“Somos los campeones, somos los campeones”, reza el estribillo de uno de los tantos éxitos de Queen, la banda inglesa que comandó Freddie Mercury hasta los últimos días de su vida.
Y fue Pablo VI quien pudo entonar esas palabras al proclamarse campeón del Molinas por segunda vez en su historia.
El Canario se dio el gran gusto un año después de ascender y ante una verdadera multitud goleó a Central 5-1 y a dos fechas del final del torneo dio la vuelta olímpica en su cancha junto a más de 300 personas que fueron a ver al equipo de Silvio Lingiardi.
En la fecha pasada empató con Central Córdoba como visitante y Pablo VI sabía que ayer podía ser su día. Y el Canario no desaprovechó la ocasión. Fue superior al Canalla desde el pitazo inicial hasta el final.
El conjunto papal tuvo a Claudio Escobar como su estratega en el medio campo, los sutiles toques de Leandro Ahumada y Facundo Barrios, la solidez defensiva comandada por el experimentado Matías Almirón y el sacrificio de Agustín Bucher.
Demasiado para un Central que por momentos pareció un equipo amateur, salvo algunos arrebatos de Zaninovich y Recalde. Con algunas actuaciones individuales muy pobres y con un rendimiento colectivo preocupante.
Bucher fue el que enseñó el camino a la goleada capturando un rebote largo de Brian Cuevas a los 20 minutos de la primera parte. Después llegó el golón de Escobar desde mitad de cancha para irse al entretiempo con dos tantos de ventaja.
Y para asegurar el pleito, al minuto del segundo tiempo fue Reato el autor material del tercero, tras una pared con Barrios. Con ese tanto el partido estaba terminado. Ni el más optimista hincha de Central podía imaginar una remontada de tres goles en contra.
Ahumada, de penal, metió el cuarto y todo era una fiesta en el Ángel Espíndola. Si bien Samuel Coronel descontó para el Canalla, Maximiliano Gauna puso cifras definitivas para el Canario.
El árbitro del partido, David Luzzi, se apiadó de Central y decidió terminar el partido un rato antes. Y se desató la fiesta papal.
Pablo VI fue un justo campeón. Fue el equipo más regular de todos y demostró que con sacrificio, coraje, inteligencia y mucho hambre de gloria se puede coronar campeón en el certamen más importante de la liga Rosarina.
