Por Paulo Menotti.
Rosario fue y es una cantera importante de artistas incluso en el campo de la pintura basta con nombrar a Antonio Berni para vislumbrar el aporte de la ciudad puerto santafesina al arte argentino. Sobre el ingreso al siglo XX, la expresión local intentó plasmar sus características particulares porque por entonces ya había comenzado a dar sus primeros pasos con una generación de artistas que pujaría por lograr un espacio artístico y marcaría al arte local. Con la muestra Los hermanos Schiavoni. Legado y vigencia, que se presenta en Fundación Osde (bulevar Oroño 973), y que se podrá visitar desde su apertura el martes 24 de abril a las 19.30 hasta el 17 de junio, Sabina Florio e Iván Hernández Larguía intentan recobrar los trazos que realizó Augusto Schiavoni, quien se expandió en la propia obra de su hermana, María Laura, y en la difusión que ésta llevó a cabo. “La obra de Augusto Schiavoni es extraordinaria, sumamente personal y de una precisión significativa en el lenguaje formal. Asimismo, su legado ha sido recuperado en distintas coyunturas de la historia del arte de Rosario por artistas clave de nuestra región. La obra de María Laura también es sumamente personal y ha sido muy poco estudiada y difundida. La artista quedó opacada por el prestigio de su hermano y por cuestiones de género”, afirma Florio –una de los dos curadores– cuando responde por qué eligió montar una exposición de arte a partir de la obra de los hermanos Schiavoni.
—¿Cómo se puede definir la obra de los Schiavoni; clásica, vanguardista…?
—La obra de los hermanos Schiavoni se ubica en una zona equidistante entre la vanguardia y la tradición. Ambos han sido artistas modernos y cultivaron una estética regional identificable en Rosario. Nuestro artista dio sus primeros pasos en la academia Domenico Morelli de Mateo Casella. En el Rosario de la década de 1910 dicho espacio de formación y el grupo que se juntó en torno a Alfredo Chiabra Acosta (Atalaya) labraron la sensibilidad de muchos de los artistas que sostuvieron la independencia de sus invenciones respecto de las corrientes principales de la plástica. Coherentes con sus posicionamientos, estos autores se ubicaron en una zona equidistante entre la vanguardia y la tradición. En palabras de Manuel Musto: “Nosotros, como no somos futuristas, no somos tampoco restauradores del anciano régimen”.
—¿Se puede hablar de distintas etapas de Augusto?, y también, ¿se puede afirmar que formó parte de un grupo de pintores que marcó una época en la plástica rosarina?
—Augusto atravesó distintas etapas: se formó en Rosario junto a los maestros italianos Mateo Casella y Ferruccio Pagni, allí obtuvo una sólida formación académica y entabló lazos de amistad con la primera generación de artistas rosarinos: Alfredo Guido, Emilia Bertolé y Manuel Musto, entre otros. Luego, su experiencia europea en Florencia, junto al maestro Giovanni Costteti –eximio retratista, introductor del fauvismo en La Toscana y amigo de Giovanni Papini, Ardengo Soffici y Giorgio De Chirico–. Sus años florentinos (1914-1917) fueron clave para la construcción de su vocabulario formal. Finalmente, su fase de maduración plástica desde mediados de los años 20, ya radicado en su casaquinta del barrio Saladillo.
—Posteriormente, ¿los artistas locales se nutrieron de la producción de Schiavoni o fue olvidado?
—Desde el fallecimiento de Augusto en 1942, María Laura Schiavoni dedicó gran parte de su vida a la compilación, el acopio y el resguardo del legado de su hermano. Seleccionó fotografías, reseñas críticas y catálogos configurando el “archivo Schiavoni”. También elaboró una política de donaciones para garantizar su presencia en los museos de Buenos Aires, Santa Fe y Rosario. En el espacio artístico local, frente a la consolidación de una versión canónica sobre el arte moderno, la recuperación de la figura de Augusto fue adquiriendo diversas connotaciones. En los sesenta, en palabras de Juan Grela, para desenterrar el pasado como estrategia cultural; en los setenta, como recuperación crítica de la historia y de las tradiciones. En los ochenta, para otorgarle un sentido de lugar a la pintura realizada en los países no hegemónicos, y en el presente como patrimonio intangible que orienta búsquedas que intentan localizar sus retóricas en un mundo globalizado. Protagonizan este itinerario de recuperaciones Juan Grela y sus discípulos Juan Pablo Renzi, Rodolfo Elizalde y Emilio Ghilioni, éstos tres últimos presentes en la muestra.
—¿Qué influencias sociales y políticas pensás que marcaron la obra de Schiavoni?
—Augusto Schiavoni no sustentó ninguna posición política explícita; su opción personal pasó por fundir su biografía a su imaginario de “vida de artista”, concentrado en su producción plástica y en la búsqueda de un vocabulario personal, centrado en los motivos y los temas más próximos. María Laura Schiavoni tuvo una participación pública muy activa estrechamente vinculada a la Asociación Amigos del Arte de Rosario, de la que llegó a ser miembro de su Comisión Directiva. Dicha entidad ocupó un rol protagónico en los años de consolidación de las retóricas próximas al arte moderno cultivadas en nuestra ciudad.
Recorrido y revalorización de dos artistas rosarinos
La muestra montada por los especialistas en arte latinoamericano Sabina Florio e Iván Hernández Larguía refleja la obra de Augusto Schiavoni y de su hermana María Laura a partir de tres enfoques. Aprovechando la conformación física de la Fundación Osde (Oroño 973) la exposición se reparte en tres aspectos distintos. En la primera parte, denominada Con los pintores amigos, se podrá apreciar la obra del grupo de pintores que rodeó a Augusto, es decir Manuel Musto, Emilia Bertolé y Gustavo Cochet, además de trabajos inéditos del autor. En la segunda parte, Aire de familia, se expone el material compuesto con su hermana elaborado a partir del género pictórico que ellos comparten: el paisaje. Esas obras, al entrar en diálogo con sus pares generacionales, dan la posibilidad de crear un arte regional identificado con Rosario. En tanto, en el tercer ambiente de la muestra, Revalorizaciones contemporáneas, se puede observar el legado de Augusto a partir del trabajo de Juan Pablo Renzi, Roberto Elizalde y Emilio Ghilioni que produjeron a partir de la estética de Schiavoni una figuración distinta a la que provenía de los canales occidentales, principalmente desde Estados Unidos y Francia, para componer un arte local.