El deporte argentino tuvo un año inolvidable, mágico, cómo para guardarlo por siempre. Y para que eso suceda mucho tuvo que ver el hockey sobre césped masculino, el futsal y el tenis. En ese orden y en tan sólo cuatro meses (agosto a noviembre) le dieron al país alegrías inconmensurables. Situándose en lo más alto de cada especialidad.
Los varones del hockey lograron consagrarse en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro obteniendo la medalla de oro. El seleccionado de futsal logró salir campeón del Mundo en Colombia. Y el equipo de Copa Davis tocó el cielo con las manos al ganar la Ensaladera de Plata. Y los tres deportes tuvieron aporte rosarino: Manuel Brunet en Los Leones, Gerardo Battistoni en el fútbol reducido y Renzo Olivo con raqueta en mano.
En todo deporte de orden colectivo el grupo es lo más importante. Un seleccionado, en este caso, puede estar formado por excelentes individualidades, pero sino está el concepto de equipo instalado difícilmente se pueda llegar al objetivo.
El sacrificio, la humildad, el perfil bajo, la constancia, el trabajo a conciencia, son algunas de las virtudes con las que contaron estos tres deportes para llegar a lo máximo en 2016.
Palo, bocha y Oro en Río
El 18 de agosto de 2016 será una fecha recordada por siempre para los amantes del hockey sobre césped. Ese día Los Leones consiguieron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos que tantas veces se les negó a las chicas. Ese día once verdaderos leones, conducidos por Carlos Chapa Retegui, entraron en la rica historia del deporte argentino al derrotar por 4-2 a Bélgica en la final para colgarse la presea dorado.
El debut en Río, por el grupo B, fue ante la poderosa Holanda. El partido terminó en empate en tres con dos goles de Lucas Vila y el restante de Matías Paredes.
La segunda presentación fue triunfo ante Canadá por 3-1, con un tanto de Paredes y dos de Gonzalo Peillat, los primeros del defensor, que luego se convirtió en pieza clave del equipo por su efectividad a la hora de los corner cortos.
El tercer encuentro fue derrota, la única en el certamen, frente a India por 2-1 y otra vez Peillat se anotó como el goleador criollo.
El bicampeón olímpico Alemania resultó el cuarto escollo en la fase de grupos. Y Argentina demostró que no estaba solamente para participar en Río de Janeiro. Ese 4-4 marcó el camino a seguir. El elenco del Chapa Retegui puso de rodillas a los germanos, que debieron esforzarse para lograr el empate sobre el final. Lucas Vila, el capitán Pedro Ibarr, Matías Rey y Peillat anotaron los goles albicelestes.
En el último partido del grupo Argentina debía derrotar a Irlanda para pasar a la siguiente fase. Y lo hizo. Fue 3-2 con dos de Peillat y el otro de Juan Saladino.
El primer objetivo estaba cumplido: meterse entre los ocho mejores. En cuartos de final Los Leones derrotaron a España por 2-1 con gritos de Peillat y Juan Gilardi. Y el sueño de medalla estaba al alcance de la mano.
En semifinales Argentina jugó “el partido” del torneo. Arrasó con Alemania, le ganó 5-2, dándole al entonces bicampeón olímpico una verdadera lección. La imagen del capitán germano en el final del partido fue toda una síntesis de lo qué fue el partido. Moritz Furste terminó sentado dentro de su propio arco mirando el piso y derrumbado por la abultada derrota. Gonzalo Peillat, en tres ocasiones, Joaquín Menini y Lucas Vila marcaron para Los Leones para asegurarse por primera vez una medalla olímpica. Faltaba solamente conocer el color.
En la final esperaba Bélgica, verdugo de Holanda, que también jugaba su primera final olímpica. Argentina comenzó nerviosa, pero logró ser paciente y redondeó un triunfo inolvidable por 4-2 con tantos de Pedro Ibarra, Ignacio Ortiz, Agustín Mazzilli y el inefable Peillat.
Las lágrimas del final de todos fueron el resumen del sacrificio que hizo el equipo para llegar a la medalla de oro en Río.
Pelota chica, título enorme
Sábado 1 de octubre de 2016. Una jornada inolvidable para los futsaleros. En Cali, Argentina se consagraba campeón del mundo de futsal por primera vez en su historia y de esta manera cortaba la hegemonía de Brasil y España, los únicos ganadores en las siete ediciones anteriores. Fue triunfo por 5-4 ante Rusia en la final. Un premio merecido para el cuerpo técnico y jugadores que siempre, aunque ellos no lo decían, se sintieron candidatos al título. La selección albiceleste entró en la historia del deporte a base de sacrificio, trabajo y humildad.
El objetivo primordial de todos era jugar los siete partidos en Colombia. Pero para llegar al último era importantísimo ganar el primero del grupo E. El rival era Kazajistán, una selección repleta de brasileños. Triunfar en ese partido significaba un gran paso para avanzar de ronda. Y Argentina lo hizo. Con lo justo y necesario. Con gol de Alamiro Vaporaki los dirigidos por Diego Giustozzi se sacaron la presión del debut de encima.
El siguiente rival era el más débil del grupo: Islas Salomón. Fue triunfo cómodo por 7-3 y pasaje asegurado a la otra ronda. Alan Brandi, Pablo Taborda, Santiago Basile, Alamiro Vaporaki y Cristian Borruto, en tres ocasiones, anotaron para la albiceleste.
El cierre de la zona significaba enfrentar a Costa Rica y ahí Argentina jugó el peor partido del torneo. Perdía 2-0 y en consecuencia quedaba segunda en el grupo. Pero con goles del capitán Fernando Wilhelm y Basile logró empatar en dos para revertir la imagen y clasificar primera en su zona.
En octavos de final le tocó enfrentar a la dura y difícil Ucrania. Argentina hizo todo el gasto y recién pudo vulnerar la red rival en la prórroga con un tanto de sexta falta de Leandro Cuzzolino, cuando la definición pintaba para ir a penales.
Egipto fue el rival a vencer en cuartos de final. Los africanos habían eliminado a Italia en octavos y llegaban en alza. Pero Argentina no dejó dudas. Jugó el mejor partido del torneo y lo terminó ganando 5-0 con mucha autoridad. Damián Stazzone, Taborda, Basile, Cuzzolino y el rosarino Gerardo Battistoni marcaron los goles.
La premisa era jugar siete partidos y estaba cumplida. Faltaba saber cómo seguía el camino argentino. Portugal y Ricardinho lo esperaban en semis. Y otra vez la albiceleste tuvo una gran actuación. Fue triunfo 5-2 ante un rival que venía en alza. Borruto, Stazzone, Alamiro Vaporaki, Brandi y Cuzzolino anotaron los goles para desembocar en la histórica final.
Rusia era el escalón a saltar para hacer historia. Y el equipo de Giustozzi, el verdadero padre de la criatura, lo logró. En un partidazo Argentina se quedó con el título al derrotar a los europeos (reforzados por tres brasileños) por 5-4. Alamiro Vaporaki y su hermano Constantino, Cuzzolino y dos de Brandi conquistaron los goles que significaron una Copa del Mundo. Nada más, ni nada menos.
Siempre hay una primera vez
El 27 de noviembre de 2016 quedará grabado en la memoria del deporte argentino como el día que Argentina, luego de cinco intentos, se quedó con la Copa Davis por primera vez en su historia. Un hito, que además, se consiguió jugando las cuatro series como visitante. Un sueño cumplido que arrancó con Guillermo Vilas, pasó por David Nalbandian y terminó con Juan Martín Del Potro. A pesar de que el tenis tiende a ser individualista, en la Davis es más importante el equipo. Y eso consiguió Daniel Orsanic, el capitán albiceleste. La unión de los jugadores en todas las series fue clave para llegar al éxito.
El sueño comenzó en el mes de marzo, en la ciudad de Gdansk, Polonia. Los europeos eligieron una cancha muy veloz y, para afrontarlo, el capitán conformó un equipo con varias sorpresas: dejó afuera a Federico Delbonis para convocar a dos debutantes como el rosarino Renzo Olivo y Guido Pella, junto a los experimentados Leonardo Mayer y Carlos Berlocq.
Pella y Mayer vencieron a Przysienzy y Hurkacz, respectivamente el primer día. Sin embargo, en el dobles el panorama se iba a complicar por la caída de la dupla integrada por Berlocq y Olivo ante los polacos Kubot y Matkowski. Pero, ya en domingo, el Yacaré Mayer aparecería con su gran mística copera para ganar su partido y darle la clasificación a la siguiente ronda.
Italia, en la ciudad de Pésaro, fue el rival en cuartos. El dato saliente de esa serie fue la vuelta de Juan Martín del Potro, luego de tres años sin representar al país en la Copa Davis. Además, Orsanic dispuso el regreso de Delbonis y completó el cuarteto con Juan Mónaco y Pella.
El tenista de Azul dio el primer paso el viernes con una victoria ante Andreas Seppi, pero “Pico” sufrió una dura caída ante Fabio Fognini. El sábado, en el dobles, Del Potro junto a Pella le dieron el segundo punto a Argentina. Y finalmente fue Delbonis, quien con su victoria sobre Fognini, le daría el pase de ronda al equipo de Orsanic.
En semifinal esperaba Gran Bretaña, el último campeón y con Andy Murray como máxima figura. Fue ahí que Orsanic realizó una jugada maestra. Delpo abrió la serie con Murray y el tandilense, de gran partido, puso el 1-0. Pella hizo lo propio con Kyle Edmund y puso a la Argentina 2-0, a un paso de la gran final.
Pero el dobles formado por los hermanos Murray fue demasiado para Del Potro y Mayer. El domingo, Andy venció con facilidad a Pella y la serie se puso 2-2.
El punto decisivo lo jugó Leo Mayer y el correntino demostró ser, una vez más, un copero de ley. Derrotó a Daniel Evans para llegar a la quinta final de la historia para el equipo nacional.
Zagreb fue la última escala argentina en su sueño de ganar la Davis. Orsanic confirmó al mismo cuarteto que había vencido a Gran Bretaña en una clara señal de confianza hacia sus dirigidos.
El primer día terminó empatado. Marín Cilic venció ajustadamente a Delbonis y Del Potro derrotó al gigante Ivo Karlovic. El dobles fue para Croacia y otra vez daba la impresión que la Ensaladera se escurría de los dedos.
Pero el domingo fue el gran día. Delpo remontó un 0-2 con Cilic y puso la serie 2-2. Y Delbonis, jugando su mejor partido de su carrera, venció en tres set a Karlovic para desatar la locura albiceleste en suelo croata.
Argentina se proclamó campeón de la Davis por primera vez y el cuarteto formado por Del Potro, Delbonis, Mayer y Pella quedará eternamente en la memoria del tenis nacional.