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Turistas y una empresa que incumplió buscan tregua



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Por Luciana Sosa.- Jóvenes que viajaron a Villa Gesell con Epitur reclamaron el reembolso del dinero que gastaron.

empresadentro

Con el objetivo de buscar un acercamiento para llegar a una solución que deje conforme a las partes, se realizó ayer una reunión entre un grupo de jóvenes turistas y un representante de la empresa  Epitur, acusada de haber incumplido con las condiciones de contratación de un viaje a Villa Gesell. El encuentro, el primero que se hizo para limar asperezas, tuvo lugar en la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor y sirvió para que las chicas plantearan formalmente sus quejas y la empresa tomara nota. Quedaron de acuerdo en que seguirán las conversaciones.

Jazmín, una de las demandantes, explicó a El Ciudadano que si bien se pudieron plantear las quejas a la firma, “todo quedó en un cuarto intermedio para el 14 de marzo”. De la audiencia participaron las siete jóvenes rosarinas damnificadas, algunos de sus padres, la abogada de la dependencia municipal y un abogado representante de Epitur, Javier Rebori, ya que el titular de la empresa se encuentra en Villa Gesell hasta el fin de temporada.

“Después de volver a Rosario no volvimos a tener contacto con la empresa, pero hoy (por ayer) tuvimos la audiencia y se presentó el abogado de la firma, ya que el dueño se encuentra en Villa Gesell. Le expusimos nuevamente todo lo que pasamos esos días en el hotel, la falta de servicio, la desconsideración en varios aspectos y, por ende, el incumplimiento de un contrato que habíamos pagado”, explicó la joven.

El hotel Segunda Avenida (ubicado en avenida 2934 y paseo 109) nunca tuvo agua caliente en el baño. “Incluso hubo un par de días en los que no hubo siquiera una gota de agua en todo el día”, recordó la joven. Para higienizarse, las jóvenes debían viajar en una combi dispuesta por la administración del Segunda Avenida hacia otro hotel que tenía dos habitaciones desocupadas. “En una nos duchábamos las chicas y en otra se duchaban los varones. También íbamos a un hostel, donde las duchas no tenían cortinas ni paredes, era como un gran vestuario y compartíamos nuestro aseo con los turistas alojados ahí”, apuntó. La combi no tenía un horario de salida fijo, por lo cual hubo días en los que las chicas no llegaron a tiempo y debieron bañarse en el hotel “con un poco de agua tibia que había quedado en el termo”.

Al inconveniente del agua se le sumó la falta de un botiquín de primeros auxilios, situación que salió a la luz cuando una joven se lastimó un pie en la playa. En el lugar no había siquiera un poco de gasa y agua oxigenada para practicarle una curación básica. Y había otros problemas: goteras en los pasillos y algunas ventanas de las habitaciones no cerraban bien. Por eso, una de las jóvenes pidió una frazada extra para clausurar el ingreso de luz y desde la recepción le dijeron “que no tenían más, porque ese era un hotel de verano”.

El encuentro con la empresa

Durante la audiencia de ayer en la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor, el abogado defensor de la firma, Javier Rebori, liberó de culpa a la empresa Epitur, cuyo titular es Jorge Epifani, pero según le dijo Jazmín a este diario el asesor letrado reconoció que “ya están trabajando para resolver los problemas en el edificio”.

La constatación de las reparacioines en el hotel Segunda Avenida deberá ser registrada por escribano público y, además, se solicitará un control exhaustivo para que el servicio del hotel (y de la empresa que vende sus servicios desde Rosario) corresponda al contrato que cada turista firma y abona.

Las jóvenes también reclamaron el reembolso del viaje, ya que “no se cumplió con lo pactado”. Cada una de las chicas pagó unos 3.250 pesos por el viaje de 11 noches y 13 días que incluía traslado, estadía, desayuno y media pensión.

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