En respuesta a la reciente reducción del impuesto País, que comenzó a regir esta semana, Toyota Argentina fue una de las primeras automotrices en ajustar sus precios. La compañía publicó una lista actualizada para septiembre, con una disminución del 2% en sus vehículos fabricados en la planta de Zárate y del 4% en los modelos importados de Brasil y otros mercados fuera del convenio arancelario.
Esta medida tiene un impacto directo en la gama de modelos de la marca, desde el Toyota Yaris hasta la Hilux y el SUV SW4, cuyos precios fueron ajustados para reflejar la nueva política fiscal.
El modelo más accesible, el Toyota Yaris XS 1.5 con caja manual, vio una reducción de $21.205.000 a $20.357.000, mientras que el modelo Yaris S 1.5 CVT ha bajado de $27.541.000 a $26.439.000. Los vehículos fabricados en el país, como la pick-up Hilux y el SUV SW4, experimentan una reducción del 2% debido a que solo una parte de sus componentes es importada. Esta medida se alinea con la política del gobierno para hacer más accesibles los vehículos y fomentar el consumo.
Ford también está considerando una reducción de precios, aunque aún no publicó una lista oficial. Fuentes cercanas a la empresa indicaron que se está evaluando un ajuste similar al realizado por Toyota, que podría afectar tanto a los vehículos nacionales como a los importados, con una mayor reducción en estos últimos debido a su condición de autos completos de origen extranjero (CBU). Esta decisión podría influir significativamente en el mercado, dado el peso de Ford en la industria automotriz argentina.
El resto de las marcas automotrices todavía no anunciaron su estrategia de precios. Se espera que la iniciativa de Toyota marque la pauta para el mercado en general, con otras marcas considerando sus ajustes para no quedar desfasadas. Hugo Belcastro, importador de BAIC y presidente de CIDOA, comentó que la reducción del impuesto País tiene un impacto variable entre el 4% y el 8%, dependiendo de la proporción de componentes importados. Mientras tanto, analistas del mercado sugieren que los ajustes de precios son una respuesta necesaria para compensar el desfasaje creado por el impuesto previo, con la esperanza de que los consumidores se beneficien directamente de la reducción.