Turquía intensificó ayer su ofensiva contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria y bombardeó posiciones de los rebeldes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en Irak, que replicó dando por acabada la tregua. En tanto, hubo enfrentamientos entre manifestantes y la Policía en Ankara y Estambul.
Por tercera vez en 24 horas, los cazabombarderos volvieron a atacar posiciones del EI en territorio sirio. Estos bombardeos suponen un giro en la política del gobierno islamista conservador turco, acusado por sus aliados de hacer la vista gorda e incluso de apoyar a las organizaciones radicales en guerra contra el régimen del presidente sirio Bashar al Asad.
El primer ministro turco Ahmet Davutoglu advirtió que esas operaciones “no están limitadas y continuarán mientras exista una amenaza contra Turquía”.
El frente contra el PKK se abrió anteanoche, cuando los aviones bombardearon siete objetivos de los rebeldes, refugios, hangares y depósitos de municiones, en sus retaguardias de las montañas Kandil, en el extremo norte de Irak.
Las operaciones militares fueron ordenadas tras una espiral de violencia que comenzó el lunes pasado con el atentado suicida de un joven turco contra militantes prokurdos en la ciudad de Suruç, cerca de la frontera Siria, con un saldo de 32 muertos y un centenar de heridos. El gobierno atribuyó la autoría de este ataque al EI, que no lo ha reivindicado.
En represalias por este atentado, militantes afines al PKK multiplicaron sus operaciones contra las fuerzas de seguridad turcas.
En tanto, el miércoles pasado, el PKK reivindicó el asesinato de dos policías en Ceylanpinar.
Davutoglu dio cuenta ayer de 121 ataques armados y 281 “actos terroristas”, entre ellos 15 secuestros en Turquía desde el 7 de junio pasado.
En tanto, por segundo día consecutivo, la Policía antiterrorista turca realizó ayer decenas de detenciones de presuntos militantes del grupo EI y del PKK en varias ciudades, sobre todo en Estambul, Ankara, Adana, Konya y Manisa.
Según el último balance, hay 590 personas detenidas, entre las que figuran decenas de extranjeros sospechosos de colaboración con los grupos que hacen llegar yihadistas a Siria a través del territorio turco.
Desde el lunes pasado, la tensión va en aumento y la Policía reprime las manifestaciones contra la política del presidente Recep Tayyip Erdogan.
En Ankara, la Policía utilizó el sábado cañones de agua para dispersar una manifestación de unas 300 personas. Mientras que en Estambul, las fuerzas del orden y manifestantes se enfrentaron tras el entierro de una activista de extrema izquierda que murió en manos de la Policía.
Por este motivo, y en un afán de apaciguamiento, el principal partido kurdo de Turquía anuló la marcha antiyihadista prevista para hoy en Estambul. El gobernador local la había prohibido.