Paula Bistagnino / Especial desde Mar del Plata para El Ciudadano
La 34° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el más grande de la Argentina y uno de los quince festivales calificados como Clase A –categoría que comparte con Cannes, Venecia y San Sebastián– tiene una vez más títulos importantes, estrenos mundiales, sorpresas y de todo un poco.
Entre los siete segmentos competitivos, la exhibición de 300 películas y las 500 proyecciones en 15 salas y durante 10 días, hay tres que ya dan que hablar y vienen agotando entradas y generando conversa entre la enorme cantidad de espectadores que convoca.
Una de ellas es Parasite (Parásito), del surcoreano Bong Joon-ho. Luego de Snowpiercer (2013) y Okja (2017), el director vuelve a Corea del Sur y a una historia más cercana a los comienzos de su carrera y a su debut con Barking Dogs Never Bite (2000).
Se trata de una mezcla de retrato social y comedia negra y comienza con un tono acelerado y divertido en la que una familia de pobres estafadores trata de usufructuar la acumulación propia de una familia de ricos.
Pero las cosas no son lo que parecen, y esa dualidad un tanto simplista se terminará complicando. Bong cuenta la historia sin caer en la condescendencia, ni con el público ni con sus personajes, y muestra un mundo desolador, dominado por la ambición y el dinero, y donde la esperanza parece ser solo una trampa más.
La película es un tanque internacional, con recaudaciones récord en todo el mundo –incluidos los Estados Unidos– y suena como candidata a ganar el Oscar 2020 a mejor película extranjera.
https://www.youtube.com/watch?v=Uj6KIETXCU4
La vida invisible (A vida invisível), del brasileño Karim Aïnouz está planteada, desde la ficción, como una mirada a la sociedad machista y clasista brasileña de la década del 50.
Con todos los elementos del melodrama, la belleza de Río de Janeiro y dos protagonistas mujeres, La vida invisible cuenta la historia de Eurídice (Carol Duarte) y Guida (Julia Stockler), dos hermanas que rompen los mandatos sociales de su época y sufren las consecuencias.
Una será desterrada por ser madre soltera y la otra obligada a casarse y sacrificar su vocación de pianista. Basada en la novela homónima de Martha Batalha, es además una mirada de tinte casi feminista sobre la opresión y la violencia sufrida por las mujeres, a la vez que una reivindicación.
Agotadas todas sus funciones y con la presencia de Carol Duarte, además activista lesbiana y feminista, es una de los films estrellas del Festival. Y lo seguirá siendo: es la película elegida para representar a Brasil en los premios Oscar y pronto se estrenará en los cines de Argentina.
La argentina Las buenas intenciones, de Ana García Blaya propone un viaje autobiográfico y musical a la infancia de la directora, que aún no cumplió 40 y debuta con esta película estrenada en Toronto y ganadora del premio de la juventud en San Sebastián.
A principios de los noventa en Buenos Aires, Amanda tiene 10 años, dos hermanos menores y padres separados. Cuando los niños están con su padre, Amanda se ve obligada a ocupar el lugar de adulto y a cuidar un poco de todos, ya que su papá es algo “desprolijo”.
La disquería del padre y la música, sobre todo, son protagonistas. Los niños Amanda y Carmela Minujin –hijas de Juan, que tiene una participación como el padrastro– y de Exequiel Fontenla, son la sorpresa de la película. Javier Drolas y Jazmín Stuart componen los otros protagónicos.
https://www.youtube.com/watch?v=iDNSZUS-oXk&t=1s