pulcritud, o que sean letrados, sino que le digan “no a la droga”, “sí a aprender”, “sí a estudiar”, “sí a respetarse”, son mensajes que entrarían porque ellos son modelos a seguir y tienen una gran responsabilidad. Por eso me enojo cuando el Dibu Martínez hace un gesto totalmente descomedido, no le puedo dar aval porque los chicos copian ese tipo de mensajes. Aunque no lo quieran, ellos son un ejemplo hoy. Y Messi y Di María son ejemplo de lo que potencialmente un rosarino puede ser.
—¿Qué relación tenés con el intendente y cómo evaluás la gestión?
—Yo tengo una buena relación con Pablo Javkin y con María Eugenia Schmuck, la presidenta del Concejo, pero bueno, forman parte del proceso de lo que hablábamos antes, de la falta de ejecutividad y de la rapidez. Y de la falta de presencia, evidentemente le faltó mucho a este proceso de Javkin para ser una ciudad como la que nosotros pretendemos y queremos. No tengo dudas de las mejores intenciones que pueda tener, al contrario, me parece que es un tipo preparado para esto, pero están equivocados en ciertos aspectos. Nosotros estamos para ayudarlo, no para ponerle palos en la rueda. A mí no me interesa si el proyecto viene del justicialismo, del PRO, del kirchnerismo o del socialismo, me interesa que el proyecto sirva para Rosario y deje de lados los intereses, porque muchas veces los proyectos se frenan por los intereses de cada grupo. Acá se ensalzó mucho en un momento determinado la conexión del tren Rosario-Cañada de Gómez, que está bien, está bárbaro, pero acá lo que hay que hacer es buscar que los trenes sean nuevamente el reflejo del transporte en nuestro país, no Rosario-Cañada de Gómez como el trencito de la alegría. Nuestro país es muy grande y el servicio ferroviario debe ser recuperado. Ya estoy hablando de cosas mayores, pero insisto, el intendente de Rosario y el gobernador de Santa Fe tienen que ponerse los pantalones largos y pelear allá, donde está el poder, para que Rosario sea reconocido. En mí van a encontrar siempre un tipo pro, no por JxC, ni por Mauricio Macri, pro en beneficio de la ciudad. Todo lo que sea en beneficio de Rosario, a mí me van a encontrar.
—¿Cómo imaginás el escenario electoral de este año?
—¡Está tan difícil! Porque el mismo Javkin está buscando nutrirse de un famoso frente de frentes que pueda nuclear una posibilidad en contra del justicialismo. Yo no sé quiénes van a ser los candidatos, yo lo único que sé es que la gente necesita recuperar dignidad, y la dignidad se recupera a través del estudio, a través de la educación, a través del laburo, y la dignidad personal se recupera a través de la integración familiar y después el correlato de los clubes, que siempre han sido la contención de la familia y han sido la prosecución de un buen desarrollo. Y volver al respeto, porque nosotros estamos desmadrados y para la decadencia no hay límite, y si seguimos cometiendo los mismos errores vamos a entregar un país a nuestros hijos, en mi caso a nuestros nietos, muy difícil de vivir.