Conmueven, emocionan. Imposible no llorar. El recuerdo de Kobe Bryant y su hija Gigi tuvo su capítulo más dramático y contundente en la previa del duelo entre Los Ángeles Lakers y Portland de la madrugada del sábado. Todavía duele, profunda admiración para los que tienen fuerzas para los homenajes. Yo todavía me niego a creer.
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