No hay dudas que Javier Torrente lleva en la sangre la escuela bielsista. Muchos videos, concentraciones prolongadas, dobles turnos, mucha soga, cintas y conos en los entrenamientos, hasta la forma pausada de hablar con la prensa. Pero faltaba algo y ya lo tiene: una oficina para trabajar con sus colaboradores dentro del Coloso.
Desde su llegada Torrente había solicitado un espacio dentro del club para poder trabajar fuera de los horarios de entrenamientos y en este receso consiguió ese lugar, ya que la dirigencia le facilitó una oficina en el Coloso donde el técnico asiste diariamente con sus colaboradores para mirar videos, programar la pretemporada y llamar a posibles refuerzos. Y además el técnico tiene “a mano” a los directivos, con quienes mantiene charlas a diario, pero no vía telefónica, sino cara a cara. Para que el contacto sea más fluido.