El Comité Ejecutivo de la Uefa aprobó este martes que la Supercopa de Europa, título que Sevilla y Bayern de Múnich disputarán el próximo 24 de septiembre en Budapest, se dispute con un número reducido de espectadores, concretamente el 30% de la capacidad total del estadio Puskas Arena. Es una prueba piloto, un ensayo de laboratorio, en pos de confirmar el regreso de los hinchas a los estadios de fútbol.
La Uefa empleará este partido «para estudiar con precisión el impacto de los espectadores en el Protocolo de Regreso al Juego de la Uefa». «Todos los demás partidos continuarán jugándose a puerta cerrada hasta nuevo aviso, como lo decidió inicialmente el Comité Ejecutivo el 9 de julio», apuntó el organismo, confirmando que los primeros duelos de la inminente Liga de Naciones se disputarán sin público.
El estadio elegido es el Ferenk Puskas de la capital de Hungría, tiene capacidad para 38.600 espectadores, es decir que 12 mil personas podrán acceder a ver la final entre el campeón de la Champions frente al campeón de la Europa League.
El presidente de la Uefa, Aleksander Ceferin, explicó que «si bien ha sido importante demostrar que el fútbol puede continuar en tiempos difíciles, sin aficionados», es consciente de que «el fútbol ha perdido algo de su carácter».
«Esperamos usar la Supercopa en Budapest como un partido piloto que iniciará el regreso de los aficionados a nuestros encuentros. Estamos trabajando en estrecha colaboración con la Federación Húngara y su gobierno para implementar medidas que garanticen la salud de todos los que asistan y participen en el partido. No correremos riesgos con la seguridad de las personas», garantizó.