El estremecedor relato de un adolescente que denunció a la Policía por detenerlo sin causa en la puerta de su casa y luego someterlo a torturas dentro de la seccional 14° no es nuevo. Por esa misma habitación en la que Enzo, de 17 años, dijo haber sido desnudado y golpeado por varios uniformados hasta que lo rescató su padre pasaron siete jóvenes en marzo de 2018 detenidos en la Cuatro Plazas en una situación similar. Sólo tomaban gaseosas y charlaban.
También denunciaron haber sido sometidos a todo tipo de vejámenes dentro de la seccional hasta que los rescató una defensora pública. Diez policías están imputados a la espera de ser juzgados. Ambos casos también tiene en común que las víctimas se animaron a denunciar.
“Es evidente que hay una decisión política de tolerar y no perseguir estos casos”, dijo la defensora pública Maricel Palais, quien intervino en el caso de violencia institucional del grupo de amigos. Según resaltó, el relevamiento de casos de torturas y abusos policiales es altísimo” pero no todos tiene trascendencia pública. Por el contrario, explicó que los casos que se conocen son excepcionales porque los denunciantes no tienen causas penales, como sí la mayoría de las víctimas de apremios ilegales.
En relación a los escasos efectivos que llegan a juicio dijo que “no hay condenas, no hay persecuciones penales serias y el nivel de impunidad es absoluto”. La defensora lo atribuyó a una “decisión” política y del Ministerio Público de la Acusación que “no se persiga este tipo de delitos pese a la gravedad que tienen”. Y concluyó: “Estamos en un nivel que le puede pasar cualquier cosa a cualquiera”.
Torturas policiales: secuestran documentación de la 14ª y la 32ª