Estela M. Rodríguez/Lic. Trabajo Social
Colegio de Profesionales de Trabajo Social Santa Fe 2da.Circ
En la actualidad, transitamos mundial y humanamente una Pandemia. Nos encontramos frente a un evento disruptivo, que genera miedos, incertidumbres, angustias, pero, sobre todo, nos confronta a una nueva realidad: la modificación de nuestras cotidianeidades y nuestras prácticas laborales, entrelazándolas con las familiares.
Ante las situaciones de angustias, aparecen o se acentúan síntomas tanto físicos como psicológicos (insomnio, gastritis, ataque de pánico, ansiedad, depresión, etc.). Para la ciudadanía en general, es catastrófico, pero,¿Cómo lo vivimos quiénes conformamos equipos de salud, o quiénes trabajamos en cuestiones sociales que no pueden postergarse?, ¿Qué nos sucede a quiénestuvimos y seguimos dando respuestas, poniendo nuestras mentes, nuestros cuerpos a pesar de todos los síntomas descriptos y muchos que se nos olvidan, con modalidades a veces presenciales, y otras veces virtuales?
En estas nuevas realidades, el ejercicio profesional se vuelca a un progresivo aumento de trabajo virtual o modalidad “home office”, con distancia física de la sede de trabajo y la utilización de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación para comunicarse con usuaries, empleadores y compañeres.
El Colegio de Profesionales de Trabajo Social, de la Segunda Circunscripción, propuso a mediados del año 2020, una serie de recomendaciones con el objetivo de contribuir y orientar la intervención profesional en los distintos circuitos de trabajo, durante los períodos de aislamiento social y preventivo, enmarcados en la Pandemia por Covid-19.
En relación al trabajo virtual, se mencionaba: “Los recursos tecnológicos (PC, teléfonos, conectividad) deben ser provistos por el/la empleador/a cuando se trata de trabajo no-presencial…El teletrabajo, además del acuerdo entre empleador-trabajador/a en cuanto a su formay modalidad, requiere del consenso con les usuaries, no puede ser impuesto sinoconsensuado quedando registro de la conformidad. Se sugiere el consentimiento informado toda vez que sea posible a fin de resguardar las intervenciones…Observar la jornada de trabajo, haciendo respetar los horarios establecidos. Evitar laextensión de la jornada por motivos “home office” que tiende a la sobre exigencia y lapérdida por el respeto por la vida personal…Se sugiere la adhesión a las licencias contempladas en este contexto excepcional de pandemia por la normativa vigente…”
En Argentina, la Ley N° 27.555, entró en vigencia el 1 de abril del corriente año, y regula el Teletrabajo, entendiendo que el teletrabajo no es el ‘home office’ o la labor realizada en forma esporádica y ocasional en el domicilio, a pedido de la persona que trabaja o por una circunstancia excepcional, sino una modalidad contractual, un contrato voluntario y escrito que firman empleadores y empleades para hacer tareas fuera de la sede laboral. Asegura, entre otras cosas: el derecho a la desconexión digital, la desobligación de responder hasta el inicio de la jornada establecida por el contrato, el derecho a interrupciones por tareas de cuidado, y prevención de riesgos de la salud física y mental.
Cualquiera sea la modalidad de trabajo virtual acordada y establecida, es recomendable tener en cuenta las siguientes propuestas:
Definir con claridad los objetivos esperados: es necesario tener en claro cuáles son los objetivos y las tareas a desarrollar en la nueva modalidad, pautar plazos para las tareas y documentar el seguimiento de las mismas. Todo esto evitará sobrecargas de trabajo, ansiedades e incertidumbres en la actuación, reduciendo tensiones y estrés.
Establecer una rutina diaria: acordar horarios de trabajo, establecer tiempos para las tareas del día y pausas de descanso. No excederse del tiempo pautado para el trabajo, puesto que la sobrecarga de trabajo virtual puede acarrear alteraciones de la percepción del tiempo, y alteraciones de ritmos biológicos.
Tener un espacio propio donde trabajar: En la medida de lo posible es aconsejable contar con un lugar de trabajo propio, un espacio bien iluminado, cómodo, y con algo de privacidad, para les profesionales, para les usuaries, para asegurar secretos profesionales y para la preservación de otras personas que puedan compartir los espacios de los domicilios.
Trabajo con niñes en casa: explicarles la situación que se vive de acuerdo a su edad, que el trabajo en el domicilio es por precaución y para ayudar a que otras personas no se enfermen y protegernos todes. Pautar sus actividades para no afectar sus cotidianeidades con el tiempo de trabajo establecido ni los espacios utilizados para desarrollarlo.
Mantener un esquema de comunicación con compañeres, equipo y superiores: generar espacios de encuentro para asegurar consensos en las decisiones y comunicaciones fluidas, evaluar progresos en los objetivos, supervisar intervenciones, buscar a través del diálogo en equipo, la disminución de ambigüedades en los roles, riesgos provenientes del uso de TICs, ( como es el caso del estrés por la mala adaptación emocional, cognitiva y/o conductual a cualquier medio informático), sensaciones de aislamiento, tensiones y descontentos.
Buscar actividades para mantener el bienestar personal: el trabajo virtual es un trabajo sedentario que puede afectar la salud física y mental. Al ser un trabajo cognitivo, conlleva fatiga mental que se equilibra con actividades de ocio, contactos (mensajes, videollamadas, uso de redes)con familiares y amigues, alimentación adecuada y descanso.
Considerar el trabajo remoto tan serio como el presencial: sabiendo que nuestro accionar impacta directamente en les ciudadanes y que brindamos espacios de escucha de calidad, es indispensable reconocernos como facilitadores de implementación de políticas públicas y garantes de procesos de acceso al ejercicio pleno de derechos.
Otro apartado especial merecen las posibilidades de acceso a las nuevas tecnologías y a la conexión de les usuaries. La falta de conectividad, la falacia del manejo “intutivo” de las aplicaciones,el desconocimiento del uso de las plataformas o de redes, dificultan los vínculos virtuales, sobrecargan a les profesionales, frustran y vulneran derechos de les usuaries.
En uno de sus artículos redactados recientemente, la psicoanalista y psiquiatra Esther Romano (APA), propone una línea de tratamiento, de ayuda, prevención y promoción de la salud mental para los profesionales de la salud,(que pueden aplicarse a otros espacios de trabajo similares) en este momento tan riesgoso tanto para su salud física como psicológica. Hace referencia a algunas de las causas del denominado burnout en profesionales de la salud: trabajan excesiva cantidad de horas, no poseen los recursos para trabajar y cumplir con su trabajo en forma efectiva, no pudiendo cumplir con sus expectativas de ayudar a los pacientes, curarlos, salvarles la vida; en ocasiones, mal pagos.
Estos “factores de riesgo” son factibles de conducir a un cuadro psicopatológico denominado “burnout” (que se traduce al castellano como “lamparita quemada”), que es un estrés laboral, es decir, producido estrictamente por el trabajo y sus condiciones laborales. La sintomatología y características descriptas para este cuadro son: 1) Insomnio, 2) Baja autoestima (cuando esta característica no es de la personalidad de base o previa), 3) Dificultad en la toma de decisiones, dentro del ámbito laboral, 4) Auto -recriminación, sentimientos de frustración, impotencia 5) Abandono de la actividad, o sumisión extrema. 6) Depresión. Si bien se describen incluso suicidios, habría que deslindar otras causas pre-existentes.
Es de suma importancia encender las alertas, de no pensarnos en forma personaly fortalecernos como colectivo profesional en relación a las condiciones laborales adecuadas para un ejercicio profesional de calidad, no solo en estos nuevos contextos, sino en todos los contextos, revisando espacios físicos, remuneración, incumbencias, funciones, supervisión, buen trato, contención, empatía y acompañamiento.
Creemos que estas líneas son válidas para todes les profesionales que estamos en la atención de situaciones de vulnerabilidad. Es necesario que nos replanteemos las nuevas modalidades de trabajo que se van instalando, y especialmente, el cuidado de nuestra propia salud y condiciones de vida, para poder seguir garantizando el acceso a derechos a las personas con quienes trabajamos y los propios.