A las 7 de Sudáfrica, 2 de la mañana de Argentina, la temperatura no superaba el grado en Johannesburgo. Eso provocó que esta vez, a menos de tres horas del comienzo del partido, ni siquiera estén abiertas las puertas de la cancha.
Los pocos que se animaron a llegar temprano se encontraron con un panorama desolador, sin controles en las puertas aunque el que no tenía entrada pudo aprovechar la posibilidad de ingresar al estadio casi sin problemas.
En las estaciones de servicio que están alrededor del Soccer City de Johannesburgo la fiesta comenzó a vivirse de otro modo, con música «Zulú» y mucha batucada, pero con pocos argentinos dando vuelta.
En la ruta que une Pretoria con Johannesburgo eran muchos los que iban hacia el estadio, pero prefirieron un desayuno previo, en un lugar caliente, antes de desembocar en la cancha donde hoy el equipo de Diego Maradona buscará su segunda victoria en el Mundial de Sudáfrica 2010.