El domingo último a la madrugada, el barrio Fisherton Norte –conocido como el «Fisherton pobre»– fue sacudido por una seguidilla balazos efectuados desde un auto contra el frente de un local bailable en el que había varias personas. El ataque dejó como saldo dos muertos.
Uno de ellos, un policía que hacía adicionales en el lugar y al que, mientras agonizaba, aprovecharon para robarle el arma reglamentaria y la billetera. Por ese hecho «colateral», el fiscal Alejandro Ferlazzo, de la Unidad de Homicidios Dolosos, ordenó que queden detenidos tres hombres y una mujer.
Según las vainas recogidas en la cuadra de Juan B. Justo al 8400, casi esquina Olmos, fueron 37 los disparos contra el local. El agente policial Ricardo Héctor Medini no sobrevivió al ataque, en el que también cayó asesinado Adrián Jones, quien según las primeras informaciones era pariente del propietario y además trabajaba en el cantobar.
Además de las dos víctimas faltales, algunas balas impactaron en otras tres personas. Una de ellas, una mujer policía retirada, era compañera de Medini en la custodia del cantobar.
Horas después del doble crimen, la Agencia de Control Policial detuvo a tres personas cuando estaban en un baldío de la zona noroeste probando un arma, que los investigadores estiman puede ser la pistola reglamentaria del agente asesinado.
Esta circunstancia se conoce en el Fuero Penal como hurto calamitoso. El fiscal Ferlazzo dispuso que permanezcan detenidos los identificados como B.L.M, S.D.H, M.E.A y la identificada como María Soledad F. En el procedimiento también secuestraron dosis de cocaína y marihuana.
Tres de ellos fueron demorados inicialmente en un baldío de la zona de Génova al 6800 cuando probaban un arma similar a la que portaba policía asesinado. Les secuestraron además dinero y varios celulares. Algunos testigos habían señalado a esas personas como las que se llevaron el arma de Medini, a quien además le robaron la billetera mientras agonizaba.