A cien años de la primera transmisión radial, acontecida el 27 de agosto de 1920 desde la terraza del porteño teatro Coliseo, la idea fundante de un medio que creció y muto al calor de los gobiernos de turno y de los vaivenes económicos sigue viva en la pasión por comunicar, con un formato que resiste el paso del tiempo y el advenimiento de las nuevas tecnologías que no han hecho otra cosa más que potenciarlo.
Dejando de lado los monopolios que, por esos mismos vaivenes tan propios de la historia y la economía argentina teñida en su gran mayoría de arrebatos y especulación, engrosaron las arcas de un puñado de dueños de holdings, hay otra historia de la radio que ocupa las últimas décadas de estos cien años de radiofonía argentina.
Se trata de las radios alternativas, cooperativas y comunitarias que en muchos casos han marcado el otro pulso de la comunicación radial porque dieron a conocer las problemáticas emergentes de los sectores más postergados; le dieron voz a ése mismo pulso que las radios hegemónicas prefieren no escuchar.
El ex titular del Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), Néstor Busso, de cara a los cien años de la radio en Argentina destacó el rol de las radios comunitarias en la historia de la radiodifusión en la Argentina, al tiempo valoró el lugar que les reconoció la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sancionada en 2009 como “parte del escenario mediático”, algo que el macrismo se encargó de desactivar.
De todos modos, las radios comunitarias o cooperativas tienen en la Argentina una trayectoria de más de tres décadas, pero recién en 2009 fueron reconocidas como promotoras del derecho a la información y la pluralidad de voces, un momento que sus referentes locales destacan como el gran despegue que finalmente chocó contra el macrismo, que desembarcaría en el gobierno nacional a fines de 2015.
En Rosario, entre otras, funciona desde hace 32 años FM Aire Libre. Nacida en 1988 en el patio de la Escuela Pablo Pizzurno, con el mástil de la bandera como primera antena, fue una de las radios que auspició los comienzos de Farco, entidad que recientemente festejó sus primeros 25 años y que desde hace 15 tiene un noticiero que se produce desde Rosario (ver aparte).
“En Farco hay radios comunitarias de todo tipo. Las hay en ciudades grandes como Rosario, Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe, donde estamos inmersos dentro de una lógica ciudadana, con todas sus realidades sociales, culturales y económicas que son propias de las grandes ciudades, pero también hay radios campesinas, hay radios indígenas, radios en pueblos, hay radios en el medio de la nada. Las hay muy pequeñas, medianitas o un poco más grandes; más nuevas o más viejas, y hay algunas que son hijas de la Ley de Medios. Lo único que no hay son monopolios”, destacó Daniel Fossaroli, miembro fundador de Radio Aire Libre, que en la actualidad integra su comisión directiva, además de ser vocal de Farco y uno de sus gestores.
“Desde una mirada territorial, en Rosario, cuando hace más de treinta años nació Aire Libre, con el mismo transmisor fuimos fomentando la instalación de otras radios comunitarias en vecinales de distintas zonas de la ciudad; entre el 89 y el 90 logramos que se instalen catorce radios comunitarias, tanto vecinales como en clubes, centros de salud, centros comunitarios y organizaciones barriales, que luego fueron desapareciendo una a una durante el menemismo. Esas radios surgieron a partir de la promoción que hicimos con Aire Libre, mostrando que se podía, y que si se organizaban, la podían llevar adelante. Con esas emisoras formamos la Asociación de Radios Comunitarias de Rosario (Arco). A partir de allí, un tiempo después surge una gran reunión de todas las radios alternativas, a las que incluso llamaban truchas, clandestinas o subversivas; empezamos a mirarnos las caras y a darnos cuenta quién estaba de este lado y quién no. Toda esa movida, algunos años después, mostrándole a cada gobierno que subía que estábamos vivos y juntos, se transformó en Farco”, ahondó Fossaroli.
De cara al recorrido que llevaron adelante en los últimos años las radios comunitarias y el choque que implicó el advenimiento del macrismo, Fossaroli expresó: “Estuvimos muchos años en un plan de lucha muy fuerte y tras la Ley de Medios despegamos en esperanza, expectativa e ilusión, porque todo lo que nosotros decíamos antes y por lo cual nos trataban de locos, a partir de allí, con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, nos estaban escuchando y estaban tomando nuestro mismos discursos. Fueron muchos años de legitimarnos y con Macri sufrimos un congelamiento, no avanzamos, en todo caso retrocedimos un poco en algunos derechos; fue una lucha constante desde Farco para hacer cumplir lo que habían dejado de la Ley de Medios, lo que no se derogó por decreto”.
“Porque en realidad –profundizó–, la Ley de Medios no desaparece con el macrismo, sino que queda limitada en su virtud de ley antimonopolios; el macrismo, de lo único que se preocupó fue en que la ley siga favoreciendo a los grandes grupos económicos. Por el resto, está vigente, y es la única que tenemos y que tiene el actual Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), para poder regir el control del espectro radioeléctrico”.
Disputar la hegemonía de la palabra
En relación con el presente, y el retorno de un gobierno progresista, Fossaroli dijo finalmente que este es un tiempo para recuperar derechos. “Necesitamos ser cada vez más las radios comunitarias y al mismo tiempo ser más fuertes; necesitamos consolidar una red potente de medios de comunicación populares y comunitarios para poder disputarle la hegemonía de la palabra y la hegemonía de la verdad a los grandes grupos concentrados. Necesitamos que las voces sean plurales y federales para que abarquen a todas las culturas e identidades. Para eso necesitamos de un Estado equitativo en la distribución de la pauta oficial, de otro modo no hay disputa posible, no hay manera de dignificar a los trabajadores autogestionados; hay que romper con esa lógica de que somos los trabajadores pobres que hacemos lo que podemos, más allá de que siempre estuvo claro que hacemos comunicación buscando transformar la realidad por encima de todo”.
Multiplicar las voces
Pepe Frutos, responsable del Informativo Farco, analizó el presente de los medios comunitarios en el postmacrismo: “Hacemos a diario el noticiero nacional de las radios que integran el Foro Argentino de Radios Comunitarias; lo hacemos hace quince años y la entidad celebró hace unos días 25 años de historia. Cuando se inició Farco éramos unas quince radios y hoy somos más de cien radios distribuidas en todo el país”. Y profundizó: “Estos cien años de la radio nos encuentran lamiéndonos las heridas y en estado de recuperación después de los cuatro años durísimos que vivimos como trabajadores y trabajadoras de los medios de comunicación. Fueron años de un gobierno que violó el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la comunicación, provocó miles de despidos, persiguió a las radios comunitarias, decomisó equipos, aplicó protocolos que se correspondían más con una dictadura que con un gobierno democrático. De todos modos, seguimos de pie, pudimos sostenernos, nuestro noticiero cumplió quince años en marzo y sigue adelante, en un futuro donde tenemos muchos desafíos. Siempre decimos que hay otra manera de hacer comunicación, que otro periodismo es posible. Una de las maneras de demostrarlo es a través del Informativo de Farco, que es federal y participativo, donde todos los días, con todas las radios comunitarias, conformamos un gran equipo de trabajo a la distancia que ofrece sus contenidos a sus audiencias en todo el territorio nacional. Una cuarta parte de estos cien años de la radio los construimos desde la red Farco”.
Respecto de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y del reparto de la pauta oficial, Frutos evaluó finalmente: “Es cierto que el macrismo desguazó la ley, sobre todo en su parte antimonopólica que ponía límites a la información en pocas manos, pero hay otras partes que siguen vigentes como la que establece que la ley destina el 33 por ciento de las frecuencias de radio y televisión a organizaciones sin fines de lucro, a los medios comunitarios, y eso es importante. Creemos que lo que resta es que el Estado reconozca nuestro derecho a acceder a la pauta publicitaria de nación, provincia y municipio, y no desde una lógica de tirarnos las migajas o lo que sobra sino desde una distribución equitativa, justa y federal que es nuestro derecho. Porque sin ese reconocimiento del Estado, que muchas veces destina recursos con un criterio de total discrecionalidad, es decir de manera arbitraria, a los medios comunitarios nos resulta muy complicado continuar con fuerza y vigor nuestra lucha diaria, más allá de que por mucho tiempo nos hemos sostenido sin esos recursos que claramente nos corresponden por ley”.