Fue casi una década la que Puenzo estuvo fuera de la pantalla grande, desde el estreno de Wakolda, tras lo cual trabajó en las series Cromo, Señorita 89 y La Jauría. Su regreso fue un poco a pedido de la actriz y productora mexicana Karla Souza, quien la convocó para escribir y dirigir el film que Souza decidió protagonizar.
Según declaró la intérprete, ella investigó el mundo de los abusos en el mundo del clavadimo y para el papel entrenó tres años en esta disciplina olímpica, lo cual le da una verosimilitud impactante al papel que debe jugar delante de cámara.
La historia se centra en los meses anteriores a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, cuando la madre de una competidora de 14 años, recientemente convocada al equipo olímpico mexicano, denuncia al entrenador Braulio (Hernán Mendoza) de abusar sexualmente de su hija. La adolescente niega rotundamente esto y asegura que es un malentendido de su madre. El entrenador y la cúpula de la federación rechazan, también, las acusaciones.
No hay más testigos y Mariel (Souza), la estrella ya veterana del equipo apoya de manera leal a su mentor. Sin embargo, hay algo que se rompe en su mirada y lo que podría ser un thriller se transforma en una historia de superación, denuncias y de lo que se esconde detrás del velo de la manipulación.
A cada paso, Puenzo le da una pequeña vuelta de tuerca a esta singular y potente historia para alejar la película de lugares conocidos y adentrarse en el cerebro de Mariel y, así, entender el de la adolescente Nadia. Lo que sucede en el exterior es bien conocido. Mariel, en un comienzo, rechazará competir junto a una adolescente en su último Juego Olímpico; la adolescente se convertirá en el fetiche del entrenador y, cuando los abusos se vuelvan evidentes, le dirá a Mariel que está celosa.
Sin embargo, estos lugares comunes sólo son un disparador para recorrer la psiquis de los atletas de alto rendimiento que viven bajo la manipulación y las ambiciones familiares y del ambiente, que, como corolario, hacen la vista gorda y hasta apoyan los abusos psicológicos y sexuales del exitoso entrenador.
Con una fotografía excepcional en la cámara de Nicolás Puenzo, quien aprovecha el recurso del agua para «ahogar» a sus personajes, la película se puede ver en pantalla grande en el Patio Bullrich y, desde este viernes, en la plataforma Prime Video.