Matías Príncipe es uno de los tantos rosarinos radicados en Italia que puede relatar su experiencia y ayudar a generar conciencia sobre lo que puede llegar a pasar en Argentina en breve. El basquetbolista permanece junto a su familia en su casa, cumpliendo con las estrictas medidas tendientes a contener la pandemia de coronavirus que hace estragos en el país, un país que tardó en reaccionar ante la enfermedad y facilitó su propagación.
“Acá andamos, encerrados en casa, pero por ahora sin complicaciones”, explica Matías, quien junto a su esposa y a sus hijas realizaba hasta hace muy poco tiempo vida normal, con otro trabajo además de su desempeño en Libertas Cussignacco, de la D regional.
“Yo trabajo desde casa y mucha gente hace lo mismo, pero para este lunes es muy probable que se paren también las industrias, porque hay muchísimos contagios”, resume desde Udine, a una hora de Venezia, zona crítica si las hay.
“No se puede salir, sólo se autoriza a una persona por familia para hacer las compras y la policía controla. Hace tres semanas que no hay clases, este lunes se iniciaría la cuarta sin escuelas abiertas. No sabés lo que es, se enloquecen los nenes en casa todo el día, pero no queda otra, es serio”, explica el ex jugador de Caova, quien también analizó cómo responde la salud: “Está todo repleto, se está reforzando el servicio de salud pero no alcanza”.
Con respecto a los torneos que se siguen jugando y a la actitud de la gente, Príncipe dio una explicación que puede servir para comprender la situación y tomar las acciones correctas: “Acá paso parecido, se jugaban los partidos. En realidad todo el mundo le dio poca importancia. Hasta que vieron que la gente se muere”.
“Tendrían que aprender de lo que sucedió acá, porque la realidad es que va a llegar a todos lados”, cerró.
Una historia, hay muchas, algunas con algo más de fortuna que otras, pero casi todas tratando de ayudar a sus parientes en Argentina a entender la seriedad de la situación.
