Una de las testigos clave del juicio al capo narco de Rosario, Esteban Lindor Alvarado, pidió este viernes tras la sentencia a prisión perpetua como instigador del crimen de un financista que “lo aíslen” en la cárcel porque de lo contrario el condenado enviará a matarla a ella o a algún fiscal.
«No le va a importar matarme a mí, a un fiscal o a cualquiera”, dijo Mariana Ortigala, quien al igual que su hermano Rodrigo -exmiembro de la banda de Alvarado- declararon como arrepentidos contra el jefe de la organización criminal y ambos fueron considerados como testigos «clave» como para arribar a la sentencia.
La mujer se mostró “súper contenta por la condena a prisión perpetua a Esteban”, pero advirtió sobre su peligrosidad.
“Es importantísimo que lo aíslen, porque está en un pabellón común con toda su banda, con teléfono celular las 24 horas, y la vida de nosotros corre peligro”, sostuvo Ortigala, en la puerta del Centro de Justicia Penal de Rosario, tras la lectura de la sentencia que condenó a Alvarado a prisión perpetua y también sentenció a parte de su banda.
Ortigala fue una de las testigos importantes del juicio, puesto que conocía a la banda desde adentro.
Su hermano Rodrigo integró la organización criminal de Alvarado pero, tras engañarlo con su esposa, el jefe narco se quedó con una vivienda del joven y la relación se resquebrajó: ahora el hombre está imputado como integrante de la banda rival de Alvarado, Los Monos.
Tras la declaración de su hermano durante la instrucción del caso, Mariana Ortigala fue blanco de un ataque de 20 balazos, en marzo de 2020, cuando salía de su vivienda en la localidad de Roldán, cercana a Rosario.
En su declaración en el juicio, la joven recordó que ese día iba a Fiscalía a declarar contra Alvarado cuando fue atacada a balazos.
El otro testigo clave del caso, el arrepentido Carlos Argüelles, fue asesinado en septiembre del año pasado, aunque alcanzó a grabar su testimonio en video para ser reproducido en el juicio.
Tras la sentencia, Ortigala dijo que “el fallo me hace feliz porque es lo que él merece, pero lo que merecemos todos como sociedad es que lo aíslen”.
“Porque si sigue estando en un pabellón lleno de celulares –continuó la mujer- el problema es peor, porque una condena de por vida hace que pierda los parámetros de resguardo y no le va a importar nada matarme a mí, a un fiscal y a cualquiera”.
Consultada acerca de si temía, la mujer sostuvo que “a él no le tengo miedo pero sí sé el entorno que maneja: hoy por hoy cualquier chico se te acerca y te mata”.
“Mi vida cambió totalmente” luego del ataque, siguió Ortigala, para explicar que tuvo «que cerrar el estudio jurídico y que mudarme tres veces. Tengo un sistema de custodia que no puedo revelar, mi familia se mudó”.
En ese sentido, enfatizó que lo que le sucedió “es horrible, te quedás sin vida. Tener una persona así de enemigo, te quedás sin vida”.