El invicto y la racha de Central terminaron en Marcos Juárez. La intensidad del local, un arbitraje flojo y las buenas labores de Cabezas y Gayden se confabularon para el 90 a 76 a favor de los locales, que sacaron provecho del vértigo y complicaron a un equipo rosarino que vivió incómodo desde la mitad del primer cuarto en adelante. Igual, sigue primero.
El inicio del juego fue favorable a Central, que fue vistoso y efectivo desde la conducción y los triples de Palacios y el goleo repartido, tanto de Mártire bajo el aro ganando la línea de fondo como del escurridizo Woodward. Casi sin dificultad, sacó diez de ventaja ante un adversario que recién ahí pareció darse cuenta de que se estaba jugando la permanencia.
San Martín elevó la intensidad y revolucionó el juego con Figueredo y Falistocco. Cargó mejor al rebote y halló también el juego de Cabezas. A pura garra y recobre en ataque, igualó y en el segundo parcial pasó al frente, con una manito de los jueces y mucho mérito de Gayden ante un Central que movía el banco por faltas personales.
La intensidad se hizo abrumadora, la paridad ganó terreno y el juego se volvió atractivo, con un rectángulo cada vez más tumultuoso y caliente (Gayden estaba fuera de sí, con actitudes que dejaron mucho que desear). El 48 a 45 del local abría las puertas para un segundo tiempo picante.
Y fue San Martín el que sacó provecho, negando el balón a Woodward con una defensa asfixiante. Cabezas fue una pesadilla y los rebotes ofensivos siguieron siendo un problema. Las faltas no se cobraban igual en los dos costados y eso hizo que lo de Central fuera muy trabado en ataque y que el equipo perdiera confianza.