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Ucrania evacua civiles de la ciudad de Sloviansk mientras Rusia profundiza su avance en el este

Rusia actualmente domina la mitad de Donetsk, una de las dos provincias que forman el Donbass, una región industrial y minera fronteriza con Rusia cuya conquista ha sido fijada por Moscú como objetivo central de la invasión de Ucrania lanzada hace más de cuatro meses

La evacuación de civiles continuaba este miércoles en una ciudad de la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania, donde Rusia redobló su ofensiva en los últimos días con bombardeos «masivos», a cuatro jornadas de haber anunciado la conquista de la provincia vecina de Lugansk.

Varios cohetes cayeron este miércoles sobre el mercado de la ciudad Sloviansk, de Donetsk, y en calles adyacentes, donde los bomberos multiplicaban las intervenciones para apagar los incendios.

La parte del mercado que no resultó dañada siguió funcionando y atendiendo clientes, destacó la agencia AFP.

«Liquidaré lo que queda y ya está, y nos quedaremos en casa. Tenemos sótanos, nos esconderemos allí. ¿Qué podemos hacer? No tenemos ningún sitio donde ir, nadie nos necesita», comentó Galyna Vasyliivna, una vendedora de frutas y verduras, de 72 años.

Vasyliivna es una de las 23.000 personas que aún permanecen en la ciudad, informó el alcalde Vadym Lyaj, quien remarcó que los rusos no habían conseguido rodear el municipio.

Previo a la guerra, Sloviansk tenía 100.000 habitantes.

«Desde que empezaron las hostilidades, 17 residentes de la comunidad murieron y 67 resultaron heridos», afirmó Lyaj.

«La evacuación está en marcha. Estamos sacando gente cada día. Quedan unos 23.000 residentes. Muchos fueron evacuados en colectivo hasta Dnipro, más al oeste», explicó.

«La ciudad está bien fortificada. Rusia no logra avanzar», aseguró el alcalde, citado por AFP.

Sloviansk es una de las tres grandes ciudades de la provincia de Donetsk que se encuentra bajo control ucraniano, al igual que Kramatorsk y Bajmut.

Rusia actualmente domina la mitad de Donetsk, una de las dos provincias que forman el Donbass, una región industrial y minera fronteriza con Rusia cuya conquista ha sido fijada por Moscú como objetivo central de la invasión de Ucrania lanzada hace más de cuatro meses.

Rusia anunció en mayo pasado el comienzo de una ofensiva para «liberar» el Donbass, luego de retirar a finales de marzo las tropas que tenía desplegadas en torno a la norteña Kiev, la capital de Ucrania.

En Donetsk, en las últimas 24 horas fallecieron seis civiles y otros 21 resultaron heridos por ataques rusos con artillería, informó el gobernador Pavlo Kirilenko en un mensaje en Telegram.

Kirilenko detalló que dos personas habían muerto en la localidad de Avdiivka, dos en la ciudad de Sloviansk, otra Krasnohorivka y una más Kurakhove.

«Cada crimen será castigado», escribió Kirilenko, reportó la agencia de noticias ucraniana Ukrinform.

En paralelo, separatistas de Donetsk que pelean junto al Ejército ruso y controlan la mitad de la provincia denunciaron que cuatro civiles habían muerto y que una quincena había resultado herida en ataques de artillería ucranianos en la jornada previa.

Ayer, Kirilenko llamó a los más de 350.000 residentes de la región a abandonar la provincia para salvar sus vidas y permitir que el Ejército ucraniano monte una mejor defensa de las localidades ante el avance ruso.

El avance de Rusia sobre esta provincia se produce luego de que el domingo pasado las tropas rusas capturaran Lisichansk, la última gran ciudad no ocupada de la provincia oriental de Lugansk, la otra región que forma el Donbass.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su ministro de Defensa dijeron esta semana que la caída de Lisichansk daba a Rusia todo el control de Lugansk.

Sin embargo, el gobernador de Lugansk afirmó este miércoles que todavía había combates en torno a Lisichansk.

«Los rusos han pagado un alto precio, pero la región de Lugansk no ha sido totalmente conquistada por el Ejército ruso. Algunos asentamientos han sido tomados ya por cada parte varias veces», dijo el gobernador Sergii Gaidai en Telegram.

Unos 15.000 residentes permanecen en Lisichansk y otros 8.000 en la vecina Severodonetsk, que también fue tomada por el Ejército ruso y los separatistas ucranianos prorrusos el mes pasado, agregó Gaidai.

Ambas ciudades tenían unos 100.000 habitantes antes de la guerra.

El Ejército ruso también atacó Jarkov, la segunda ciudad de Ucrania, ubicada más al norte, anoche con misiles, dijo hoy el gobernador de la provincia de Jarkov, Oleh Siniehubov, en Telegram.

Tres personas, incluyendo un niño, sufrieron heridas leves. Los ataques alcanzaron tres barrios de la ciudad, y destruyeron un edificio universitario y otro administrativo, dijo el gobernador.

En Moscú, el Ministerio de Defensa ruso dijo este miércoles que la Fuerza Aérea había matado a más de 100 soldados ucranianos y destruido cuatro vehículos blindados en Jarkov.

El vocero del Ministerio, general Igor Konashenkov, dijo que misiles de precisión lanzados desde el aire destruyeron dos sistemas de lanzacohetes múltiple Himars recientemente enviados por Estados Unidos a Ucrania.

El portavoz agregó que otros ataques destruyeron un depósito de municiones en Donetsk y un radar antiaéreo y un campamento de entrenamiento donde había combatientes extranjeros en la sureña provincia ucraniana de Mikolaiv.

La guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia provocaron una interrupción de las exportaciones de ambos países, con consecuencias en el aumento de los precios de los cereales y los fertilizantes en todo el mundo y en el aprovisionamiento de energía en Europa.

La cancillería noruega, que no forma parte de la Unión Europea pero se sumó a sus sanciones impuestas por el bloque a Rusia, anunció hoy una «solución» para la disputa ocasionada por el bloqueo al transporte de mercancías hacia un asentamiento ruso en el archipiélago ártico de Svalbard, una semana después de que Moscú acusara al país nórdico de violar un tratado centenario sobre esas islas.

Sin embargo, el objetivo de la ONU de erradicar el hambre en 2030 se aleja cada vez más, aseguró la Organización para la Alimentación y la Agricultura, que proyectó que unas 670 millones de personas seguirán sufriendo hambre para final de esta década, e instó a tomar medidas audaces para reforzar la «resiliencia» frente a crisis, como la guerra en Ucrania que perturbó la cadena de suministros.

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