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Todos esperan al socialismo

La puja por espacios y candidaturas entre Binner y Giustiniani condiciona el armado del FPCyS. Lifschitz proclama la unidad y abre las puertas de la gestión. Los radicales dieron un paso y ahora esperan.
El Frente espera la resolución de la puja entre Binner y Giustiniani.

Por: David Narciso

El viernes a la mañana el intendente Miguel Lifschitz volvió a sentir el rigor de la interna del Partido Socialista: tuvo que salir corriendo a desmentir públicamente que tuviera en carpeta impulsar a Fernando Asegurado o Clara García como sus sucesores.

El intendente, a pesar del capital político personal y partidario que representa, ha quedado parado en el medio de una vía en la que dos locomotoras avanzan en sentido contrario, una conducida por el gobernador Hermes Binner y la otra por el senador nacional y presidente del PS Rubén Giustiniani. Ambos trenes amenazan chocar, pero nada de eso ocurrirá: podrá haber una violenta frenada en el instante final, algunos magullones y heridos, pero ni Binner ni Giustiniani tienen vocación suicida.

Dos meses atrás, cuando Lifschitz coqueteaba con una candidatura a gobernador por vía paralela a la de Antonio Bonfatti, el gobernador Binner le exigió, primero en privado y luego con un destemplado comentario público, que retorne a su tren.

Lifschitz está llamado a cumplir un rol importante en la estrategia electoral del socialismo, pero nadie le cederá autonomía en ese contexto de trenes avanzando de frente: todos los espacios y negociaciones deben ser funcionales a la disputa entre binneristas y giustinianistas. En ese contexto, se afianzan las precandidaturas a intendente de Raúl Lamberto y Miguel Zamarini respectivamente.

Después que el gobernador lo cuadrara en su espacio, Lifschitz reacomodó sus planes. Sabe que no hay demasiado margen para que Binner baje la candidatura de su elegido, Antonio Bonfatti, por lo cual se esfuman sus chances de ser el muleto de la Casa Gris. Su futuro político, hoy por hoy, parece estar en la futura lista de diputados nacionales.

Sin correrse del lugar en el que le reclamaron que esté en estas circunstancias, el intendente y presidente del PS santafesino transita actos de gestión y político-partidarios proclamando la necesidad de la unidad partidaria.

La gestión al servicio de la unidad

Esa estrategia discursiva va acompañada de algunos gestos que buscan abrir las puertas de la gestión a cada uno de los referentes, espacios o sectores del socialismo que tienen aspiraciones electorales en 2011.

En esos planes se encuadra una serie de cinco encuentros que el Palacio de los Leones planificó para los últimos dos meses del año con todos aquellos actores  de la ciudad que tienen algún tipo de trabajo conjunto con el gobierno. En el primero convocó a personalidades y trabajadores de todos los sectores vinculados a la gestión de Cultura e invitó a la ministra Chiqui González; para el segundo la cita fue con empresarios de todos los pelajes en el salón Metropolitano, donde Lifschitz llegó  con el gobernador Binner; en el tercero, realizado el viernes en la ex Sociedad Rural, fueron convocadas más de dos mil personas que interaccionan en el marco de las políticas sociales de la Intendencia, ocasión para la que estaba prevista la presencia y un discurso de apertura del presidente del Concejo y aspirante a la Intendencia, el giustinianista Miguel Zamarini, quien al final no concurrió, probablemente como consecuencia del cortocircuito partidario que estalló esa mañana a partir de la publicación de que Lifschitz tenía intenciones de impulsar dos nombres de su entorno para sucederlo. La serie cierra con otros dos encuentros durante diciembre, uno con todo el voluntariado de la ciudad y el otro con los participantes del Presupuesto Participativo.

Radicales, lilitos y margaritos

Las negociaciones entre socialistas insumirán todavía alguna semana más, según todas las fuentes consultadas. El resto de los socios del Frente Progresista mueve sus fichas. Los radicales, en medio de la complejidad de su vida interna y las disputas por candidaturas que afloran en cada comuna, municipio o intendente, dio un paso con la convención partidaria de la semana pasada para mostrarse unido en torno de la idea de que sea un correligionario el que encabece la fórmula a gobernador.

Por ahora eso es todo. El grupo Universidad igual lanzará esta semana la campaña de afiches y pintadas con la leyenda Barletta 2011, pero no consiguió encolumnar a todo el partido detrás del intendente de Santa Fe. También en este caso otros sectores de la UCR temen perder peso relativo en la vida interna del partido si no hay otro grupo que equilibre a Barletta y los suyos.

Además, aún falta ver qué influencia tendrá en el Frente Progresista santafesino el armado electoral nacional, donde Hermes Binner y Ricardo Alfonsín han construido un vínculo político que hoy todo indica que será prioritario y servirá como ordenador “hacia abajo” de las definiciones que se tomen en cada provincia.

También el resto de los socios del Frente hacen su juego mientras esperan que los socialistas superen sus diferencias. La CC-ARI tiene casi cerrado un acuerdo con el intendente de la capital provincial, quien desesperadamente necesitaba hacer pie en Rosario, y lanzó la precandidatura de Pablo Javkin a intendente. El GEN, el partido referenciado en la bonaerense Margarita Stolbizer, también junta fuerza para sentarse a las futuras negociaciones y mañana presentará a Mónica Peralta como precandidata a intendenta.

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