Por Juan Manuel Colombo / Télam
Luego de tres años consecutivos de presencia sobre gran parte de los países del Cono Sur, finalizó la vigencia del fenómeno climático seco La Niña en la región y ahora el debate se centra en cuándo podría comenzar a normalizarse el régimen de lluvias teniendo en cuenta que la zona pampeana necesita la caída de entre 200 y 300 milímetros (mm) de agua para encarar la nueva campaña de trigo.
A partir de la normalización de la temperatura en el Océano Pacífico Central, epicentro en el que nace el fenómeno, la Mesa de Monitoreo de Sequías, que está integrada por diversos organismos estatales, dio por finalizada la vigencia de La Niña, que generó una de las peores sequías de las últimas décadas con fuerte impacto sobre la producción agrícola y pérdidas previstas en materia de exportación para el país en 2023, en torno a los US$ 20.000 millones.
En los últimos días el fenómeno natural conocido como El Niño – Oscilación del Sur (ENOS) pasó ahora a una tercera etapa definida como «fase neutral, en la que la temperatura del agua del océano no alcanza la condición necesaria para definirse como Niño o Niña», explicó la especialista del Instituto de Clima y Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Natalia Gattinoni.
Indicó asimismo que se espera que esta fase neutral se prolongue durante algunos meses y, si bien ya no estará presente La Niña, lo que a priori significa lluvias, pero menores a las normales para el país, esta fase neutral siembra dudas respecto a lo que pueda suceder durante este otoño en cuanto a las precipitaciones, ya que «este fenómeno es el principal indicador de cómo podrían comportarse las lluvias y las temperaturas en nuestro país».
Gattinoni señaló que el pronóstico climático trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) indica que para gran parte del área agrícola pampeana «será un otoño que no se define claramente en cuanto a lluvias».
No obstante, advirtió que en lo que respecta a la temperatura «es claro que hay más chances de un otoño más cálido, incluso en todo el país».
Más allá de que el pronóstico no aporte todavía claridad sobre qué puede pasar en la región pampeana y el litoral argentino, la principal zona productiva del país, Gattinoni dijo que las lluvias «podrían comportarse según la climatología del lugar».
«En este sentido las lluvias de la región pampeana rondan entre 200 y 300 milímetros (mm) en todo el trimestre marzo-mayo. También, las lluvias podrían estar influenciadas por otros fenómenos meteorológicos (como pueden ser los sistemas frontales) para los cuales necesitamos seguir los pronósticos a corto y mediano plazo», sostuvo la especialista.
Por su parte, el analista agrometeorológico de la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba), Tomás Kember, precisó que «esta etapa neutral significa que las temperaturas y las lluvias deberían ser similares a lo normal para la época”, y subrayó que “generalmente, estos efectos se muestran primero en el sur de Brasil y después se empiezan a ver poco a poco en Argentina».
Según Kember, «la regularización de las lluvias va a demorar un poco», además de que el trimestre abril-junio «no suele ser el más ‘llovedor'».
El especialista de la entidad agro bursátil sostuvo que, si bien podría comenzar a haber un mayor volumen de lluvias a finales de marzo, «en este trimestre ya casi todos los cultivos definieron sus periodos críticos», por lo que nuevas precipitaciones no tendrían gran efecto sobre ellos, aunque en el norte «todavía hay algo de esperanza, porque recién empiezan a definir su rendimiento».
De acá en adelante la atención estará puesta en las lluvias que puedan recomponer la humedad de los suelos de cara a la próxima campaña fina.
Algunos informes sostienen que en la Pampa Húmeda y en la zona de Rosario se precisan 300 milímetros de agua en el perfil de suelo para ir pensando en la siembra de trigo.
«Hoy hay muy pocas lluvias en lo que va del mes, por lo que tampoco hay tanta esperanza de que haya muchas lluvias en este trimestre, sino que las esperanzas están más depositadas para la primavera, con probabilidades de que venga un Niño (mayores lluvias que el promedio)», finalizó Kember.