Los trabajadores de la fábrica Textil CB de Granadero Baigorria tomaron la planta el lunes pasado por deudas salariales y previsionales. La planta se dedica desde hace 30 años al lavado de jeans de diferentes marcas y hoy está bajo la órbita de los dueños de las compañías de indumentaria Laundry y Japón. Los problemas se arrastran desde hace un año, cuando hubo una reducción de personal y pasaron de 90 a 50 empleados. Desde la Unión de Obreros y Empleados Tintoreros, Sombrereros y Lavaderos explicaron que los responsables de la empresa prometieron una transformación de la textil en una planta modelo y después desaparecieron. “No tenemos interlocutores. En las audiencias en el Ministerio de Trabajo no se presentan. Estamos en febrero y los trabajadores no cobran desde diciembre”, explicó la representante gremial Yamila Ferraro.
La planta Textil CB está desde hace cinco años en Presidente Roca al 500, en Granadero Baigorria. Se dedica al lavado de jeans de distintas marcas. Antes funcionó en la misma ciudad en la zona de Italia y Brown bajo el nombre de Lavadero Americano.
Hace un año desde la compañía suspendieron a 30 trabajadores de un plantel total de 90. De ellos 20 fueron indemnizados con retiros voluntarios y quedaron 50. La deuda de la firma con los trabajadores suma los salarios de diciembre y enero, las vacaciones, el aguinaldo y más de un año de aportes previsionales que son descontados mes a mes a los empleados. También arrastra un año sin pagar el alquiler del local, lo que llevó a que corten el suministro de gas.
El lunes pasado y después de un nuevo incumplimiento de un adelanto de 5 mil pesos, los empleados decidieron tomar la planta y custodiar la producción y las máquinas. La decisión responde al temor de que se lleven la mercadería y la fábrica termine desmantelada. “Estamos adentro y no dejamos sacar la ropa porque la llevan a otros lavaderos. Queremos que nos dejen las cosas en claro: si nos quieren echar que nos digan, pero ni siquiera nos contestan el teléfono”, dijo en diálogo con El Ciudadano uno de los empleados, Adrián Caruso.
Karina Prado, delegada de la planta, explicó que desde hace cinco días se turnan para que la planta no quede vacía. “Lo único que hacen es mandar a decir que esperemos. Ni siquiera pudieron darnos un adelanto de 5 mil pesos para pagar el alquiler. No tenemos trato con los dueños. Estamos solos en la fábrica con un par de encargados cumpliendo horario”, contó.
Para los trabajadores los responsables de la firma son un misterio. Uno de los principales accionistas es Orlando García, dueño de Laundry. También figuran en los papeles Alfredo Uskaer y Eduardo Salas, con el cargo de gerente. Según explicó Ferraro, desde hace un año se repiten las denuncias en el Ministerio de Trabajo sin respuestas. “Estamos ante una empresa conflictiva e irresponsable con los trabajadores. Prometieron una planta modelo y desde entonces sólo hubo vaciamiento”, dijo Ferraro. De acuerdo con la representante gremial, la compañía tiene la intención de repartir los trabajadores en otras fábricas. La decisión implica el cambio de convenio colectivo de trabajo y la pérdida de la antigüedad. Muchos de los trabajadores tienen más de 25 años de aportes. “Quieren trasladar a 30 en total, 10 a la textil de Laundry, 10 a Workers –el lavadero que cerró y reabrió en enero– y 10 a una nueva firma que están por inventar”, explicó.
Crisis en Workers
En enero y después de cinco meses con la persiana baja el ex lavadero Workers reabrió las puertas con la mitad de los empleados y bajo otra firma. El nuevo titular es Eduardo Vásquez, un empresario del rubro que tenía un lavadero con cuatro trabajadores y quiso ampliarse. De los antiguos empleados, unos 11 quedaron en la planta de Zeballos al 4600 y el resto tomó la indemnización y se fue. Los que decidieron continuar recibieron las maquinarias como forma de pago que ahora alquilan al nuevo titular.
El 2 de mayo pasado la procesadora Workers (Zeballos 4663) cerró las puertas sin previo aviso. Al llegar a la planta, los 26 empleados se enteraron que habían quedado en la calle. Cerca de 20 días después la firma presentó el cese de actividades. Los empleados tomaron el local para reclamar el pago de las indemnizaciones.
Importaciones
En el Gran Rosario existen siete lavaderos industriales de jeans que emplean a unas 700 personas. Dentro de sus instalaciones se lavan, planchan y terminan de confeccionar los pantalones, camperas y camisas que reciben de diferentes marcas de Rosario y de otros puntos del país.
El aumento de las importaciones y la consecuente caída en la industria textil los afectaron bastante.
El año pasado el Observatorio de Importaciones de Santa Fe, que monitorea el ingreso de bienes y servicios del exterior, incrementados a partir de la apertura comercial casi irrestricta implementada por el gobierno nacional, informó que desde 2015 hasta 2017 (tomado el período de 1º de enero al 15 de mayo), la importación de pantalones de jean, en unidades, se incrementó nada menos que un 288%.