Un plan criminal para matar a un hombre que sus protagonistas pensaron podría ser perfecto terminó con una condena a 19 años de prisión para la esposa de la víctima y un sobrino de ésta, mientras que su amante deberá cumplir 17 años de cárcel por el asesinato ocurrido en enero de 2010 en la zona noroeste de Rosario. La víctima, identificada como Basilio Vargas, de 60 años, vivía en el Gran Buenos Aires junto con su esposa y el día de la muerte había venido a la ciudad para visitar a una hermana de la mujer. Aunque, según desentrañó la investigación, todo fue un engaño. Ambos llegaron en una camioneta y el hombre estacionó a metros de la casa de su cuñada. Su esposa bajó del rodado con el pretexto de ver si su hermana estaba despierta, ya que habían llegado después de la medianoche y en ese momento apareció un joven –que resultó ser sobrino de la señora–, quien atacó a tiros a su tío y huyó en una moto que era comandada por el amante de la mujer. El fallo fue dictado por el Juzgado de Sentencia de la 4ª Nominación, a cargo de Julio Kesuani.
Basilio Vargas vivía junto a Elizabeth Verónica Torrano en la localidad bonaerense de Temperley. La mujer –que mantenía una relación paralela con Fernando Gabriel Lazetera– tenía 25 años menos que su marido, cinco hijos y según refirió, era sometida a malos tratos por parte de su esposo. Cerca de la 1 del 10 de enero de 2010, la pareja llegó a la ciudad junto a su pequeño hijo en una chata que se detuvo en Acevedo al 1800. Torrano bajó del rodado junto al niño en la casa de su hermana –teóricamente para visitarla y también ver a otro de sus hijos, que había llegado de visita varios días antes– y su marido descendió del vehículo varios minutos después, luego de estacionar. En esas circunstancias fue sorprendido por un hombre que lo obligó a subir al rodado y le disparó a corta distancia para luego darse a la fuga en una moto que lo estaba esperando, refirió el fallo.
Un testigo ocular describió el hecho y a sus autores. Pocas horas después la pesquisa detuvo a Lazetera cuando conducía su motocicleta rumbo a Buenos Aires. Según la pesquisa, el hombre se comunicó en varias oportunidades con Torrano y la intervención de esas llamadas fue determinante para lograr apresarlo.
En su descargo, Lazetera admitió la relación amorosa con Torrano, refirió que Vargas la golpeaba y que ella quería separarse desde hacía tiempo y que en alguna oportunidad dijo que iba a mandar a matarlo. Además, afirmó que ese día estuvo en Rosario con su motocicleta, aunque se desligó del crimen al sostener que llegó a la ciudad y a pedido de Torrano fue a la casa de un sobrino de la mujer, a quien le prestó la moto. El muchacho salió a dar una vuelta y, cuando regresó, le confesó que había matado a Vargas.
Al día siguiente del hecho, ya en el sur del Gran Buenos Aires, la mujer tuvo un entredicho con un familiar. Versiones indicaban que la discusión fue por la muerte de Vargas y que la disputa terminó con un intento de suicidio por parte de la acusada y su posterior detención.
En su declaración, la mujer sostuvo que su amante le daba pastillas para provocarle un infarto a su marido, pero que ella no se las dio y que nunca pensó en matarlo. Además, sostuvo que ese día se encontró por causalidad con Lazetera en Rosario quien le contó que su marido le había pegado y luego recibió un mensaje de su amante donde le decía que todo lo hacía por amor.
Por su parte, Gabriel Jesús Van Tuyne, de 25 años y sobrino de Torrano, se entregó en Tribunales, ya que sobre el caía la sospecha de ser el autor de los disparos, a quien Lazetera calificó como un “drogadicto que vivía armado”.
Al resolver el caso, el juez Kesuani sostuvo que junto al testimonio presencial del hecho, hubo otros elementos objetivos que apoyan la veracidad de la acusación. A modo de ejemplo, refirió que todos estuvieron presentes en Rosario el día del crimen y Lazetera estuvo en moto, a lo que sumó los dichos en las indagatorias de los acusados donde se contó la turbulenta relación matrimonial, los golpes, la idea de evitar que siga sucediendo y la solidaridad del sobrino de la mujer para impedir que ésta continuara soportando esa situación, refiere el fallo.
El juez Julio Kesuani resaltó las contradicciones y las imputaciones mutuas en las declaraciones lo que a su entender avalaron, la autoría y participación en el crimen, donde los acusados asentaron en el otro la idea de matar e intentaron mejorar su situación procesal.
Respecto de Van Tuyne, el juez de Sentencia 4ª sostuvo que conocía la violencia que vivía su tía, que le preguntó a la mujer cómo aguantaba y le dijo que iba a matarlo. Kesuani entendió que existió una actuación predeterminada del trío para llevar a cabo el ataque, donde la víctima fue traída a la ciudad revelándose una comunidad de interés en perjuicio de Vargas y condenó a Elizabet Torrano a la pena de 19 años por el delito de homicidio calificado por el vínculo en calidad de partícipe primario. Su sobrino Gabriel Jesús Van Tuyne fue condenado a la misma pena por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. En tanto que Fernando Gabriel Lazetera deberá cumplir la pena de 17 años por el mismo delito que Van Tuyne, ambos en calidad de coautor. El fallo se encuentra apelado.