“Lo mataron en una joda del barrio por ser de los Katitos, siendo que era buenito y trabajador”. Así recordaba un vecino de Tablada el crimen de Joaquín Julián Paré, un pibe de 22 años asesinado Centeno y Necochea durante la fría madrugada del 25 de julio de 2015, en el marco de una fiesta en la que tuvo un encontronazo con pibe que tenía problemas con uno de sus 15 hermanos, a quienes los conocen en barrio Tablada como los Katitos. Más de tres años después un tribunal condenó a 13 años de prisión a Víctor Alejandro “Pipo” Álvarez, un joven de 24, por ese asesinato y otro hecho de sangre ocurridos en la misma zona. La pena se acordó en un procedimiento abreviado que presentaron la Fiscalía y la defensa, y los jueces ratificaron.
Morir en una fiesta
Julián Paré vivía junto a sus hermanos en Esmeralda y 24 de Septiembre y se ganaba la vida como albañil, oficio que heredó de su padre. Cuentan quienes lo conocían que sufría de tuberculosis y no era muy salidor. Hace tres años, la madrugada del 25 de julio lo encontró con grupo de amigos en una fiesta en Centeno y Necochea, encuentro del cual se enteraron a partir de una publicación de Facebook.
Pasaron un rato en ese lugar hasta que llegó Pipo Álvarez, contó un allegado, quien increpó a Julián porque, al parecer, tenía problemas con Matías, un hermano menor de Paré. “Le decían que se fuera porque era de los Katitos y se retobó, no se quiso ir”.
La discusión escaló hasta que Pipo Álvarez desenfundó un arma 9 milímetros y abrió fuego a mansalva frente a testigos, uno de los cuales más tarde apuntaría en declaración formal el nombre del tirador, bajo identidad reservada.
El cuerpo de Paré fue blanco de varios disparos y en el tumulto fueron heridos Franco Lionel M. y Sofía C., una chica que entonces tenía 13 años y es hermana del joven que recibió la sentencia. Un amigo cargó a Julián en un auto pero cuando llegaron al hospital ya era tarde.
Fue la segunda muerte en la familia. En la madrugada del 30 enero de 2014, Facundo Elías Paré murió al ser alcanzado por un escopetazo en la espalda en las inmediaciones de una rotisería a dos cuadras de su casa, en Esmeralda al 3900, cuando escapó saltando de un techo con un magro botín, según la versión de fuentes policiales.
Agresión en un cumpleaños
En la sentencia a Pipo Álvarez también se computó otro ataque a tiros registrado un año antes de la muerte de Paré. Esa agresión, según se supo durante la audiencia imputativa, ocurrió a las 5.20 de la mañana del 13 de septiembre de 2014 cuando Pipo irrumpió en una casa de Ayacucho al 4000 con una tumbera y le disparó a Axel V., quien aun herido se defendió a los tiros. Dos chicas que estaban en la fiesta también fueron alcanzadas por los plomos: Caren A. y Nadia C.
Según la acusación, Pipo llegó a una fiesta de cumpleaños y distinguió que otro muchacho se «estaba haciendo el novio» con su pareja. Eso molestó a Pipo y provocó una discusión en la que Axel defendió al otro muchacho. «Aguantá que voy a mi casa», dijo Pipo. Enseguida regresó con una tumbera. «Pateó la puerta y le disparó un escopetazo a Axel, que con una pistola le tiró a Pipo y le dio en una pierna. Además hirió a dos chicas».
Pipo, un pibe con estudios primarios incompletos, nacido y criado en un contexto de vulnerabilidad, quedó detenido sin plazo desde noviembre de 2016. Fue este martes que el defensor público José Guirado y la Fiscalía, representada por Ademar Bianchini, acordaron 13 años de prisión por homicidio agravado, otro en grado de tentativa y portación ilegítima de arma de fuego. El tribunal compuesto por los jueces Pablo Pinto, María Melania Carrara y José Luis Suárez resolvió confirmar el acuerdo. Pipo seguirá preso en el penal de Piñero.