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Tu pene está en mis redes

Luciano Castro está en pelotas en mi Twitter, en mi Instagram y en mi WhastApp. Replicar una imagen que fue sacada en la intimidad ¿no es violento? ¿No es reproducir un estereotipo de violencia que le aplicamos a las vaginas? Hacer viral una foto sin consentimiento es patriarcal

Por Alexis Amor (Cosecha Roja)

Hablemos de consentimiento. Se llama sexting: te sacás una foto en pija, se la mandás a quien te interesa y así establecés un juego sexual a la distancia. Es muy común por estos tiempos en los que estamos todo el día conectados en las redes y las redes son parte de nuestras vidas, no como algo ficticio sino como una realidad. Somos también la intimidad colectiva que generamos en red.

Hoy abrí el teléfono y la pija de Luciano Castro me llegó por Instagram, Twitter y Whatsapp. Los medios hegemónicos obviamente también tuvieron que tocar el tema, aunque blurearon la imagen. El fenómeno se replica con la velocidad de un rayo: la pija está medio dura y tiene el tamaño de una berenjena, lo que en la cultura popular equivale a una buena cogida (aunque ya sabemos que no siempre es así).

No tiene mucho sentido decir qué hubiese pasado si la protagonista era una mujer cis: la genitalidad del hombre, en una sociedad fálica, no es sinónimo a una vagina. Los comentarios se replican y hablan de lo macho que es Castro porque tiene una pija interesante. Pero no pasa lo mismo con las vaginas: si se filtra una foto seguro se habla de “la puta ligera” (y aclaro que siempre con las putas, nunca con la yuta) y no de una “concha poderosa”.

Más allá de los rumores de que haya sido el propio Castro quien filtró las fotos para promocionar la novela Pequeña Victoria, pensemos un momento en el sentido de intimidad. ¿No es violento replicar una imagen que se nota que fue sacada en lo íntimo? ¿No es reproducir un estereotipo de violencia que les aplicamos a las vaginas?

Hacer viral una foto sin consentimiento es patriarcal, porque terminamos consumiendo cuerpo, más allá del tamaño del termo, más allá de que si la persona es famosa le sirve de publicidad. Hacer de los cuerpos un producto, convertirlos en mercancía de consumo y opinar de ellos sin consentimiento es replicar un mundo que no le deseamos a nadie. El machismo no está en la pija: está en nuestros hábitos, prácticas y decisiones.

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