Miles de policías y cientos de soldados y funcionarios británicos hicieron este domingo los preparativos finales para el sepelio de este lunes de la reina Isabel II, que promete una impactante exhibición de duelo nacional y que será la mayor reunión de líderes mundiales en años.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otros dignatarios llegaron a Londres para los funerales, a los que fueron invitados unos 500 miembros de la realeza y jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo.
Miles de personas continuaban haciendo fila durante todo el día para pasar frente al féretro de la reina en el edificio del Parlamento, desafiando muy bajas temperaturas y una espera de hasta 17 horas.
Los ocho nietos de la reina, encabezados por el heredero al trono, el rey Carlos III, estuvieron este sábado de pie alrededor del ataúd con la cabeza gacha durante una silenciosa vigilia.
El embajador argentino en el Reino Unido, Javier Figueroa, presentó este domingo sus respetos ante el féretro de Isabel II y expresó «las más sinceras condolencias» por su muerte en nombre del pueblo y el gobierno de la Argentina.
Más tarde hicieron lo mismo líderes como Biden y su esposa Jill; el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y los reyes de España, Felipe VI y Letizia.
El padre de Felipe VI, Juan Carlos I, y la reina emérita Sofía no acompañaron a su hijo en la capilla ardiente, pues están distanciados por un escándalo sobre la fortuna del rey emérito que puso en apuros a la corona española.
Biden se santiguó y pasó unos minutos con su esposa observando el féretro desde un balcón por el que se van sucediendo las autoridades.
El mandatario destacó que fue «un honor» conocer a la monarca, que «el mundo es mejor gracias a ella», y dijo que le recordaba a su madre «por cómo te miraba como diciendo ‘¿Estás bien? ¿Puedo hacer algo por ti? ¿Qué necesitas?’ y después: ‘Asegúrate de que haces lo que debes hacer'».
«Creo que lo que nos dio es un sentido que está por encima del servicio, todos le debemos algo; hay algo dentro de nuestra capacidad de hacer cosas, no solo para hacer el mundo mejor, sino para hacer mejor nuestro barrio, nuestra casa, nuestro lugar de trabajo; eso es lo que me transmitía», añadió.
Por su parte, la primera dama ucraniana, Olena Zelenska, se mostró visiblemente emocionada ante el féretro de la reina Isabel II, antes de ser recibida por la princesa de Gales en su primera visita al Reino Unido, aliado clave de Kiev contra la invasión rusa.
Se espera represente a Volodimir Zelenski en el funeral de este lunes.
Esta tarde ya no se admitieron más personas en la cola de más de cinco kilómetros para que todos pudieran pasar frente el féretro antes de este domingo, cuando será llevado a la Abadía de Westminster.
El rey Carlos III recibió este sábado a los jefes de Estado y de Gobierno y otros dignatarios en el Palacio de Buckingham.
Allí, Felipe VI y Juan Carlos I se reencontraron, aunque -como ocurrió cuando se vieron el 23 de mayo en la Zarzuela, en el que era el primer reencuentro familiar desde el padre se trasladó a Emiratos Árabes Unidos- no hubo prensa presente en el momento.
También a última hora esta noche se realizó un minuto de silencio nacional para recordar a la reina, quien murió el 8 de este mes a los 96 años luego de reinar durante 70.
Mañana será feriado en el Reino Unido y el sepelio será transmitido a una enorme audiencia televisiva y proyectado a las multitudes en parques y espacios públicos de todo el país.
La trascendencia de la monarca que más tiempo reinó el Reino Unido se evidencia en la lista de asistentes a unas exequias como no se veían en Londres desde la muerte, en 1965, de Winston Churchill, que lideró al país durante la Segunda Guerra Mundial.
Su nuera, la reina consorte Camila, destacó en un mensaje grabado en video que Isabel II fue «una mujer solitaria» en un mundo de hombres.
«No había mujeres primeras ministras ni presidentas, ella era la única, así que creo que se forjó su propio papel», dijo la esposa del rey desde hace 17 años.
El príncipe Andrés también rindió tributo a su madre, con un comunicado en el que dijo que siempre atesorará «tu amor por un hijo, tu compasión, tu cuidado, tu confianza».
«Extrañaré tu perspicacia, consejo y humor», agregó en la nota del tercero de los cuatro hijos de Isabel II, en la que se refirió a ella como «mami, madre, Su Majestad».
Este año, la reina lo despojó de todos sus puestos militares honorarios y de su título de Alteza Real debido a su amistad con el difunto pederesta estadounidense Jeffrey Epstein y ante la amenaza de un juicio por agresión sexual a una menor en Estados Unidos.
Andrés niega las acusaciones, y el proceso se resolvió con un millonario acuerdo extrajudicial.
Biden, Bolsonaro y su par de Francia, Emmanuel Macron, así como los monarcas de España, Suecia, Noruega, Luxemburgo, Mónaco, Bélgica y Holanda, y el emperador japonés Naruhito, están entre los invitados al funeral.
Algunos ya estaban en la capital británica, como el primer ministro canadiense Justin Trudeau, que se reunió ayer con el rey Carlos III y otros representantes de la Commonwealth.
La concentración de tantos mandatarios, y el funeral en general, suponen un reto de seguridad «mayor que los Juegos Olímpicos de Londres de 2012», dijo a la prensa el subcomisario adjunto de Scotland Yard, Stuart Cundy.
Los funerales arrancarán con el traslado del féretro de la reina desde la capilla ardiente instalada en el Parlamento británico, en la sala Westminster, a la cercana abadía del mismo nombre.
A las 11 (las 7 de Argentina) empezará el servicio fúnebre oficiado por el deán de Westminster, David Hoyle, y con un sermón de Justin Welby, líder de la Iglesia Anglicana, de la que el rey de Inglaterra es cabeza desde la ruptura con el Vaticano en el siglo XVI.
Tras el servicio, el féretro de Isabel II recorrerá en un afuste tirado por marineros las calles de Londres hasta el arco de Wellington, en Hyde Park Corner, en un cortejo en el que se esperan 1 millón de personas.
Desde allí saldrá en coche hasta el castillo de Windsor, a unos 30 kilómetros, donde tendrá lugar un nuevo servicio fúnebre, más familiar, y su entierro, ya en privado.
Desde el sábado, 48 horas antes del cortejo, las primeras personas empezaron a apostarse en las calles del recorrido.
«La noche ha sido fría pero vale la pena», explicó Carole Budd, una profesora de escuela de 65 años, situada cerca de Westminster, informo la agencia de noticias AFP.
La Abadía de Westminster tiene capacidad para 2.200 personas. Por parte británica, estarán presentes la familia real, la primera ministra Liz Truss, antiguos primeros ministros y otras personalidades.
También asistirán unas 200 personas condecoradas por la reina en junio de este año, entre las que se encuentra el personal sanitario que participó en la respuesta a la pandemia de Covid-19.