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Todas las bocinas, todas: manifestantes de distintos sectores reclamaron «emergencia económica»

Este sábado a las 19.30, la agrupación Pymes Unidas Rosario convocó a una caravana de autos que partió desde Rivadavia y Rodríguez hasta el Monumento a la Bandera, contra las nuevas restricciones anunciadas por el gobierno provincial

El reclamo de la emergencia económica fue hecho «bocinazo». Este sábado, la agrupación Pymes Unidas Rosario, convocó a una caravana de autos (sin bajarse del vehículo, sin banderas, ni identificaciones políticas) desde Rivadavia y Rodríguez hasta el Monumento a la Bandera para los rubros afectados por la pandemia y las nuevas restricciones que dispuso el gobierno provincial, en el marco de la pandemia. Canchas de fútbol 5, sastres y afines; salones de fiestas; peluquerías; discotecas y afines; gastronómicos; árbitros; gimnasios; recreación; productores de eventos y afines; entre otros, reclaman subsidios, exenciones de impuestos y servicios de forma inmediata.

Esta nueva movilización se da una semana después de que los dueños de locales y comercios se concentraran, en bulevar Oroño y Jujuy, para pedir por la nulidad del nuevo horario de cierre de las 19.30.

Los miles y miles de manifestantes se concentraron a las 19.15 en Rivadavia y Rodríguez, siguieron por bulevar Oroño, luego por calle Pellegrini y finalmente llegaron hasta el Monumento a la Bandera: allí los responsables de cada rubro hicieron oír sus reclamos.

“Aceptamos las medidas sanitarias que nos fueron impuestas, pero no podemos aceptar más que el gobierno no sea solidario con esta situación tan dramática que nos toca atravesar», expresaron desde todos los sectores afectados desde hace seis meses.

“El 20 de marzo nos pidieron paciencia y que nos quedemos adentro. Cerramos nuestras puertas, achicamos gastos, dimos tiempo para que se amplíen la cantidad de camas y personal, seguimos esperando. Algunos pudimos abrir, pero ni siquiera pudimos recuperar lo perdido. Otros no pudieron abrir sus puertas desde el 19 de marzo. Ayer (por este viernes), nos comunicaron que teníamos que volver a cerrar y que hay que esperar 15 días más. Si seguimos por este camino, será el cierre definitivo de muchos comercios», expresaba una parte del comunicado que leyeron en el Monumento.

Romina Chan, a cargo de una cancha de fútbol 5, contó que en su complejo paga 39 mil pesos sólo del impuesto inmobiliario. Y advirtió que el promedio de gastos fijos en cualquier complejo oscila los 250 mil pesos.

“A lo largo de todo este tiempo nos dieron subsidios durante sólo tres meses que sirvieron para pagar algún impuesto. Muchos sectores no lo recibieron, ni siquiera han podido dialogar con las autoridades, ni municipales, ni provinciales. Los dejaron solos”, lamentó Romina.

La mujer remarcó: “Somos la gente que genera trabajo, la que invierte, la que hace crecer el país, y nos dejan tirados a la espera de que perdamos todo el sacrificio, para muchos, de una vida entera”.

En Rosario, Funes, Villa Gobernador Gálvez, Roldán y Capitán Bermúdez, entre otras localidades, hay unos 100 complejos de Fútbol 5. Ahora, sólo quedan 74. El resto tuvo que cerrar sus puertas porque ya no podían costear ningún tipo de gastos.

Romina explicó que luego de varias asambleas que mantuvieron con la agrupación llegaron a la conclusión de que necesitan abrir cinco horas diarias para que les dé “algo de rentabilidad al sector”.

Y cerró: “Reclamamos la emergencia económica para todos los sectores. No podemos esperar más. No podemos pagar el precio de la inoperancia de quienes nos gobiernan. Le pedimos al gobierno provincial un subsidio acorde a nuestros gastos. Estamos todos los rubros unidos, se le va a complicar callarnos la boca porque somos muchos”.

Preocupados

Desde el sector gastronómico aseguraron: “Estamos en un clima de mucha preocupación en virtud de una medida que podrá tener un justificativo sanitario, pero la forma en la que se dio nos deja sin ningún tipo de herramientas”.

“El gobierno tuvo una clara falta de previsión y hubo falta de sensibilidad para los comerciantes y gastronómicos», se quejaron.

En el mismo sentido, desde los gimnasios manifestaron que en cada espacio para hacer actividad física usan barbijos, higienizan todos los elementos con alcohol, también las manos, se mantiene un distanciamiento social de no menos de dos metros, y la capacidad de ocupación está reducida a un 50 por ciento. No se usan los vestuarios, cada alumno se lleva su botella de agua y su toalla, entre otras restricciones. “Los gimnasios son prácticamente un quirófano. Por ese motivo nuestro rubro no va a ser el detonante de contagios”, agregaron.

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