Al menos 356 personas perdieron la vida en tres municipios de una región montañosa cercana a Rio de Janeiro debido a lluvias torrenciales que provocaron masivos aludes de tierras, informaron las autoridades locales.
En Nova Friburgo, 140 km al norte de Rio de Janeiro, en Teresópolis, otro balneario 100 km al norte de Rio, y en la vecina Petrópolis, al menos 356 personas perdieron la vida, según informaron los servicios municipales a los medios locales.
Los equipos de rescate reanudaron los trabajos con fuerza el jueves, con búsquedas en muchas zonas que quedaron aisladas y en medio de escenas de total destrucción, con muchas casas arrasadas por los ríos de lodo y agua que descienden de las montañas. El saldo de víctimas mortales va actualizándose hora a hora.
«A algunos lugares del interior no se consiguió llegar todavía», informó a la AFP una portavoz de la alcaldía de Teresópolis, donde al menos 15 barrios de casas de montaña sufrieron por los aludes desde las altas montañas. En esa ciudad, la alcaldía calcula que más de 2.200 personas tuvieron que abandonar o perdieron sus casas.
Las escenas de destrucción se suman a las de desolación de quienes buscan a sus familiares. Centros de acogida, morgues y servicios de primeros auxilios eran improvisados en numerosos lugares de los tres municipios, con gran número de barrios esparcidos en las montañas. Muchos vecinos se convirtieron en voluntarios en los servicios de rescate y traslado de heridos.
«En más de treinta años de experiencia con esos problemas, este es el más extremo. No solo por la dimensión espacial, sino principalmente por el impacto de destrucción y el número de muertos», dijo la especialista de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Ana Luiza Coelho, a la TV noticiosa Globonews.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se disponía a hacer un sobrevuelo de las áreas afectadas, y el gobierno aprobó un presupuesto de 700 millones de reales (poco más de 400 millones de dólares) para la asistencia a las víctimas y reconstrucción de las áreas devastadas.
El gobernador a cargo del estado de Río de Janeiro, atribuyó la tragedia en la región serrana de Río a varios motivos como la “ocupación desenfrenada” de zonas peligrosas por parte de la población humilde que erige allí sus viviendas precarias.
Pero también mencionó “algo nunca visto” como fueron, dijo, las avalanchas de tierra y rocas que castigaron a la localidad de Nueva Friburgo, donde construcciones “sólidas, tradicionales” del centro de la ciudad fueron afectadas.
La previsión del tiempo anuncia lluvias en la región sureste donde se encuentran los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo, en el que hubo 14 muertos debido a los deslaves de comienzos de esta semana.
En tanto unas 6.000 familias continúan residiendo en zonas de riesgo de derrumbe en la región serrana de Río de Janeiro, afirmó Carlos Minc secretario de Medio Ambiente del gobierno estadual.