Ayer por la madrugada, Eduardo, un muchacho que vive en barrio Stella Maris, fue detenido por efectivos de la Policía de Acción Táctica acusado de intentar asesinar a una vecina, de 22 años. Ella es la mujer del Lagarto, un muchacho que está preso desde el lunes pasado en medio de la investigación por el homicidio de Franco, hermano de Eduardo, en noviembre último. Según fuentes del caso, el fuego cruzado se da en medio de una disputa territorial entre habitantes de la zona, una pelea que ya cuenta con varios capítulos en las crónicas policiales y mucha sangre derramada en las calles del confín noroeste.
A Eduardo S. lo arrestaron uniformados de la PAT ayer a eso de las 4 de la madrugada en su casa de García del Cossio al 1200 bis. Los uniformados lo fueron a buscar luego de que Carolina G., de 22 años, lo acusara de intentar matarla. De acuerdo con lo que le contó la muchacha a los pesquisas, el detenido y dos amigos –Sebastián y Germán H., que hasta anoche estaban prófugos– ingresaron en su casa de Schweitzer al 8500 por la fuerza y le dispararon varios plomos, que terminaron incrustados contra la pared de su vivienda, sin herirla. Eduardo quedó alojado en el penal de la subcomisaría 22ª acusado de tentativa de homicidio, y hoy por la mañana será imputado por el Ministerio Público de la Acusación.
Según voceros del caso, el episodio de ayer por la madrugada no responde a un hecho aislado, ni a una pelea menor. Es parte de una disputa en la que está inmersa la barriada que cuenta con varios capítulos. El más reciente ocurrió el lunes por la tarde, cuando un grupo de policías del Comando Radioeléctrico arrestó a Daniel “Lagarto” B., de 24 años.
Él es el marido de Carolina G. y terminó tras las rejas por dos hechos. En primera instancia, lo detuvieron luego de que Ángela y José, los padres del muchacho que fue preso ayer por la madrugada, lo acusaran de balearle el frente de su casa, el mismo lugar donde arrestaron a Eduardo. Pero, a su vez, cuando los pesquisas de la subcomisaría 21ª corroboraron sus datos, se percataron de que Lagarto tenía un pedido de captura por homicidio: estaba acusado de matar a Franco Nicolás Sequeira, hijo de los denunciantes y hermano de Eduardo, caso por el cual fue imputado formalmente anteayer, tras lo cual recibió preventiva sin plazo.
Franco tenía 20 años cuando lo asesinaron de un tiro certero en el corazón, en medio de una pelea que tuvo lugar durante la madrugada del 15 de noviembre del año pasado. De acuerdo con dichos de sus familiares, aquel día un grupo de vecinos le tiró con piedras y botellas, mientras él paseaba con su mujer y su hijo pequeño. Varios de los proyectiles pasaron cerca del bebé de Franco, lo que produjo su reacción contra los agresores. En medio de la pelea, Sequeira recibió el plomo y murió en el patio de la casa de sus padres; cuyo frente es el mismo que, según la acusación, baleó Lagarto, y el mismo lugar donde fue arrestado ayer por la madrugada Eduardo S.
Lagarto no es el único detenido por la muerte de Franco. Un mes después de su asesinato, el pasado 10 de diciembre, fue puesto tras las rejas Mario Eduardo P., de 38 años. Él fue señalado como una de las personas que participó de la pelea en la madrugada del 15 de noviembre.
Entre él y la víctima había problemas desde tiempo antes. El 31 de marzo de 2014, Mario pasó la noche en la comisaría 17ª acusado de acuchillar a dos vecinos. De acuerdo con los partes oficiales, Mario tuvo una pelea en la esquina de Juan B. Justo y García del Cossio con dos vecinos que estaban haciendo disturbios. En medio del entredicho, el hombre apuñaló en el brazo izquierdo a Pablo L., de 26 años, y le dio una estocada en el abdomen a Franco Sequeira, que en ese momento tenía 18 años, herida por la cual el muchacho tuvo que pasar varios días internado en el Heca.
“Acá hay dos bandas que se están disputando el terreno. Los protagonistas son siempre los mismos y van variando su rol; a veces son víctimas y otras victimarios. Viven a 150 metros de distancia y cada vez que se cruzan tienen problemas”, señaló ayer un funcionario público que sigue de cerca el conflicto.