Las celdas de al menos cinco presos en las cárceles bonaerenses de Marcos Paz y de Ezeiza, y también en el penal de Rawson, en Chubut, allanaron en el mediodía de este viernes en el marco de tres causas en las que se investigan balaceras, narcotráfico y hasta un homicidio, el de Lorenzo «Jimi» Altamirano, que pudieron haber sido organizados por los detenidos desde las unidades penitenciarias.
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Fuentes judiciales aseguraron que uno de los allanamientos se hizo por personal de la Policía Federal en la celda que ocupa Ariel Máximo «Guille» Cantero, líder de Los Monos, en el Pabellón 7 de la Unidad Residencial 2 del Complejo Penitenciario Federal 2 de Marcos Paz, donde los investigadores buscaban teléfonos celulares y todo tipo de aparatos tecnológicos.
También allanaban las oficinas administrativas del complejo federal de Marcos Paz, ante la sospecha de connivencia con Guille Cantero en la comisión de delitos: desde la pesquisa sostienen que Guille Cantero accedió de nuevo (ya le habían incautado uno en su celda el año pasado) a un teléfono fijo, esta vez en esa cárcel y días después del crimen de Jimi Altamirano, cometido un mes atrás en el ingreso a la cancha de Newell’s. Asimismo había allanamientos en las viviendas de quienes visitaron a los presos bajo la lupa en los días anteriores y posteriores a este homicidio.
El operativo se dio un día después de que desconocidos gatillaran contra el frente del supermercado propiedad de José Roccuzzo, padre de Antonela, la esposa de Lionel Messi. Y ante la sospecha de que una interna en la banda de Los Monos, en rigor de dos franquicias de ese nombre, no sólo derivara en el asesinato de Altamirano, un joven artesano y músico de quien no se conoce vínculo con el delito o la barra del club del Parque.
Voceros del caso dijeron que allanaron las celdas de Leandro «Pollo» Vinardi, condenado por el homicidio del también narco Sergio Pared; de Nicolás «Dibu» Avalle (encausado por un secuestro extorsivo ordenado por Guille Cantero desde un teléfono fijo del penal de Piñero), y de Damián «Toro» Escobar (penado por instigar el crimen del novio de su ex), en la cárcel de Ezeiza.
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También el procedimiento se desarrolló en el penal de Rawson, donde está alojada otra célula de Los Monos. Allí están en la mira Leandro «Gordo» Vilches (condenado con Guille Cantero por asociación ilícita y condenado también por narcotráfico); Pablo Camino, alfil del líder de la banda de La Granada en la zona oeste de Rosario (penado por dos asesinatos), y Rodolfo «Eri» Masini, considerado en un fallo de la Justicia federal el proveedor de drogas de otro preso de alto perfil, Julio «Peruano» Rodríguez Granthon.
Según la investigación en la que intercambian información la Fiscalía Regional Rosario y la Procunar, el crimen de Altamirano, a quien subieron a un auto en 27 de Febrero y Suipacha y ejecutaron diez minutos después frente a la puerta 6 del estadio Marcelo Bielsa, pudo haber sido cometido por la célula de Rawson, que intentan cobrarle una deuda millonaria por drogas a la franquicia alojada en Ezeiza. Los dos grupos, además, relacionados con la pesada leprosa.
El mediador, según esta versión, es el jefe de ambos grupos, Guille Cantero, a quien días después del crimen de Altamirano los presos de Ezeiza le reprocharon no haber podido contener al resto, en referencia a que los de Rawson ordenaron el crimen del músico, una víctima elegida al azar sostiene la investigación, en una comunicación en la que el líder de Los Monos usó la línea fija del penal de Marcos Paz, como antes había usado el teléfono de Piñero para un secuestro y para traficar marihuana en la causa conocida como Los Patrones, y también en Coronda, para concretar otro rapto extorsivo.
En uno de los dictámenes firmados por el fiscal federal 2 de Rosario, Paula Moretti, y por el fiscal Iglesias, al que tuvo acceso Télam, se solicitó que se secuestre en formato «físico o digital» los «registros de los números de abonados con los que se comunicó el interno Cantero desde la línea telefónica emplazada en el Pabellón 7 y los titulares de dichos abonados, al menos desde el mes de marzo de 2022 a la fecha».
Los pesquisas apuntan a dos líneas investigativas: la primera vinculada a la posible comisión de «Guille» Cantero de conductas vinculadas al tráfico de sustancias estupefacientes y otros delitos organizados desde su lugar de alojamiento; y la segunda, referida a la posible complicidad estructural de las autoridades del Servicio Penitenciario Federal que permitió que Cantero cuente con dispositivos expresamente prohibidos.
Además, en otra causa que lleva la fiscal federal 1 de Morón, Mariela Labozzeta, junto al fiscal Iglesias, se ordenó el allanamiento de la misma celda de «Guille» Cantero por una balacera contra el frente del Complejo Penitenciario de Marcos Paz en noviembre del 2022.
En todos los casos, los investigadores buscan teléfonos celulares y aparatos de tecnología mediante los cuales se sospecha que los presos siguen organizando hechos de violencia y manejando sus respectivas bandas delictivas desde la cárcel.
En una de las celdas de la cárcel de Rawson, los policías hallaron un boquete a través del cual los presos lograban pasarse los teléfonos celulares con el fin de evitar ser descubiertos durante las requisas, dijeron a Télam las fuentes judiciales consultadas.
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