El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que si el gobierno de México no frena a los migrantes centroamericanos que buscan cruzar la frontera, impondrá aranceles a la importación de automóviles. De acuerdo con agencias internacionales, además de advertir con la insólita medida, el jefe de la Casa Blanca también dio a México un año de “advertencia” para que detenga el tráfico de drogas a Estados Unidos o cerrará totalmente la frontera.
“Si México no ayuda, está bien, vamos a ponerle aranceles a sus autos. Lo haré. Yo no juego”, dijo Trump en la Casa Blanca.
Trump no habló específicamente sobre esa amenaza, pero aseguró: “México entiende que vamos a cerrar la frontera o a poner aranceles a los automóviles, será una cosa o la otra”.
“Vamos a darles un plazo de un año, y si las drogas no paran, o paran en su mayoría, vamos a imponer aranceles a México y sus productos, en particular los autos. Y si eso no detiene las drogas, vamos a cerrar la frontera”, completó.
Trump reconoció que México “ha estado capturando a la gente y devolviéndola a sus países” de origen, pero va por más: busca que el país de su frontera sur sea casi como su Policía Migratoria: “Si en un año siguen entrando las drogas, vamos a imponer aranceles”, lanzó Trump.
“Tenemos un acuerdo, el T-Mec, pero ellos (los mexicanos) van a tener que aceptar esto. Para mí el T-Mec es importante, pero esto es más importante”, sostuvo el mandatario estadounidense.
De igual modo, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, descartó que México y Estados Unidos vayan hacia una crisis bilateral por el tema migratorio, y recordó que hay “un diálogo permanente” entre la administración Trump y el gobierno de Andrés López Obrador.
“Tenemos ya una estrategia y hemos estado avanzando. He dicho que la migración –y lo repetiré hasta el cansancio– tiene que ser una migración ordenada, segura y regulada. Nosotros hemos dicho constantemente que por nuestra seguridad nacional también debemos saber quién entra a nuestro país, por eso estamos en este momento regularizando a los migrantes que están en nuestro país”, agregó la funcionaria.
Con todo, los exportadores e importadores de México ya dijeron que tienen un “Plan B” para movilizar sus productos a Estados Unidos, que incluye rutas alternas y otros medios de transporte como el marítimo, en caso de que el presidente Donald Trump cumpla sus amenazas y cierre la frontera.
El presidente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (Anierm), Gerardo Tajonar, recordó que la actividad comercial no transita solamente por vía terrestre, aunque destacó que por este medio actualmente pasa más del 70% de las mercaderías. Pero tranquilizó: “Todos los que nos dedicamos al comercio internacional sabemos que no todo es vía terrestre, también tenemos muy buenos puertos marítimos”, externó.
“El Plan B es utilizar diferentes rutas terrestres hacia a Estados Unidos, las menos complicadas, por el momento, la más complicada es Ciudad Juárez”, completó.
También descartó que haya un aumento en los costos marítimos por la situación. “Por el contrario: los navieros están entusiastas por la dinámica que ha registrado en el sector”, remarcó.
De igual modo, analistas económicos sostienen que México puede perder hasta 2 mil millones de dólares al día en materia comercial, laboral y de inversión si Trump cierra la frontera por el tema migratorio.
Y marcan que una decisión semejante también generaría un ambiente de incertidumbre que tendría un impacto directo en el peso y en las expectativas de inversión futuras.
Sin embargo, no es la única amenaza que viene del norte, porque el mandatario estadounidense ya amagó con terminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que ha calificado como “un mal acuerdo para los americanos”, con el objetivo, precisamente, de acelerar la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-Mec.
Ahora le erró en inflexible protocolo británico
El mandatario estadunidense hizo en julio del año pasado una “visita de trabajo” al Reino Unido que fue recibida con protestas masivas en Londres. Y ahora está por encarar su primera “visita de Estado”, para conmemorar un nuevo aniversario del Día D (la batalla de Normandía de la Segunda Guerra Mundial), pero ya no arrancó bien: su equipo de trabajo cometió un grueso error para lo que es el inflexible protocolo británico.
Días atrás, cuando la Casa Blanca anunció el viaje informó –y respondió a Londres– que “el presidente Donald J. Trump y la primera dama Melania Trump aceptaron la invitación de «Su Majestad Real» la Reina Isabel II para visitar el Reino Unido del 3 al 5 de junio”. Y agregó que “la visita reafirma la firme y especial relación entre los dos países”.
El comunicado oficial se refiere así a “Su Majestad Real” cuando el Reino Unido estable que a la reina se la debe llamar “Su Majestad”, mientras que a los príncipes, Carlos, Harry y William, se los debe referir como “Su alteza real”. El comunicado de la Casa Blanca mezcló ambas fórmulas y plasmó un nuevo error de Trump, que cuando visitó Londres violó en persona los protocolos caminando por delante de la reina, dándole la espalda, ignorando las indicaciones de la monarca para que siguiera la ceremonia frente a la Guardia de Honor y dejando en evidencia la diferencia de edad y postura de ambos: él tiene 72 años y la reina 93.
