América latina centrará las miradas internacionales durante el transcurso de 2013, dado que se celebrarán elecciones presidenciales en Ecuador, Paraguay y Chile, una lista que podría ampliarse con Venezuela si el presidente Hugo Chávez no logra superar la enfermedad que lo aqueja.
El 17 de febrero próximo Rafael Correa apostará por la segunda reelección en Ecuador, un triunfo asegurado dado que su popularidad se mantiene intacta y la oposición no ha conseguido armar un frente común que logre desbancarlo: de acuerdo con un sondeo de Gallup, el baquero Guillermo Lasso, su principal contrincante, se encuentra 31 puntos abajo en las preferencias.
El mandatario asumió el poder en 2006 y obtuvo otra victoria hacia 2009, poco después de llevar a cabo una reforma constitucional. Si se cumple lo que vaticinan las encuestas, Correa estaría en el gobierno hasta 2017. Lo cierto es que aunque el camino parezca sencillo, los partidos tradicionales de derecha intentarán fraguar una alianza que presumiblemente complicará las ambiciones del mandatario socialista.
En la agenda sigue Paraguay. El 21 de abril este país, miembro del Mercosur y la Unasur, intentará normalizar su situación institucional tras la polémica destitución del ex obispo Fernando Lugo. Hasta la fecha, muchos de los países de la región mantienen teléfono mudo con el actual gobierno de Federico Franco y se han roto alianzas económicas vitales para su país.
Por ahora, todo marca que el empresario Horacio Cartes podría hacerse con la victoria, lo que significaría el retorno al poder de la Asociación Nacional Republicana (ASN- Partido Colorado), que hasta 2008 había gobernado durante 61 años ininterrumpidos dado que era la única agrupación que estaba habilitada para presentar candidatos. El único que podría darle competencia es Efraín Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico, dado que la izquierda no ha definido a un líder.
Finalmente, Chile cierra en 2013, precisamente el 13 de diciembre, el calendario de elecciones presidenciales. Finaliza así los cuatro años del regreso de la derecha al poder, encabezados por Sebastián Piñera, que desde el principio estuvo envuelto en polémicas, tanto por la respuesta de su gobierno al terremoto y posterior tsunami en febrero de 2010 como por las marchas estudiantiles.
Aunque desde la Concertación –que nuclea a varios partidos de centro y centroizquierda y gobernó diez años tras la caída del dictador Augusto Pinochet– no han oficializado a su abanderado, todo indicaría que sería la ex presidenta Michelle Bachelet. Desde que se alejó del Palacio de La Moneda, el respaldo de los chilenos ha permanecido impoluto a otros menesteres que han afectado a su partido. En estos momentos ella lidera todos los sondeos, pero todavía prefiere el silencio: “Creo que hay que bajar la angustia, hay tiempo suficiente, hablemos en marzo”.
Pese a todo, no hay elección más tensa que la que podría ocurrir en Venezuela, debido a que muchos analistas estiman que en caso de un fallecimiento de Hugo Chávez se desataría una lucha interna dentro del Partido Socialista Unido (PSUV) por quién sería el candidato.
Antes de someterse a una nueva cirugía por el cáncer que lo aqueja, el mandatario bolivariano nombró al canciller Nicolás Maduro como sucesor, pero no logró calmar las aguas. Fuentes del Palacio de Miraflores advierten que el presidente de la Asamblea Nacional (AN, Congreso unicameral) Diosdado Cabello, también buscaría marcar el ritmo de la era post-Chávez. De lo que no hay dudas es que el carismático gobernador electo de Miranda, Henrique Capriles, será el otro frente de batalla.
Los expertos estiman que aún es pronto para adelantar un resultado, pero sí coinciden en afirmar que sea cuál sea el escenario, estos comicios serán los que más peso tendrían en la región, dada la posición estratégica de Venezuela, tanto política como económicamente.