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Tsipras admitió posibles elecciones anticipadas

El primer ministro griego explicó que rechazar el acuerdo alcanzado a principios de julio con el Eurogrupo hubiera implicado la quiebra inmediata del país, y admitió que el "doloroso" compromiso quizás lo obligue a convocar elecciones anticipadas.

Las declaraciones del premier fueron hechas durante una entrevista concedida a la radio de Syriza Sto Kokkino, en la que reconoció que el «corazón» le aconsejó abandonar la mesa de negociaciones en la sesión maratónica con los socios de la Eurozona del pasado día 12, pero que no lo hizo porque era consciente de que la consecuencia inmediata hubiera sido la quiebra de los bancos.

«Si lo hubiera hecho durante esa negociación de 17 horas» se habrían producido una serie de acontecimientos que hubieran llevado a la pérdida de todos los depósitos bancarios, aseguró Tsipras en la entrevista reproducida por la agencia de noticias EFE.

Además, interpretó que el acuerdo alcanzado «abrió la posibilidad de obtener un desembolso mucho mayor del previsto inicialmente», a cambio de los mismos esfuerzos.

Luego explicó que si hubiera abandonado las negociaciones con los acreedores lo primero que habría sucedido era el cierre de las sucursales de los bancos en el extranjero.

El Banco Central Europeo, en consecuencia, habría dejado de aceptar las garantías de los bancos griegos a cambio de los créditos de emergencia, algo que -subrayó- «hubiera conducido a la quiebra de todos los bancos y a la consecuente pérdida de los depósitos».

En esas condiciones, según el líder de Syriza, solo era posible optar entre «una victoria pírrica o un acuerdo», por lo que aseguró que que no se arrepiente «ni un solo momento» de lo que ocurrió en cinco meses de negociación.

Al comienzo de las negociaciones, ironizó, los acreedores solo estaban dispuestos a desembolsar el dinero del segundo rescate que quedaba pendiente y «los países del norte no querían dar ni un solo euro fresco» a los «vagos» griegos.

«Las tesis en el Eurogrupo eran que Grecia debía cumplir el programa anterior (del ex primer ministro Antonis Samarás), con una serie de compromisos, que son exactamente los mismos que ahora, solo que con la diferencia de que el dinero disponible era de unos 12.000 millones de euros para cinco meses», añadió.

«Ahora hemos pasado a 86 mil millones de euros para tres años», precisó para agregar que lo importante es además que el nuevo rescate, en caso de firmarse, contempla que una vez que haya concluido la primera evaluación del programa en noviembre se hablará de la quita de deuda, algo que el Gobierno había convertido desde el principio en uno de sus principales caballos de batalla.

Pese a todo, el líder izquierdista admitió que los compromisos que debió asumir lo empujaron a una situación que previsiblemente desembocará en la convocatoria de elecciones anticipadas, pues en la dos votaciones sobre los programas de reforma que los socios pidieron como requisito previo, más de una treintena de diputados de Syriza le negaron el respaldo y los dos proyectos debieron salir con el apoyo de la oposición.

«Soy el último que habría querido elecciones si hubiéramos mantenido la mayoría parlamentaria» para los próximos cuatro años, dijo el primer ministro.

Reiteró también que su prioridad ahora es lograr la firma del tercer rescate y que espera que a comienzos de septiembre su partido celebre un congreso extraordinario antes de las elecciones en el que se defina cuál va a ser el programa y cuáles los pasos a seguir.

Además, criticó indirectamente a los diputados rebeldes y calificó como «cortos de mente» a los que creen que se puede hacer «la revolución con el asalto al Palacio de Invierno».

«Los compromisos son también una parte de la táctica revolucionaria», añadió.

Por último, acusó hoy a la oposición y algunos medios de «levantar mucho polvo» en torno a las acusaciones contra su exministro de Finanzas Yanis Varufakis.

Los partidos de la oposición y los medios afines al antiguo sistema político simplemente están «levantando polvo», dijo, y se limitó a plantear qué hubiera ocurrido en caso de no estar preparados con el denominado «Plan B» si se hubiera dado la «catástrofe económica».

Con ello aludió implícitamente al caso de que Grecia se hubiese visto obligada a abandonar el euro por decisión de terceros.

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