Cauto, con el visible objetivo de dar tranquilidad a sus dirigidos que se jugarán mañana tal vez la patriada más importante de su historia, el entrenador de Tigres, el brasileño Ricardo «Tuca» Ferretti, ilumina una sonrisa cuando se le pregunta sobre un posible «Monumentalazo». «Sería padre, ¿verdad?», respondió en una rueda de prensa caótica que el propio director técnico intentó ordenar de la mejor forma posible junto a una de las canchas de la boquense Casa Amarilla, donde el plantel hizo su último entrenamiento previo a la final. Hubo futbol tenis y un partido bien suelto en espacio reducido, a modo recreativo.
«Vamos a entrar al juego con mucho respeto pero sin miedo. La única diferencia de mañana será la afición», dijo el brasileño aunque avisó que los futbolistas están acostumbrados a «la presión» del público.
“Tuca” ya acopió y ejerce los modismos del habla mexicana, como cuando dijo que «ahorita podemos cacarear» con lo que va a pasar en el partido pero solo podrá intentarse una vez en el campo.
«Me importa que mi grupo esté tranquilo y que en el juego haga lo mejor que saben hacer», sostuvo siempre con buen semblante y predisposición, que mantuvo aún para explicar su abstención a dar a conocer el equipo que por cierto ya tiene «confirmado».
«Yo entiendo que son culturas pero acostumbro a no dar la alineación hasta el final», explicó. Finalmente echó por tierra todo temor por la designación del árbitro uruguayo Darío Ubríaco. «La honestidad de los árbitros es intachable», dijo Ferretti.
