“El objetivo del FAP no es un misterio para nadie: llegar al gobierno nacional en el año 2015”, dijo Humberto Tumini, secretario general de Libres del Sur, sector que forma parte de la coalición progresista que lidera el ex gobernador Hermes Binner. En diálogo con El Ciudadano, Tumini destacó el crecimiento territorial del FAP, no descartó sumar más fuerzas políticas, siempre que haya coincidencias programáticas, y cargó sobre lo que considera el “doble discurso” del kirchnerismo.
“La situación del FAP es muy buena, hemos recorrido ya un año. Apenas terminaron las elecciones pasadas, muy contentos por el segundo lugar, procedimos a trazar una estrategia para el 2012 que era un año no electoral que serviría para extender territorialmente el FAP a todo el país”, amplió.
—¿Entre los objetivos está seguir sumando fuerzas? Por ejemplo el radicalismo.
—El objetivo del FAP no es un misterio para nadie, es llegar al gobierno nacional en el año 2015. Tenemos una visión de que hay que hacer una amplia conjunción de fuerzas que nos permita llegar y gobernar, pero hay que hacerlo en el orden de un programa. No se debe hacer solamente por sumar fuerzas porque eso después resta. Cuando llega la hora de gobernar o definir posiciones sobre cuestiones trascendentes del país hay problemas si no hay una mínima homogeneidad. Con respecto al radicalismo, no descartamos a nadie. Nosotros estamos en un proceso de consolidación del FAP y la UCR está en un proceso de saldar cuál es su proyecto político. Evidentemente, la derrota electoral que tuvieron en las últimas elecciones, entre otras cosas producto de hacer una alianza no del todo adecuada con fuerzas de derecha como (Francisco) De Narváez, les trajo un problema severo. Entonces ahora están en la discusión de qué quiere hacer la UCR. Si pretenden una alianza de centroizquierda, si quieren ir solos, están en pleno debate. Hasta que no salden ese debate, es muy difícil decir que nos sentemos a discutir un acuerdo.
—El FAP se plantea como opción al gobierno kirchnerista, ¿cuál es la primera diferencia que salta a la vista entre las dos fuerzas?
—Somos una fuerza absolutamente opositora al kirchnerismo por diversas razones, particularmente por el doble discurso de decir que son progresistas y después llevar adelante políticas como la ley antiterrorista. Pero no sólo eso, permanentemente hablan de redistribución de la riqueza y resulta que la economía argentina en los nueve años que ellos llevan de gobierno se extranjerizó y se concentró igual que en los 90. Los sectores más humildes de la sociedad ganan 20 o 30 veces menos que los sectores más concentrados. Mienten en la pobreza, dicen que hay un 7 u 8 por ciento de pobres porque con $6 por día dejan de ser pobres y todos sabemos que es mentira. Hay una pobreza dura que ha persistido durante todos estos años y que abarca por lo menos una cuarta parte de esta sociedad. Si a eso le sumamos niveles de corrupción llamativos, niveles de alteración de la vida institucional para buscar impunidad, estamos bien lejos de un gobierno de esas características.
—¿Creen que hay altos índices de corrupción en este gobierno?
—Peor que (Carlos) Menem. Mira que lo de Menem era bravo. Francamente los niveles de corrupción y enriquecimiento en todas las líneas, gobernadores, ministros, es una vergüenza total. Así como Menem instruyó una Justicia dócil, lo mismo que sucedió con (Amado) Boudou es una demostración acabada. Evidentemente la búsqueda de impunidad en ese nivel tiene que ver con un grado de corrupción absolutamente generalizada. No sé si es más inexplicable el crecimiento patrimonial de todos ellos que las cifras del Indec.
—¿Es una convicción genuina la política de derechos humanos que ha llevado el kirchnerismo en lo que tiene que ver con la dictadura?
—No sé si es genuina, si me tengo que guiar por la conducta de ellos hasta que llegaron a la Presidencia te diría que no. No hubo de parte de ellos una preocupación particular hasta llegar al gobierno. De todos modos no hay que negar lo que hicieron en lo que tiene que ver con acabar con la impunidad de la dictadura, eso hay que reconocerlo. Lo que no es reivindicable es la cooptación política de los organismos de derechos humanos vía recursos para que adhieran al gobierno nacional, donde (Sergio) Schoklender es la manifestación más acabada aunque no la única. Y en el terreno amplio de los derechos humanos que tienen que ver con la realidad de hoy son un desastre.
Indec: “El kirchnerismo, prisionero de la mentira”
–Uno de los hechos que causó escozor en la sociedad fueron los $6 que el Indec dijo que se necesita para comer por día. ¿Cuál es la necesidad del gobierno de mantener un Indec que difunde cifras que a todas luces son ficticias?
–Inicialmente justificaron la intervención del Indec y la idea de truchar las estadísticas por los cupones atados al CER, a los índices de inflación. Dijeron: “Nosotros decimos una inflación que no es y el país se ahorra miles de millones de dólares” (en el pago de deuda). Por supuesto que no es de lo mejor alterar las estadísticas de un país, en todo caso hay que buscar otro mecanismo de resolverlo. Después operaron con las estadísticas en un sentido inverso, exageraron el crecimiento del PBI para mostrar políticamente que crecíamos a tasas chinas porque el año pasado dijeron que se creció al 9 por ciento y todo indica que se creció al 7.
Ahora, eso se paga también porque hay un cupón atado al crecimiento del PBI que llevó este año a pagar 3.500 millones de dólares porque supuestamente el año pasado crecimos al 9 por ciento. Entre otras cosas es mentira que hay un 8 por ciento de pobres y un 1 por ciento de indigentes. Si uno corrige los índices de inflación automáticamente tiene que reconocer que hay un 25 por ciento de pobres y un 6 de indigentes, lo cual revelaría un fracaso del relato muy significativo. Están prisioneros de su propia mentira y no lo van a cambiar hasta que se vayan. El día que digan la verdad, el nivel de desprestigio que van a tener sobre el país que construyeron es muy grande.
Almuerzo de opositores
Para Humberto Tumini, desde el gobierno nacional se quiso motorizar la idea de que el encuentro de dirigentes políticos de distintas vertientes ideológicas en el almuerzo de Federación Agraria transformaba la celebración del centenario de esa entidad en un acto opositor.
«Ya intentaron dibujar eso con el Grupo A en el Congreso, que en realidad no era tal, porque estaban los que se oponían al gobierno en líneas generales por derecha y los que nos oponíamos por izquierda como el PS; el GEN, Libres del Sur, Proyecto Sur. Por supuesto era una operatoria del gobierno para demostrar que éramos lo mismo», agregó.
«Es una ficción política y acá van a intentar lo mismo. Eso fue el festejo de una organización tradicional de la Argentina», indicó Tumini y concluyó: «No veo que de allí vaya a salir algún acuerdo político-electoral».
Ex aliados
Libres del Sur confluyó junto al kirchnerismo durante la presidencia de Néstor Kirchner y luego abandonó el espacio. «No hicieron lo que dijeron que iban a hacer. Cuando detectamos que no era cierto que venían a transformar la política en un sentido de progreso en profundidad, a construir una nueva fuerza política que fuera capaz de llevar adelante ese proceso, dijimos «bueno, evidentemente se va para otro lado». Nos fuimos hace mucho tiempo, hace más de cuatro años», explicó Tumini.