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Tom Cruise reitera su meta de salvar al cine industrial poniendo el cuerpo en «Misión imposible 7»

La primera parte de este nuevo segmento de la saga, séptima entrega de la franquicia protagonizada y producida por el astro de Hollywood  junto a su habitual colaborador, el director Christopher McQuarrie, ya está disponible en los complejos de cine locales
Martín Olavarría, Télam
La primera parte de Misión imposible: Sentencia mortal, la séptima entrega de la franquicia protagonizada y producida por Tom Cruise junto a su habitual colaborador, el director Christopher McQuarrie, estrenada el jueves último en los cines locales, configura una vertiginosa experiencia de cine de acción y la película con mayor presupuesto de la exitosa saga (291 millones de dólares), al presentar recursos que buscan contrastar con tanques de similar talla, más centrados en efectos generados por computadora.

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A través de una superproducción que no escatima en absolutamente nada, Cruise encarna otra vez a Ethan Hunt, el agente especial de la Fuerza Misión Imposible, rol que le dio la mayor notoriedad en su extensa trayectoria de más de cuatro décadas, quien debe enfrentarse a una prácticamente todopoderosa inteligencia artificial que se vuelve en contra de la humanidad.

Desde producidos tiroteos en el desierto de Arabia, pasando por una persecución arriba de un Fiat 500 en Roma hasta una increíble secuencia arriba de un tren o escenas con moto en el Arco del Triunfo parisino, cada momento de adrenalina de la película es comandado por Cruise con gran versatilidad, a pesar de que la trama involucra múltiples puntos de acción simultáneos.

Originalmente diseñada para sabotear los sistemas digitales, la Entidad, un proyecto de inteligencia artificial (IA), se rebeló y se infiltró en los sistemas militares y redes de inteligencia del mundo, por lo que las grandes potencias están compitiendo para evitar el sabotaje y hacerse con el control de la Entidad, que se encuentra con las dos mitades de una llave a la que Hunt deberá acceder.

La película tiene destacadas actuaciones de Ving Rhames y Simon Pegg como aliados de Hunt para hacerse con las dos mitades de la llave, además del regreso de Rebecca Ferguson en el rol de Ilsa y la incorporación de Hayley Atwell en el papel de Grace, una ladrona con mucha destreza que se suma a la misión.

El elenco se completa con Vanessa Kirby, Esai Morales, Pom Klementieff, Mariela Garriga, Henry Czerny, Shea Whigham, Greg Tarzan Davis, Charles Parnell, Frederick Schmidt, Cary Elwes, Mark Gatiss, Indira Varma y Rob Delaney.

https://youtu.be/h69UMU0AmY0

Cruise, que se convirtió en el último tiempo en un productor con una causa, ya demostró con Top Gun: Maverick ser un baluarte del cine industrial hecho como se hacía antes y pensado para que el público vuelva masivamente a los cines, tras el fenómeno de la pandemia que expandió geométricamente el streaming.

Es por eso que la estrella opta por no usar dobles de riesgo para filmar osadas escenas y atraer así a los espectadores a las salas de cine con secuencias espectaculares en las que se puso personalmente en riesgo, lo que ya le ha causado accidentes como en la anterior Misión imposible, casualmente titulada Fallout (en español, «caída»), cuando se fracturó un tobillo al realizar un salto a lo «Matrix» de una terraza hacia otra.

Esta primera parte de Sentencia mortal (la segunda tiene programado su estreno para el 28 de junio del año próximo) es lo suficientemente extrema y espectacular como para representar lo más arriesgado que ha hecho Cruise, lo cual no es decir poco.

 

Para el primer día de rodaje de la película en septiembre de 2020, Cruise se subió a una motocicleta Honda CRF 250 y la manejó hasta saltar al vacío con una rampa en la montaña Helsetkopen en Noruega, a 1.200 metros, precipicio por el que cayó previo a abrir un paracaídas a 150 metros del suelo.

Luego, el actor, en ese entonces de 58 años, se levantó y lo hizo de nuevo siete veces para garantizar que la escena quede perfecta, luego de planear y ensayar la acrobacia durante un año en 500 lanzamientos en paracaídas y 13 mil saltos en moto.

La cantidad de secuencias de acción de la séptima entrega de Misión imposible es inabarcable, al punto que la producción de la película difundió en diciembre último detalladas escenas del espectacular salto en moto, algo que otros se habrían guardado, pero el largometraje transita sus 2 horas y 43 minutos de duración con suficientes peleas, tiroteos y persecuciones con trenes, autos y motos como para mantener a la audiencia entretenida siempre.

Cruise, que pareciera creer tener la misión de salvar al cine de sí mismo, busca enfatizar tanto despliegue y riesgo para rivalizar con las demás superproducciones, que explotan más los efectos visuales computarizados, y ve a la tecnología como una amenaza existencial para la industria, al punto de que el villano de su nueva película es la inteligencia artificial.

«La escala se vuelve más alta con cada película y la sensación de las limitaciones se reduce. Simplemente nos volvemos un poco más aventureros cada vez», explicó el director del film, que viene asociándose con Cruise hace 16 años como productor y realizador de sus proyectos.

McQuarrie, que se ganó un lugar en la industria con el guion de Los sospechosos de siempre (1995), confirmó que la segunda parte de Sentencia mortal no terminará la saga y que ya están desarrollando ideas para próximas entregas.

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