Hay algo de inevitable en lo que sucede en la alianza Udeso, la que lideran Ricardo Alfonsín a nivel nacional y Francisco de Narváez en el capítulo bonaerense.
En muchos distritos de la provincia deberán resolver candidaturas en la primaria del 14 de agosto, acaso a contramano de lo que habían soñado inicialmente el radical y el diputado peronista disidente.
Pretender que esa comunión de cúpulas cerradas en junio se derramase casi sin cuestionamientos hacia los distritos, sonaba bastante idílico.
Es que la gran cantidad de actores que la integran en las instancias inferiores son, en algunos casos, demasiado diferentes entre sí; en otros son rivales confesos e incluso enemigos declarados dentro del mismo partido, como sucede sobre todo en el radicalismo.
Los números dicen que de los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires, en alrededor de 40la Udesodeberá resolver sus candidaturas en las internas.
Análisis que se escuchan en la propia coalición opositora hablan de que la unidad perfecta no se logró, entre otros puntos, porque el acuerdo fue cerrado medio a las apuradas, de arriba hacia abajo, y tal vez subestimando las reacciones en las bases.
En verdad, tanto Alfonsín como De Narváez han pagado costos hacia adentro de sus propias filas.
En el caso del primero, más allá de que orgánicamente el partido aprobó la unión con un aliado considerado como de centroderecha, enla UCRtodavía se escuchan los enojos de sectores que hablan de la “pérdida de identidad” que supuso la fusión.
El del histórico Federico Storani, por ejemplo, es uno de ellos.
En el caso del Colorado, dirigentes históricamente peronistas que venían teniendo peso en su armado provincial dieron el portazo.
El conurbano tiene una lógica diferente al resto de la provincia y eso hay que entenderlo a la hora de cerrar acuerdos, dicen ahora fuentes de Udeso.
Acaso en el Gran Buenos Aires esa citada lógica sea más laxa o, para usar una palabra más en boga, tenga mayor pragmatismo. Pero en los distritos del interior el ser peronista o el ser radical se lleva en el ADN. La condición partidaria es casi hereditaria, pasa de generación en generación. “Y es como un Boca-River”, ilustró la fuente consultada a modo de autocrítica.
Por eso allí, a los operadores alfonsinistas y denarvaístas les resultó complicadísimo surcir los acuerdos en pos de la unidad. Muchos dirigentes debieron deglutir el sapo, aceptar la imposición que llegaba de arriba. Otros se aferraron a la herramienta legal que les brinda la primaria de agosto para discutir todo.
Y otros, directamente, rumbearon para otro lado y ahora engrosan las filas del duhaldismo o del esquema progresista que se referencia en Hermes Binner.
Además, el Colorado había prometido a los suyos que, a la hora de reparto en las listas comunes, se respetaría cierta presencia predominante de su fuerza en los distritos del conurbano, fruto de que la esencia del denarvaísmo son los peronistas desencantados con el kirchnerismo.
Y, se sabe, en el Conurbano el justicialismo tiene su fuerte.
Pero para pesadilla de De Narváez, y tal vez por la falla de sus principales operadores políticos, a la hora de los cierres le costó demasiado mantener su promesa inicial.
Casos como el deLa Plata, donde el sector radical del diputado provincial Sergio Panella armó una nómina compuesta íntegramente por dirigentes de ese partido para disputarle la interna al peronista Gonzalo Atanasof, se repitieron en otros distritos.
Y, como en la capital provincial, terminó resolviendola Junta Electoraldela Provincia. Eloficialismo bonaerense, encarnado en el sciolismo-kirchnerismo, seguramente ha aplaudido la exposición de semejantes divergencias internas y desprolijidades legales en la principal fuerza opositora.
Por estas horas de campaña de cara a la interna, con la cuenta regresiva corriendo, hay temores que sobrevuelan a peronistas disidentes y radicales. Intramuros se advierte que el kirchnerismo de los distritos donde no hubo unidad enla Udesopodría influir de alguna manera en la compulsa de agosto para favorecer al postulante más débil de la oposición y así tener más oportunidades de ganarles en las elecciones generales de octubre.
Pero también hay temores al día después de la interna y que apuntan al interior de la propia coalición opositora. Aquel apotegma peronista que dice que el que gana lidera y el que pierde acompaña acaso resulte inaplicable en el caso dela Udeso.
Es que, pensando en la interna, en charlas oficiosas se percibe cierto temor a la orfandad del día después para el que gane. Para decirlo claramente: algunos creen que luego de la primaria el sector perdedor no moverá ni un músculo para que el ganador de la interna se imponga en la general de octubre, cuando la batalla sea por el poder real y los rivales los encarnen el Frente parala Victoria, Proyecto Sur, el sabatellismo y el resto de las expresiones políticas ya anotadas.