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Tras la declaración de Stiuso, se sumarían nuevos testimonios

El ex agente de la Side declaró durante el fin de semana largo y señaló a otro ex espía, Alberto Massino, como quien usaba el Nextel con el que el fiscal federal se comunicó.

La causa que investiga la muerte del fiscal especial para la causa Amia, Alberto Nisman, suma nuevos testimonios, como el del ex jefe de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia (SI), Antonio “Jaime” Stiuso, que declaró durante los feriados de Carnaval, y que señaló a otro ex agente del organismo, Alberto Massino, como la persona que utilizaba el Nextel con el que Nisman se comunicó, lo que lleva a especular con la posible próxima convocatoria a un nuevo testigo.

“No, no hablé con Nisman. Desde Navidad que no hablaba con él”, dijo Stiuso en su declaración, que se concretó en pleno feriado de Carnaval, al ser consultado sobre si había hablado con Nisman el día anterior a ser encontrado muerto en su departamento, el 18 de enero, y que hoy publica el diario Página/12.

La fiscal Viviana Fein fue quien informó que se había concretado la declaración de Stiuso como testigo de la causa que investiga la muerte del fiscal Nisman, a través del sitio informativo de la Procuración General de la Nación.

En ese comunicado, la Fiscalía Criminal 45 señaló escuetamente que «ya se recibió la declaración testimonial del ingeniero Stiuso», y que dicho acto «fue debidamente notificado a las partes», aunque no precisó en qué lugar se le tomó su testimonio.

El texto indicó que “para preservar el curso de la investigación”, el contenido de las declaraciones testimoniales y las pericias médicas “no se difundirán”.

Sin embargo, trascendió que los resultados de los exámenes toxicológico e histopatológico que fueron entregados ayer a la Fiscalía habrían encontrado en el cuerpo de Nisman una “cantidad poco significativa” de alcohol, una “baja dosis” del ansiolítico clonazepán, y una cantidad significativa de cafeína.

Las pericias habrían revelado también que el fiscal se encontraba consciente al momento de morir, lo que despejaría la hipótesis de una droga que doblegó su voluntad en ese momento.

Quedaría pendiente “la prueba de cotejo del ADN obtenido de las uñas” del fiscal fallecido, que podría contener novedades si se encontrara un perfil genético diferente al del propio Nisman, pese a que la autopsia realizada por el Cuerpo Médico Forense no indicó la existencia de lesiones defensivas.

En cuanto al Nextel al que habría llamado Nisman, Stiuso dijo -según Página/12- que está a su nombre, al igual que lo están otros 277 celulares, pero que quien lo utilizaba era otro ex agente del organismo, Alberto Massino, ex director general de Análisis y hombre de la absoluta confianza de Stiuso.

A esa línea de Nextel Nisman había llamado también los días previos a su muerte, por lo que el matutino considera “evidente” la próxima convocatoria a dar testimonio de Massino.

Según fuentes con acceso a la investigación, tras declarar, Stiuso viajó a Uruguay por tierra, vía la ciudad de Colón, en Entre Ríos, una vía que es frecuentemente utilizada para salir del país y no dejar evidencia del verdadero destino.

Stiuso había sido citado por la fiscal Viviana Fein, a cargo de la investigación por “muerte dudosa” de Nisman, por las llamadas del fiscal a un celular de su propiedad en los días previos a aparecer sin vida, cuando hizo la denuncia por supuesto encubrimiento de los iraníes implicados en el atentado a la Amia.

Stiuso habría dicho en su testimonio, según informó Página/12, que estaba al tanto de que Nisman trabajaba en la denuncia contra Cristina Fernández de Kirchner y otras personas, pero que él no colaboró con esa pesquisa, y dejó claro que sólo se dedicaba a la del ataque terrorista propiamente dicho, y que la causa era “la vida” de Nisman y la suya también.

Cuando la fiscal le pidió precisiones sobre quién usaba el celular en cuestión, Stiuso señaló a Massino, otro ex agente desplazado, una persona de su máxima confianza que trabajó en la causa Amia.

Como director de Análisis, Massino recibía información de las distintas bases de la central de Inteligencia, incluso en otros países, y solía acompañar a Stiuso a la mayoría de las reuniones, dice el matutino.

Pese a que Stiuso en su testimonio se despega de la denuncia por encubrimiento de Nisman, Página/12 destacó como dato llamativo que, según fuentes judiciales, en el expediente Amia las escuchas, incluidas las que usó Nisman para denunciar a la Presidenta, fueron transcriptas por la propia Secretaría de Inteligencia.

El matutino recuerda que esta modalidad no es habitual, ya que cuando un juez pide intervenciones telefónicas la Secretaría de Inteligencia se limita a entregar los audios, y el juzgado se ocupa de que las transcripciones las haga alguna fuerza de seguridad.

En este caso, según este relato, las escuchas de Amia las recibía el fiscal Nisman con un oficio muchas veces firmado por Stiuso.

En su artículo, Página/12, da cuenta de la relación de Stiuso y Nisman, conocida en tribunales y despachos oficiales, y que fue señalada también por el juez a cargo de la causa Amia, Rodolfo Canicoba Corral, y el periodista Santiago O’Donnell, quien también mostró los Wikileaks que revelaron que Nisman recibía instrucciones de la Embajada de Estados Unidos.

Ante Fein, el ex agente de la SI habría reconocido el trato frecuente con Nisman que, según dijo, comenzó con la creación de la Unidad Amia, quien además lo describió como una persona “abocada a su trabajo”, y aseguró que la noticia de su muerte lo había “sorprendido”.

El ex jefe de Operaciones había sido relevado de la obligación de guardar secreto sobre lo que hizo y vio desde que ingresó a la ex Side en 1972 hasta que se jubiló el 5 de enero, pero su declaración se ciñó a la muerte de Nisman y los días precedentes.

Stiuso dijo, según se incluye en el artículo, que no conocía y que no había escuchado tampoco mencionarlo al técnico informático Diego Lagomarsino, el dueño del arma Bersa calibre 22 desde la que salió el disparo que mató a Nisman.

Lagomarsino, que estaba contratado por Nisman por 40 mil pesos mensuales desde 2008, fue convocado por el fiscal el 17 de enero a su departamento en Puerto Madero, para pedirle un arma porque desconfiaba de la custodia y temía por sus hijas.

Lagomarsino, de 35 años, volvió a su casa en zona norte a buscar la pistola (lo que corroboran las cámaras de la autopista) y, según dijo, se la llevó al fiscal al anochecer.

Al día siguiente, el 18 de enero, Nisman fue hallado sin vida, y Página/12 recordó que Lagomarsino hizo llegar a ese diario la versión de que Nisman le había comentado que fue Jaime (Stiuso) quien le advirtió que no confiara en sus custodios y cuidara a sus hijas.

En el arma, en el baño donde apareció muerto y en la ropa de Nisman sólo se halló su propio ADN, pero en una taza, en la cocina, fue encontrado ADN de otra persona.

Como Lagomarsino refirió que se había servido un café, la jueza Fabiana Palmaghini ordenó que se coteje ese material genético con el del técnico informático a través de una muestra de sangre del técnico informático, que ya fue llevada al Cuerpo Médico Forense.

Como el técnico no iba a la oficina y se desconocía su tarea, la Procuración rescindió su contrato, igual que el de Claudio Rabinovich, quien dijo dedicarse a tareas de comunicación, a quien Stiuso declaró que tampoco conoce.

Stiuso declaró en presencia de su abogado, pero ni el defensor de Lagomarsino –Maximiliano Rusconi– ni el defensor oficial que representa a las hijas de Sandra Arroyo Salgado y la madre de Nisman se enteraron de que declaraba el martes, pese a que el primero pidió estar presente.

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