Ayer por la mañana se presentaron en los Tribunales Federales las tres querellas que van a acompañar en la búsqueda de justicia a la familia de Franco Casco, el chico de Florencio Varela que llegó a Rosario los primeros días de octubre pasado y que, luego de estar detenido en la comisaría 7ª, fue encontrado sin vida en el río Paraná. En diciembre, la investigación de la muerte del joven de 20 años pasó al fuero federal y quedó caratulada como desaparición forzada de personas. La conformación de la querella incluye a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la Defensoría General y un grupo de abogados de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud.
En una conferencia de prensa llevada adelante ayer cerca del mediodía en los Tribunales Federales de Oroño 900, la multisectorial que impulsa el esclarecimiento de la muerte de Franco Casco junto a sus familiares y amigos anunciaron la presentación de los querellantes en la causa. De esta manera, los abogados Salvador Vera Roda, Nicolás Vallet y Guillermo Campana de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud representarán a Elsa, la mamá de Franco, mientras que la defensora general Matilde Bruera hará lo mismo con el padre del muchacho. Asimismo, Santiago Bereciartúa, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, se presentó como querellante por uno de los hermanos del joven bonaerense.
El caso fue investigado originalmente en la Justicia santafesina, pero a fin de año pasó al fuero federal por pedido del defensor general de Santa Fe, Gabriel Ganón, y el expediente fue recaratulado como “desaparición forzada de persona”.
De ser admitidos en la causa que recayó en el juez Carlos Vera Barros, el grupo de querellantes explicó que comenzará a trabajar en la revisión y el relevamiento de la prueba obtenida hasta el momento y a la que aún no han tenido acceso. “Lo que nos moviliza a todos es conocer la verdad, saber qué fue lo que realmente sucedió con Franco y que este tipo de hechos no vuelvan a ocurrir”, explicó Campana.
Los representantes de la familia Casco hicieron hincapié en que toda la investigación se llevó a cabo en el fuero provincial en base al relato policial: “Incluso se permitió que la Policía se investigue a sí misma, por lo que hay un trabajo por delante para reconfigurar cómo fueron los hechos en base a la hipótesis que elaboremos nosotros”.
En este sentido, Bruera sostuvo que la Defensoría General de la Nación decidió acompañar a uno de los familiares con el fin de cumplir “con una de las obligaciones del Estado: el acceso a la verdad y la justicia”.
En representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Bereciartúa explicó que, estando involucrada en el hecho la Policía de Santa Fe, el Estado está más que interesado en llegar a la verdad. En este sentido agregó: “El Estado argentino terminaría siendo responsable internacional si no investiga el delito de desaparición forzada de persona”.
En el acto público de ayer también estuvo presente el defensor provincial Gabriel Ganón, quien llevó adelante el pedido para que la causa pasara a la Justicia federal por tratarse del delito de desaparición forzada de persona. “Las pruebas de que Franco fue detenido son contundentes y el último lugar en el que fue visto con vida fue en la comisaría 7ª. Es lamentable la actitud que asumió el gobierno provincial de mantener en funciones a todo el personal de esta dependencia policial y, además, de lanzar hipótesis falsas para la familia, diciendo que Franco estaba vivo paseando por las calles de Rosario”, dijo Ganón.
Franco Casco Godoy llegó a Rosario desde Florencio Varela los primeros días de octubre pasado para visitar a sus tíos y primos. El 6 de ese mes tenía planeado regresar a Buenos Aires en tren pero, desde ese día, su familia no tuvo más contacto con él. El último rastro de su paradero fue que el joven estuvo detenido el 7 de octubre entre las 13.40 y las 22.05 en la comisaría 7ª, de Cafferata al 300.
“A Franco lo mató la Policía”
Según la versión policial, Franco quedó detenido cerca del mediodía del 7 de octubre. El joven fue trasladado, sin ninguna pertenencia ni documentos, a la comisaría por resistencia a la autoridad. Esta versión indica que el muchacho fue puesto en libertad por orden de un fiscal pasadas las 21. Antes, fue revisado por una médica policial que dejó sentado en el libro de actas que estaba “desorientado en tiempo y espacio”.
El 13 de octubre los padres de Franco llegaron a Rosario y denunciaron la desaparición del joven. Nadie lo buscó. Una serie de irregularidades policiales anticiparon el fatal desenlace. El 30 de octubre el joven apareció flotando en el río.