El maquinista del tren que chocó en Castelar aseguró que «yo no soy un suicida». El motorman de la formación del Sarmiento que chocó en Castelar, Daniel López, aseguró que violó los semáforos «porque los frenos no me respondían». «Hice lo que pude, pero el tren no frenó. Cuando la colisión era inevitable, me encomendé a Dios», sinceró en una entrevista con La Nación.
De este modo, relató que buscó, en vano, accionar los frenos en repetidas oportunidades, incluso el de emergencia, pero ninguno respondió. «Estaba intentando detener mi equipo, desesperado. Toda la maniobra no duró más de un minuto», comentó el maquinista del Chapa 1.
Luego del impacto, «quedé atrapado en la cabina. Cuando logré liberarme, me tiré a las vías», narró.
Desde 1982 López trabaja en el ferrocarril, por lo que negó le falte experiencia en su trabajo «como se dijo del maquinista de la tragedia de Once. Tampoco estoy loco ni me quise matar. Mi propia familia viaja en el Sarmiento». Dieron negativos también todos los controles de alcoholemia que le realizaron.
«Me sentí muy mal cuando me enteré de los tres fallecidos, que fue a través de mi abogada», dijo el maquinista, ya que la Justicia decidió incomunicarlo luego de ser trasladado a un hospital de Morón con heridas múltiples.
López es viudo y tiene cuatro hijas. Todas las semanas ayudaba a niños cadenciados en Moreno, actividad que antes compartía con su mujer, según detalló.
Sobre las nuevas cámaras en las cabinas de las formaciones opinó que «no me molestan, pero no van a ayudar a salvar vidas. Para proteger las vidas necesito frenos».